Tizna a poderosos, Tinta Negra de Mario Héctor Silva

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ANALISIS Y ENTREVISTA CON EL AUTOR

Por Rafael Navarro y Luis Carlos Carrasco

‘Tinta Negra’, el libro escrito por el columnista y analista político, Mario Héctor Silva, no solo refleja el periodismo nostálgico de la frontera, sus personajes y recuerdos; su contenido ‘tizna’ a políticos y empresarios de Ciudad Juárez, ligándolos con el crimen organizado y la corrupción.
El autor del libro no censura esa historia negra. Transcribe las indagaciones del pasado realizadas por la periodista de investigación Isabel Arvide, especializada en el tema del narcotráfico.
Mario Héctor Silva revela datos de gran interés respecto a personajes fraudulentos, como el ex presidente de Coparmex Juárez, Carlos Chavira y la acusación que pesa sobre él por el desvío de 25 millones que “el empresario se robó”, señala la información de Tinta Negra.
Abre también un espacio a la “elucubración”, como el mismo autor lo señala al establecer la hipótesis de que Teto Murguía no murió.
Señala que, en una plática con Alfredo Hernández, conocido como Pillo, ilustrador de la portada del libro Tinta Negra, se establece que nadie vio el cuerpo del exalcalde Héctor Murguía; además de la rápida entrega de los restos mortales del político fallecido en El Paso, Texas.
“En Estados Unidos los cuerpos se entregan hasta 15 días después de la muerte y aquí fue casi al siguiente día”.
El articulista más acucioso del momento convirtió uno de los pocos libros que hablan de periodismo y su relación con el poder político, empresarial y criminal, en un lugar minado, donde el lector pisa allí se generará una explosión sorpresiva y asombrosa, al conocer las entrañas de los medios de comunicación y los periodistas que se han encargado de sostenerlos y llevarlos al éxito comercial, a veces, sin ninguna recompensa.
‘Mi Mario dioro (que en realidad debería de ser ‘de oro’)”, como un día le llamó el también analista político, maestro y filosofo Sergio Guillermo Armendáriz Díaz, cumplió el sueño de tener su propia versión de la historia del periodismo, en un ejemplar de 389 páginas.
En el libro, habla poco de su vida personal, de su singular gusto por la música, inspirado en su padre Jesús Silva que fue un gran baterista.


Como si fuera el lugar de su constante lanzamiento como guitarrista y cantante, Mario Héctor ensaya frecuentemente frente un público que acude día a día a la plaza de comidas de Río Grande Mall, frente a las cajas de la tienda Smart.
Allí, en el bullicio de las ventas, del comercio de comida, frente a decenas caminantes robotizados que intentan ganarle unos minutos al reloj, suele encontrarse al periodista, y ahora escritor, cantando estrofas de canciones románticas.
Ahí lo encontramos la última vez, acompañado de un músico casi mudo, que parece dirigir al compañero de dueto moviendo la cabeza, mientras el periodista clava su vista en el cancionero, seguramente elaborado por él mismo, donde vienen anotados los tonos que hay que colocar en el traste de la guitarra.
La única voz que se oye -en el amplio local comercial- es la del columnista político que goza la música tanto como de escribir contra los patanes del poder político y económico; que no se olvida de los corruptos empresarios que han saqueado las arcas municipales y estatales con obras y proyectos falsos, como sucedió la semana que acaba de pasar.
La columna Politikkon dio cuenta del fraudulento empresario José Luis Anguiano, de la constructora Anglo, a quien Coparmex lo reconoció como ‘Empresario del Año’ no obstante contar con antecedentes penales y a quien se le dictó auto de vinculación a proceso por los delitos de uso ilegal de funciones y facultades; y fraude procesal.

