TAL CUAL: EDITORIAL
Apreciada gobernadora, maestra María Eugenia Campos Galván: conocemos por terceras partes la instrucción girada por su persona y por el secretario de Educación y Cultura, Javier González Mocken para que las secciones 8 y 42 del SNTE realicen la renovación de las respectivas secretarías generales sin la intervención oficial de su gobierno.
Sacar las manos de un proceso interno, no únicamente se puede constituir como un acto de pluralismo, democracia y respeto al libre sindicalismo, sino en una posición que demarca la buena voluntad de su administración, algo que se tiene que felicitar en estos tiempos.
Creo que usted, gobernadora, entiende lo que es la democracia sindical. Sin embargo, el asunto de sucesión en las dos secciones del SNTE, no únicamente son un acto ‘democrático’, sino de ética humana, de la elemental moral del sindicalismo y en eso creo que usted sí puede intervenir dadas las condiciones que están privando en el escenario de la sucesión.
Si usted está enterada de lo que ocurre en la Sección 42 de maestros y no ha mostrado preocupación alguna, pudiera considerarse una omisa de la función pública y la omisión es cómplice frecuente de la impunidad; pero si no lo sabe, muy posiblemente los canales de comunicación de los grupos de inteligencia gubernamental están fracasando y eso, maestra Campos, es muy grave también.
Este proceso interno de la Sección 42 de maestros, se centra en un ejercicio gansteril, lleno de trampas, de coacción descarada del voto a favor de las planillas de Gabriel Faudoa y Edgar Ramos y de descalificaciones inmorales.
Por desgracia, los que intentan perpetuarse en la conducción magisterial al servicio del Estado, es la cepa magisterial que insiste en preservar los cotos de poder para seguir con la escala de enriquecimiento personal; garantizar la impunidad luego del sucio saqueo de las finanzas y evitar que el voto y las expresiones libres sean parte de la esencia sindical.
Usted debe de estar enterada, maestra Campos de los antecedentes criminales de Gabriel Faudoa Villegas. Y quizá pudiera refutar a Tal Cual sobre la imposibilidad de cuestionar el acceso al poder de un hombre con ese perfil delincuencial, pero en eso se equivoca. Puede interferir, porque las armas de la justicia usted las maneja a través del Fiscalía General del Estado.
La Fiscalía General de Justicia está facultada para emprender una investigación por los hechos denunciados, ya que aunque hay carpetas cerradas por el calendario judicial, hay otras que se pueden abrir en la búsqueda de la verdad histórica.
No es un acto proselitista que la madre de la maestra Sonia Madrid Bojórquez, asesinada hace 17 años lo esté llamando ‘asesino’ por omisión y por complicidad. Si no recuerda el caso, la maestra fue asesinada al estilo de la mafia (se pagaron $170 mil pesos al gatillero) por órdenes de Héctor Faudoa, hermano de Gabriel Faudoa, quien hoy aspira a la Secretaría General de la sección 42 de maestro.
Si escucha el audio que divulgó la revista digital Tal Cual, doña Lupita está convencida que “Gabriel Faudoa sabía el día y la forma en iban a matar” a una mujer integra que había iniciado una investigación al interior del sindicato de maestros por malversación de fondos.
En la denuncia de doña Lupita se afirma que, el ahora aspirante a Secretario General, intentó manosear los fondos públicos del sindicato por órdenes de su hermano. Era el mensajero que solicitaba con insistencia a la maestra Sonia que cediera a las insinuaciones corruptas del dueño de Aries Consultores, que dirigía su hermano Héctor Faudoa.
Gabriel Faudoa, es tan temido, que hace unas horas, la maestra Norma Isabel Moncada Vega, quien realizara la grabación de la denuncia pública de la señora Lupita Bojórquez, madre de Sonia Madrid, responsabilizó a “Gabriel Faudoa de lo que le pueda ocurrir” a ella o a su familia. La expresión de la profesora se deriva de los antecedentes delictivos del que ahora intenta ser secretario general.
Gobernadora, si usted observa las páginas y columnas de los periódicos locales en la capital del Estado, podrá contemplar –estimada maestra Campos- cómo se desviven en elogios infecundos a favor de Faudoa, eso da muestra de los intereses económicos que se movieron a lo largo de las campañas políticas.
Ahora resulta, que un medio de comunicación que se cree imbatible, se constituya en el purificador de las conductas delictivas y hasta ofrece las absoluciones para cumplir con el compromiso adquirido.
Y qué decir de Edgar Ramos y su planilla Nueva Era o deberíamos decir ¿Nueva Generación? El batidero que realizaron en la sierra de Chihuahua es digno de hacerlo notar para que usted esté enterada de los nexos dudosos de este maestro y sus secuaces en acuerdos que pudieran ser constitutivos de delito, por eso urge que ustedes investiguen.
Recordemos que este mismo personaje, vergonzosamente, aparece en un documento oficial, expedido por la UNAM en donde se documenta que el aspirante de la planilla Nueva Era cometió trampa en el proceso de Evaluación Vertical del Ciclo Escolar 2021-2022. De acuerdo a la información oficial, a Edgar Maurilio Ramos Ávila se le canceló el cuestionario de habilidades por las “muestras idénticas” verificadas, ya que copió durante el examen porque es una persona que carece de formación y dominio pedagógico.
Estimada maestra Campos, usted sabe el orgullo de concluir una instrucción de posgrado. Gracias al esfuerzo, trabajo y dedicación usted ha logrado escalar en el escalafón de la enseñanza superior. Estos vividores, sin otro mérito que la compra de votos, las amenazas a los maestros y otros sindicalizados que no voten por ellos; estos siniestros maestros han hecho de la función sindical un paraíso económico explotando la buena fe de los maestros jubilados, a quienes les quitan sus recursos para fines personales.
Claro que usted puede intervenir, estimada gobernadora. Lo puede hacer porque la fuerza moral se lo permite, porque el acceso de cualquiera de estos dos ladrones al poder sindical, no le conviene a su gobierno porque hace tiempo dejaron de responder a los intereses del magisterio, ahora tienen una visión delincuencial, peligrosa y llena de secretos.
