Han pasado 22 años desde los ataques terroristas del 11 de septiembre del año 2001, y la pérdida ni el dolor han disminuido.
Para las familias y los seres queridos de las dos mil 977 personas inocentes que fueron asesinadas ese día, aún hay sillas vacías en sus fiestas de cumpleaños y cenas familiares, promesas sin realizar, planes incumplidos. Para el resto de nosotros, los recuerdos de la tragedia internacional no han disminuido, y los 22 años que nos separan de ese sombrío día pueden avanzar en el tiempo, pero no en las emociones. El pueblo de Estados Unidos todavía está unido en el dolor. Este es un día para honrar y reconocer esa unidad.
También estamos unidos con nuestros amigos y vecinos en México, y este también es un día para reconocerlo. Este aniversario nos vincula de manera profunda y de distintas formas, ya sea desde de los ciudadanos mexicanos forman parte de quienes partieron de forma trágica, hasta la firme determinación con la que México estuvo a nuestro lado en los años que han transcurrido. Esta determinación, como nuestro dolor, no se han disipado con el tiempo.
Y, por ello, además del dolor y el recuerdo que hoy llena nuestros corazones, también es justo agradecer al pueblo de México su firme colaboración en ese fatídico día, durante los 22 años que han transcurrido, y en el futuro, cuando juntos trazamos un camino a seguir.