Foto de Puente Libre

Hace unos días, el columnista tuvo el ‘atrevimiento’ de reunirse, una vez más, con dos de sus compañeros en las lides del periodismo escrito y radiofónico: Luis Carlos Carrasco y Rafael Navarro.
Mario es un hombre anecdótico. Antes de empezar la entrevista confiesa que “lo más interesante, los mejores temas que guarda, en sus recuerdos de reportero, son impublicables”.
Y sin ningún empacho, responsabiliza a Rafael Navarro de ser el sensey, el padrino iniciador de la columna periodística que escribe de lunes a viernes y que, en una consecuente disciplina, está a punto de cumplir más de dos décadas.
“Yo estaba en la Procuraduría General de la República -platica Mario Héctor-, ocupaba la vocería de la Fiscalía Especializada para la Atención de los delitos de los Homicidios contra Mujeres. Y me habla Rafael (Navarro) y me dice: Mario, necesito una columna. Más o menos así, me dijo”.
“Y yo, pues, me pregunté, ¿una columna? ¿Qué es eso? La verdad no tenía la idea de lo que era una columna, nunca lo había hecho. Y Rafael Navarro fue el que me descubrió como columnista político. Yo no sé qué vio en mí, pero él confió en mí”, refiere.
A partir del 2004, “cambió todo el sentido de mi vida, porque empiezo a trabajar y me especializo. Y hoy puedo decir que, de alguna forma, políticos, empresarios, gente de los organismos de sociedad civil, otras gentes que están relacionados con todos estos rubros y con estos personajes, buscan las columnas que escribe Mario Héctor Silva”, dice el autor de la columna Politikkon.
Mario describe el contenido de la edición número uno de ‘Tinta Negra’: “El libro sintetiza parte de lo que hemos visto, de lo que hemos sido testigos como periodistas en Ciudad Juárez; de la amistad que tuvimos con periodistas que ya partieron, viejos amigos, bonitos recuerdos con gente de la vieja guardia, periodistas que tenían otra escuela, otra formación”.
Y en el diálogo, surge el vació y la tibieza de las nuevas generaciones de periodistas.
“(En nuestro inicio) Éramos periodistas que, inclusive, los decanos de la profesión no veían posibilidades en los que egresamos de las universidades y estábamos llegando a las redacciones de los medios de comunicación”.
La nostalgia surge de pronto: “Todo era muy distinto, hasta las formas, las fuentes (de información), la manera de convivencia. Se hacía el periodismo del que hablaba Gabriel García Márquez, cuando se refirió que la profesión es “el mejor oficio del mundo”, enfatiza el autor de Tinta Negra.

Y bueno, tiene razón, porque el periodismo se hacía en jornadas completas. No había nada de que entrabas a las 9:00 de la mañana y salías a las tres. No, a nosotros nos tocó hacer periodismo de tiempo completo, de que terminabas una primera entrega a las 3 o 4 de la tarde.
Y estabas allí escribiendo y seguías y te podía caer más información más tarde y tenías que regresar al periódico, estar pendiente, o ir a alguna cita, o inclusive ir a alguna reunión, porque iba a estar la persona con la que tú necesitabas hablar y debías tener información de primera mano.
Eran otras formas del ejercicio periodístico que fue cambiando y del que también fuimos testigos, porque formamos parte nosotros tres, Luis Carlos Carrasco, Rafael Navarro y un servidor.
Fuimos parte de esa transición del periodismo que sustituye la vieja guardia y que ahora nos convierte en la vieja guardia…
Coincidimos con la exposición de Mario Héctor.


