Los Gutierritos de la 4T

1053

Luro Verum

Por Rafael Navarro Barrón.

Son los Gutierritos del nuevo sistema mexicano que, a pesar de ser explotados, utilizados, engañados, son diestros conocedores de las transas del moresnismo, expertos en movilizaciones sociales. El pueblo los concibe como los corruptos ‘servidores de nación’, pero ellos se defienden y aseguran que están cansados de esa condición y están dispuestos a hablar, a señalar lo que saben y les consta.
Estos hombres y mujeres mexicanos emprenden, con mucha vehemencia, el acarreo de cientos de pobres extremos que reciben los frutos de la corrupción de los gobiernos morenistas, en efectivo y en apoyos materiales.
Esos pobres extremos son el rescoldo de los seccionales del PRI y, otros tantos, el fruto de la izquierda mezquina al servicio del Comité de Defensa Popular, ahora Partido del Trabajo, organización política que creció gracias al contrabando, a la invasión de grandes espacios de terrenos, al narcotráfico y todos los negocios que trabajan en la clandestinidad.
Aprovechando el hambre, la necesidad, Morena utiliza a esos núcleos de pobreza, para ofrecerle el fruto de la corrupción morenista, que se recaudan de muchas formas y que se guardan en oficinas privadas y en casas de seguridad.
Esos colonos, entre las que destacan las madres solteras, que están imposibilitadas para laborar con frecuencia, son los que acarrean para apoyar a los candidatos de Morena, para protestar contra los libros de texto y para hacerse pasar como padres de familia que desean la llegada urgente de los Libros de Texto, los panfletos lésbicogay, de López Obrador.


Así lo expresa una mujer del pueblo, conocida como la Hermana Jacinta. Esta mujer, de una piel quemada por el sol, que goza de un poder de convocatoria basada en la necesidad de las familias del suroriente de la ciudad, es la que ahora está molesta con Juan Carlos Loera y, en una entrevista, revela que fue engañada, “no sabíamos a lo que íbamos a la ciudad de Chihuahua, cuando nos dimos cuenta quisimos hacernos para atrás”, dice la lideresa que participó en la primera protesta pública organizada por Bienestar y que recorrieron las calles de la capital desde la glorieta de Pancho Villa hasta el Palacio de Gobierno.
Los contactaron dos días antes. Los Siervos de la Nación hablaron con la Hermana Jacinta y le pidieron que llenaran los camiones “que fueran necesarios”, que no se preocupara por los recursos económicos.
La orden, dijo la Hermana Jacinta, “venía del ingeniero”, nombre con el que se le conoce en ese mundillo del acarreo, a Juan Carlos Loera.
Se pagarían mil 500 pesos por líder, por camión, además de vales de material para cada uno de los acarreados, siempre y cuando, garantizaran la presencia de una o dos personas más. También estaba cubierta la alimentación: almuerzo y comida.
Cuando la Hermana Jacinta se enteró que el motivo de la manifestación en la que ella y otros líderes habían metido a los colonos que viajaban plácidamente en 10 camiones foráneos, no se quiso bajar en la ciudad de Chihuahua.


“Al final lo hice”, dijo Jacinta, “porque quería ver lo que ocurría en las calles…pero yo no estoy a favor de los libros de texto gratuito, porque son malos para la niñez”, señala en tono seguro.
Ahora, busca un momento y “seguramente lo encontraré”, para pedirle perdón a la gobernadora Maru Campos, “quiero verla, acercarme a ella y pedirle disculpas por lo que hicimos los vecinos de mi colonia, pero no sabíamos a lo que nos llevaban, nos dijeron otra cosa”.
El sábado 9 de septiembre, la Hermana Jacinta acudió al plantón del Colectivo por la Educación y la Infancia, que se realizó en el Centro Comercial El Paseo, de ciudad Juárez, en donde se realizó el primer acto de Desobediencia Civil pacífica, que consistió en ‘clausurar’ simbólicamente una de las oficinas de la Secretaría de Bienestar, donde gobierna Juan Carlos Loera de la Rosa, el súperdelegado de López Obrador.


La Hermana Jacinta, fue una de las que clausuró la puerta principal de las oficinas de Loera, porque sentía indignación. Estaba molesta, por el engaño de la primera marcha contra los libros de texto, estaba encabronada porque al final se enteró que los cuadernos de trabajo que expidió el gobierno federal están plagados de errores y de una clara intención de sembrar la doctrina socialista y la ideología de género; estaba indignada por la forma en que Loera y los otros morenistas se aprovechan de la pobreza para protestar contra quienes disienten del gobierno de López Obrador y todas sus ocurrencias.
“Yo no apruebo las joterías”, señala la lideresa que está dispuesta a la defensa de todo lo que se oponga a la sana educación de los menores.


Y allí, en la puerta de la secretaría de Bienestar en Los Paseos, los Servidores de la Nación también están molestos, porque ya no trabajan por el bien de México, porque les desviaron las labores propias de su encargo, que es el acercamiento con la sociedad, en ayuda a los jodidos, ahora les toca estar en los actos políticos que organizaron durante las visitas de los candidatos de López Obrador a la presidencia de México, principalmente a favor de Claudia Sheinbaum.
Uno de ellos, chaparrito, de pelo largo, con un chaleco color guinda, se queja del ínfimo salario para tan altas jornadas de trabajo. Además carecen de prestaciones laborales; los centros de trabajo son deprimentes y los sueldos miserables.
El mote de los Gutierritos de la 4T, procede del personaje de Rafael Banquells, en la película donde personifica magistralmente a ‘Ángel Gutiérrez’, un trabajador humilde, despreciado sistemáticamente por sus jefes y su familia. Un día decide escribir sus memorias de forma anónima, y para sorpresa del mundo que lo rodea se convierten en un éxito comercial.
Esta película es una adaptación a la gran pantalla de una telenovela que lleva el mismo nombre. Fue significativa, ya que al convertirse en un gran fenómeno cultural, abrió la puerta a la reflexión sobre la explotación de los trabajadores mexicanos.
Luego vendría Cantinflas con la saga de películas como El Señor Doctor, El ministro y yo, entre otras.
En su momento, la historia de Ángel Gutiérrez tuvo un éxito tan destacable que el término “Gutierritos” se empezó a utilizar para referirse a oficinistas humildes y trabajadores, como lo presentó el mismo protagonista.
Inocentes, pobres de espíritu, provenientes de familias con escasez económica, expuestos al sol, sujetos a enormes jornadas de trabajo, así se disponen diariamente los Siervos de la Nación a atender los caprichos de los políticos morenistas que los utilizan, a horas de oficina, para fines políticos.


Los Gutierritos piensan en ser gente diferente, poderosa, dominadores, extraordinarios. Piensan que un día serán remunerados, como sucede con los jefes, con los funcionarios de otros niveles que son huevones y ojetes, que no se queman al sol y que sueñan con puestos públicos donde podrán robar y ganar más dinero.
Cuando piden aumento de sueldo, son minimizados por la 4T, porque los Gutierritos solo sirven para coordinar, para repartir las dádivas del gobierno que provienen de actos de corrupción, para repartir lonches y refrescos a otros, más jodidos que ellos.
Los Gutierritos serán los encargados de hundir a la 4T, porque son pueblo y son nobles y están cansados de ver como el doble discurso que se pregona a diario, ese cuento de No Mentir, No Robar y No Traicionar, es solo una falsa pieza de oratoria…y las pruebas, están listas para presentarse en cualquier momento.