Rafael Navarro: “No estoy seguro si envejecimos por naturaleza propia o los medios de comunicación ayudaron en ese irreversible ciclo de la vida”.
El recuerdo de Luis Carlos Carrasco vuela a un pasado reciente: “Lo último que nos tocó a nosotros fue el periódico El Mexicano, Rafael, tú recuerdas que trabajamos 24 horas. Terminamos una edición, a veces a las 2 o 3 de la madrugada y estamos, ahí en la mañana a las 8:00 de la mañana”.
“Entonces se vivía el periodismo con pasión. Luego vinieron los de la nueva y reciente generación. Fue cuando empezaron a cortar horarios y ver más el periodismo como un negocio y no como una vocación”, refiere Rafael Navarro.
Mario Héctor Silva asiente:
“Exactamente, sí. Además, también, hasta la misma formación del periodista. Nosotros tuvimos que verlo así, como una vocación de servicio, un apostolado y porque sabíamos que no se iba a ganar bien y que jamás nos íbamos a hacer ricos”.
Recordamos los tiempos en los que ganar una nota era para un periodista lo máximo.
“Ese fue el patrón, porque los periodistas que nos consideramos periodistas, no consideramos a todos como parte del gremio”, establece Rafael Navarro.
“Sí, por supuesto que no, Rafael, porque tú lo sabes, para ser periodista y estos se los dije en una conferencia con estudiantes, con los que platiqué un par de ocasiones de la universidad, yo les decía: Imagínense que tienen que llenar este cuarto de hoja tras hoja, tras hoja, escribiendo. Pero de verdad, cuando lo llenen, pueden empezar a aspirar a ser periodistas”.
Continua el autor de Politikkon:
Porque eso no es todo. Hay que ir a reportear, hay que redactar, hay que tener todo eso que es solo una parte de lo que te da el periodismo. Y tú sabes las vertientes de la comunicación política, de la comunicación social, de la comunicación organizacional.
Los egresados de las academias tienen que pensar hacia dónde dirigir lo que ellos buscan en el futuro. Y este trabajo se tiene que hacer en los periódicos, se tiene que ser en las televisoras, en las radiodifusoras.
Y en el escenario del mismo tema, opina Rafael Navarro:
“Además, ha cambiado todo. Tú enciendes la televisión, en las noticias locales, y de pronto la noticia es: Vamos con la interesante historia del perro que encontraron sin dueño, caminando por la calle, y hasta mandan una unidad móvil a andar detrás de un perro.
El reportero, que se dice reportero, anda persiguiendo un perro y cree que eso es noticia. Yo entiendo que eso, a veces, se convierte en noticia, pero, llenar tus espacios periodísticos con eso, es una vergüenza”.
Mario Héctor analiza lo ocurrido con los grandes emporios del periodismo:
Además, también nos encontramos con este fenómeno hoy, las empresas, los lugares que alguna vez tuvieron vida, donde compartimos muchos periodistas el tiempo, el aspecto profesional y la vocación, por ejemplo, El Diario de Juárez, ha desaparecido.
La gran estructura que tenía el Diario de El Paso, en la calle Texas, también ya desapareció. Y me dio mucha pena ver en lo que se ha convertido.
Acudí a las oficinas de El Paso, en una visita reciente, para encontrarme con el buen amigo, Armando Vélez, y me dio mucha pena ver El Diario reducido a una pequeña oficinita sobre la calle Montana.
Nada que ver con el diario que nosotros conocimos, con la gran estructura donde veíamos los agentes o las personas dedicadas a la publicidad. ¿Recuerdas tú, Rafael, que el Diario de Juárez tenía un ejército de vendedoras y de agentes?; en El Fronterizo, los clasificados eran un verdadero negocio comercial.
En El Diario se trabajaba intensamente la publicidad, esperando a las personas para atender a los clientes que hacían línea. La gente buscaba periódicos viejos de las hemerotecas, que también hacían línea en la caja, pero, además, un gran movimiento interno en las redacciones.
Tú lo recordarás, Rafael, los cuartos obscuros para el revelado de fotografía, en los laboratorios. Era una vida muy interesante.


También están desapareciendo los pequeños módulos para revistas y periódicos. Estaba uno en cada esquina. Un cambio muy drástico en esa transición del periodismo de la vieja escuela al periodismo que se enseña en las instituciones educativas.
Te topas con los cambios fenomenales que te dan las redes sociales, los teléfonos celulares, todo electrónico, que también nos llevó a un cambio.
Hay que seguir con los nuevos tiempos, pero lo importante es escribir.
El hecho de seguir permaneciendo, prevaleciendo, te da ese grado de competitividad frente a maestros, a doctores en periodismo, a mucha gente que viene, pero que no todos se quedan, ya no todos tienen la convicción de ser parte de esto, ya muchos se fueron a la mecedora. Además, mucha gente ya murió.
Luis Carlos Carrasco reconoce la pluma de un periodista que ahora se dedica a la academia: “Raúl Flores Simental está en la cátedra, pero también es estupendo. Un excelente periodista también”.

PREGUNTA ¿Y qué ha pasado después de la presentación del libro Tinta Negra?

El libro está siendo buscado por mucha gente, sobre todo de la clase política. No quiero verme optimista y decir que la gente lo anda buscando en forma desesperada. No, no, nada de eso. Pero si la gente de la política lo anda buscando, amigos periodistas me han preguntado acerca de dónde lo pueden encontrar.
PREGUNTA Y para quienes leímos el libro de Mario Héctor, sobre todo los que venimos del siglo pasado, hay una realidad. No se si a todos, pero cada capítulo, hasta los que me causaron poco interés personal, generan un ataque de nostalgia muy, muy particular, porque algo que reconozco es que logró captar lo que a muchos se nos olvidó.


Le preguntamos a Mario Héctor: No sé cómo fue esa esa forma de ir recabando la información, no sé en qué momento se dio y cómo fue, pero terminar el libro con la lista de todos los periodistas que recordabas, por orden alfabético, fue genial. Recordé gente que ya ni estaba en mi memoria y que algún día fueron mis compañeros.

“Fue genial, pero a la vez quedó incompleta -refiere el autor de Tinta Negra- porque esa parte ya no la actualicé. No le vi sentido actualizarla, porque estamos hablando de una lista que tiene más o menos una vigencia hasta el año 2012.
O sea, prácticamente, no están los nuevos o la gente que incursionó después del 2013, que son otros muchos.
Simplemente tomé como un patrón el hecho de que, como una generación, sobre todo viendo que los nombres de los que aparecen ahí habían trabajado cuando menos cinco años en el ejercicio del periodismo”.
Y añade:
“Realmente fue gente que se estuvo fregando cuatro a cinco años para ser parte de las estructuras de los periódicos, de las televisoras, de las radiodifusoras. Y la lista, por supuesto, que es enorme. Y hay muchos que quizás entraron y salieron muy rápido, que no estuvieron mucho tiempo, y bueno, eso no los no los contemplé, no tuve esa información”.
Afirma categórico: “Pero sí estoy seguro de que, el grueso de los que están aquí, la mayoría, todos, dejaron una huella importante en el ejercicio del periodismo de Ciudad Juárez”.
Continúa:
“Yo recuerdo, porque me dijo David Gamboa en el evento de la presentación: “oye, no veo mi nombre, me busqué”. No, por supuesto que no, porque prácticamente tú eres de la nueva camada, pero aparte tú eres mercadólogo y bueno, empezaste a ejercer el periodismo y lo has hecho muy bien, pero no pertenece a este grupo importante de periodistas que sabemos que nos entregamos al periodismo, a las televisoras, a la radio, en la búsqueda de información.

PREGUNA: Se le menciona al periodista Mario Héctor Silva el tema de la censura, porque en Tinta Negra hace alusión a la determinación que se tomó de retirar la columna Torre Fuerte del periódico El Mexicano:
Lo manejas en el libro, manejas las ocasiones en que fuimos censurados. Yo sé que lo haces de buena fe, no de mala fe, cuando un ente externo al periódico El Mexicano me pidió, a través de mis directivos, que quitara tu columna, algo que a mí me dolió mucho. Sí, por supuesto me dolió porque era una buena columna, era una columna que le daba un plus al periódico, pero había una intención malsana de un político”.
Es breve en el comentario:

“Sí, exactamente, ya ni comentarlo, pero finalmente pues es parte de la profesión. Fueron parte de las confrontaciones, pero al final terminamos bien”.

Se recuerda también el día en que nos corrieron del grupo Siete. Los directivos nos quitaron el programa por órdenes del entonces alcalde Gustavo Elizondo Aguilar que, en el presente, cada vez que nos encuentra, enseña su enorme dentadura y nos dice “mi querido amigo”.
Fueron tiempos muy difíciles -referimos los conductores- ustedes fueron testigos del noticiero que llegó, en muy poco tiempo, al primer lugar en rating. Factor 1240, desde donde hicimos programas de radio extraordinarios.

Mario Héctor Silva interviene:

Yo creo que jamás, al menos hasta donde yo recuerdo, se había hecho un periodismo tan acucioso en radio como lo hicimos en los tiempos en el que Rafael Navarro, Sergio Armendáriz, Daniel Valles, Mario Héctor Silva, Luis Carlos Carrasco, trabajamos muy duro.

El turno es de Luis Carlos Carrasco:

“Tú recordarás mucho aquella entrevista con Fernando Baeza, donde lo encontramos en Lázaro Cárdenas, municipio de Meoqui. Estaba en su rancho, precisamente en Lázaro Cárdenas. Y él fue uno de tantos personajes que nos ha tocado entrevistar…y de ahí (del grupo Siete) nos corrieron”.

Mario Héctor Silva, intenta encontrar una respuesta:

“Se entienden los motivos. En ese espacio teníamos frecuentemente a Isabel Arvide. Expresábamos los puntos de vista simplemente como son.
En su tiempo Osvaldo Rodríguez, no me dio la oportunidad de aclarar un asunto delicado. Era director Pedro Torres, y le dije “oye, necesito hablar con Osvaldo, estoy haciendo esto”.
Quizás me subestimaron, a lo mejor no creyeron, yo no lo sé. Pero finalmente queda impreso, queda esa carta, y de alguna forma, para compensar lo malo que se ha hablado de Osvaldo, pues yo quise publicar su versión.
La entrevista que le hace Horacio Carrasco con motivo del 30 Aniversario del periódico (El Diario). Horacio es un excelente reportero. Y fíjate que de los pocos sí, y que es de los pocos, déjame decirte, junto con Eleazar Lara, de los pocos que tuvieron una duración de más de 30 años en una sola empresa.
Y eso no es un asunto fácil siendo periodista; eso no se da regularmente en este medio”, acota Mario Héctor.

Luego viene la aclaración:

Señala Rafael Navarro:

Pero no fueron 30 años de Horacio Carrasco, estuvo un periodo fuera por las broncas internas.

Refiere Mario Héctor:

Sí, exactamente. Por las confrontaciones con el mismo Osvaldo Rodríguez también están relatadas aquí. Y sí, es cierto, pero digo, son de los pocos periodistas que tuvieron mucho tiempo en un solo medio, ellos dos. Definitivamente. Un extraordinario amigo y periodista.

La apreciación de Mario Héctor nos sorprende:

“Y los dos: Eleazar Lara y Horacio Carrasco, dos muy buenos amigos. Y qué bueno que regresó Eleazar Lara. Sí, que regresó al Canal 44. Ya está activo y eso es lo más importante.
Mira, a veces damos pasos equivocados. En este caso, yo vi mal que Eleazar hubiera aceptado un puesto de medianía en el gobierno de Armando Cabada y haber sido candidato y luego aceptar un puesto de esta naturaleza.
Yo creo que creo que ahí se equivocó mi querido amigo Eleazar Lara, porque cuando te metes a la política, pues tienes que meterte de lleno y si vas a tener la protección y el apoyo, que sea a un buen nivel, no segundo, no tercero. Y creo que ahí sí hubo un error de Eleazar. Y eso lo vimos”.

Eran tiempos de mucha solidaridad, expreso con cierta emoción. Y viene el relato de Rafael Navarro:

“Recuerdo un acontecimiento en El Diario, que habla sobre la solidaridad que había entre los periodistas. En una ocasión, Elías Montañez, con el que inicié teniendo conflictos fuertes y terminamos con una cercanía cuando ya él estaba enfermo que, por cierto, me pudo mucho su muerte, porque definitivamente es un talento que no se olvida en la historia de Juárez.
Publiqué una nota sin fuente de que iban a correr de Gobernación Estatal a Manuel Espino Barrientos. Recuerdo que Elías, muy molesto me dijo: “si no corren a Manuel Espino de Gobernación, usted se tiene que ir del periódico”.
Yo tenía todos los elementos y no los podía mostrar porque iba a faltar a mi ética periodística, a ese silencio periodístico que, a veces, uno tiene toda la información con fuentes muy confiables, pero no puedes dar a conocer los detalles ni quién te informó.
Tenía una copia del nombramiento de Guillermo Álvarez López Negrete, que acaba de fallecer recientemente. Pasaron dos días y no se corrían a Manuel Espino. Pero pasaron como cuatro días y recuerdo que entró a la redacción de El Diario, Armando Rodríguez, el querido Choco, mostrando la portada de El Mexicano que decía ‘Cae, Manuel Espino de Gobernación’.


Yo tenía toda la información una semana antes. Yo pienso que juegas con muchos factores y, a veces, la adrenalina se convierte en una aliada o en una enemiga. Pensar que podía haber sido corrido por una injusticia”.

Interviene Mario Héctor Silva

Fueron momentos muy padres como, por ejemplo, andar reporteando con Alejandro Páez. Yo recuerdo que no traíamos mucho dinero en la bolsa, ni él ni yo, y nos compramos con unos pocos pesos un hot dog, había que ir a escribir y no teníamos ni qué comer, no teníamos nada en la panza.
Y a pesar de que él tenía casa aquí, él también tenía hambre… y compartimos ese hot dog.

Rafael Navarro recuerda a Páez:

“Son de las anécdotas que te quedan, porque te hace recordar esos bonitos momentos con el gran Alejandro estar trabajando directamente en El Diario, yo como jefe de información y él como editor de la sección B.
Gente tan valiosa, como Alejandro Irigoyen hijo, por ejemplo. Armando Vélez también, que ha sido una pieza importante en el periódico. Y tanta gente. Armando Vélez es uno de los que únicamente han estado en El Diario. Yo le digo ‘el caballero del periodismo’, porque es un caballero”.

Asiente Mario Héctor:

“Sí, definitivamente. Es un muy buen hombre. Amigo periodista”.

Vienen el recuerdo de otra anécdota en voz de Rafael Navarro:
No sé si tú recuerdas esa anécdota en la radiodifusora del grupo ACIR donde era gerente Román Galindo. Que nos preguntaron: “oigan, ¿quieren entrevistar a Felipe Calderón?”. ¿Cómo que nadie lo quiere entrevistar? “No, ya lo trajimos de estación a estación y nadie quiere que Felipe entre a las cabinas porque Vicente Fox se enoja”.
Estaba el maestro Sergio Armendáriz, Daniel Valles, Luis Carlos Carrasco que entraba telefónicamente. Y llegó Calderón con su libro.
El expresidente Calderón venía solo, lo dejaron ahí con nosotros. Y empezó la entrevista. ¡Ah, qué entrevista! Tan, tan amena. Tanto fue así que en una de las ocasiones que fui a los Pinos como director del periódico El Mexicano, siendo él Presidente de la República, cuando entré al área donde saludamos a Felipe Calderón, me dijo: ¿Tú eres el de Juárez, verdad?

Sí, sí te reconoció.

Y le dije pues estamos igual que como nos vio aquel día y se rio. Conversamos como 2 minutos y recordamos lo agradable que aquel día entre las carcajadas de Sergio Guillermo Armendáriz por las malas palabras que decía el expresidente Felipe Calderón Hinojosa.

“Sí, como no”, asienta Mario.

Luis Carlos Carrasco y su comentario del tema:

“Uno de los grandes momentos en los que nadie le hacía caso, andaba en el puente solo y no más nadie quería cubrir lo que hacía”.

Interviene Mario Héctor:

“Y fíjate, cosas que suceden en esto de la política y del andar en los medios. En Radionet fui director de noticias y tuve la oportunidad de ir a la ciudad de México, a la elección presidencial.
Fui a la casilla donde votó Felipe Calderón. Había no menos de 300 gentes, era increíble la cantidad de periodistas.
Por cierto, ahí saludé a Alejandro Cacho, que había estado aquí en Televisa y ahora era conductor en de noticias en la ciudad de México.
Y me tocó, por azares del destino, sacarle el zapato a Felipe Calderón. Cuando íbamos caminando, todos acompañando al candidato que iba a su casa, que estaba a una cuadra de donde le tocó votar. Obviamente íbamos platicando con él y le saco el zapato, porque yo iba exactamente detrás de Felipe Calderón. Yo creo que sintió el pisotón o el hecho de que el zapato se le zafaba y en respuesta hizo una cara de admiración.
Son de los momentos que te toca vivir. Cerré ese día en aquella convocatoria que hizo el entonces candidato y después presidente Andrés Manuel López Obrador, bajo un aguacero, una tormenta a las 11:00 de la noche. Las cifras de uno y de otro estaban tan parejas que se comentó que Andrés Manuel tenía todo para hacer una revolución, para ganar y para quitarle el triunfo a Felipe Calderón.
No lo quiso hacer, nosotros no sabemos los motivos ni los detalles, pero no lo hizo.
Y finalmente, lo que sí me toca ver, es el gran poder de convocatoria que tiene y tenía Andrés Manuel con la gente, porque él convocó como eso de las 10:30 y a las 11, increíble, con un aguacero, todo el zócalo lleno, todas las calles.
Increíblemente, impresionante ver las masas cómo apoyaron al entonces candidato que contendió en el 2006, en el 2012 y luego en el 2018. Son las cosas que nos toca vivir…

Refiere también Mario Héctor:

Y en el Grupo Acir nos tocó también dar la primicia de la anulación del proceso electoral. Cuando se nombra un Consejo Municipal. Que también fue algo histórico y que Rafael Navarro fue parte justamente en ese Consejo. Transmitiendo precisamente en ese momento en vivo, cuando se estaba dando el veredicto.
Nos tocó conocer a personajes como Federico Lamont; estuvo también Juan Ruiz Healy, ¡todo un personaje este hombre! Cambiado totalmente. Excesivamente pulcro. Ponía kleenex en la bocina del teléfono.
Estando en la confianza nos decía: “no haga ese periodismo, vamos a hacer negocio. Esto es negocio”. Y decía: “ya se acabó el periodismo de sueños, de las fantasías, esto es dinero, ustedes tienen que aprender a ganar dinero”.
Era otro hombre muy distinto al que habíamos conocido en televisión haciendo un periodismo muy importante en aquellos años. ‘60 Minutos’, se llamaba el programa que era investigación de fondo.
Y después, ¡a caray!, otro hombre haciendo un periodismo frívolo de intereses.

PREGUNTA: Mario, dicen que los libros son como los periódicos, que después de hacer el primero, quiere seguir haciendo y haciendo y haciendo más libros. Para mí no había periodismo sin tinta. Y, tu libro, precisamente se llama Tinta Negra. Después del primero, ¿tu mente ya está preparada para crear otros libros?

“De hecho, ya tengo el segundo, el tercero y el cuarto. No te miento, nomás le pido a nuestro Dios, que me dé esa oportunidad de vivir, porque en marzo debe salir Politikkon, que va a ser una antología de temas, no de columnas, sino de temas, de la columna política a la que me he dedicado. Temas polémicos.

PREGUNTA Muy pocos columnistas escriben columnas diariamente.

Sí, lo que pasa, es que nos ayuda mucho que tengamos un poquito más de profundidad. Tenemos el acervo político, la experiencia, el conocimiento de las relaciones. Y, aparte, la información que te ayuda, todos esos son elementos que te ayudan.
Y creo que por eso la gente busca algo más profundo, más hecho.

Interviene Rafael Navarro:

A veces algunas columnas son muy volátiles o con alguna información. Una persona que estaba hablando en público del asesinato del doctor y articulista de El Diario, Víctor Manuel Oropeza Contreras, documentaba cosas que no eran exactas. Entonces le dije “¿Me permite intervenir?”. Y me dijo la persona “¿y usted por qué sabe tanto?”. Porque yo cubrí todo lo que fue el proceso, esa es la diferencia, el haber estado ahí.

Sentencia Mario Héctor Silva:

¡Exactamente! Y hay una mala visión de muchos. Y quiero hablar de políticos que, porque escriben, se sienten periodistas, o gente de organismos que por ser simplemente activos dentro de algunos asuntos que son importantes, políticos y sociales, se creen periodistas. Cuando ellos son articulistas, que no es lo mismo que ser un columnista político.
Yo se lo dije alguna vez a Juan Carlos Loera que me decía: “oye, mi columna, ¿la viste?” y le respondí: “discúlpame, tú eres articulista, tú escribes un artículo, eso no es columna política”.
Y me acuerdo que el finado Víctor Valencia, a quien conocimos, con quien tuvimos problemas, lo que tú quieras, pero al final hubo una buena relación, y todas estas cosas que se dan en la profesión.
Yo recuerdo que él se estrenó en el periódico Norte, le dieron oportunidad de escribir el primer artículo. Y sí, y bueno, primero había un conflicto de interés, por supuesto, porque él era un personaje de la política.
Y tú sabes que cuando algún personaje de la política, que está inmerso en una serie de intereses, escribe, pues obviamente que no tiene el mismo crédito que un periodista que tiene años en la información y que lo hace con pasión, y sobre todo con la visión de que quiere ser factor de cambio.
De alguna u otra forma, hemos influido para cambios y decisiones importantes dentro de los gobiernos.

Rafael Navarro:
Y qué bueno que se los digas porque han hecho mucho daño al periodismo. Porque mucha de esa gente no es tanto un articulista, sino se ha convertido en un mercenario de la comunicación que escriben, como decía el expresidente AMLO, a contentilla; escriben para quedar bien con los interlocutores.

Viene inmediatamente la opinión del analista político, Mario Héctor Silva:
Y ahora lo estamos viendo: es una vergüenza lo que está ocurriendo. Y todavía más vergüenza, lo que a veces sucede en los contenidos de los chats, de las redes sociales, que también ahí es un reventón terrible, porque entra tanta gente, que por el hecho de escribir dos, tres líneas, se siente el non plus ultra del periodismo.

La intervención de Rafael Navarro:
Discúlpame, ¡para nada! Lo que tú digas, lo que tú creas que tiene sustento, pues será tu postura. Yo, por ejemplo, no intervengo y tengo muy buenos amigos que tienen chats, pero no me meto en la polémica porque es un desgaste. ¿Y para qué? Si no tiene sentido.
Se pelean, se recuerdan a la mamá. Y entre todos hacen corralito y sacan del chat al que no está de acuerdo con esa línea que tiene el chat.
Y luego nos tiran trancazos a los que no participamos, como si uno tuviera tiempo para perderlo. Yo a veces me pregunto, porque veo en ocasiones quienes escriben en esos chats, y digo ¿qué a esta hora, el funcionario, no deberían de estar trabajando?

Interviene Mario Héctor Silva:
“¡Claro!, entre otras cosas, funcionarios públicos, que están en activo y que se la pasan también ahí escribiendo y comentando cuando se supone que tienen responsabilidades.
Te decía lo del Politikkon en marzo. Sí, pero después también ya tengo toda la información; pero viene un libro más interesante, una novela. Ya tengo toda la información, que se llama “El narco que habló con Dios”.
La historia de un narcotraficante que se convierte al cristianismo. Un personaje muy interesante. Y va a estar novelado porque hay mucha gente que todavía vive.
En la pandemia tuve la oportunidad de ver este personaje, de entrevistarme con él, de recibir información, de corregir algunas cosas. Estuve mucho tiempo, como tres o cuatro meses escribiendo ese libro y está padrísimo, solo que lo voy a novelar porque la historia ya la tengo, la tengo conmigo. Voy a tener que novelarlo por razones que son lógicas, obvias.
Muchos de esos personajes todavía son muy conocidos en Chihuahua y fuera de Chihuahua y del país y en EE.UU. y bueno, eso va a ser una novela muy importante. Dios quiera que me de la oportunidad. Y pues hay más todavía tengo más material.
Fíjate, qué curioso, porque vas haciendo acopio de cosas que de repente no te das cuenta y las tienes ahí y nomás es ya darle forma. Es como el panadero que tiene toda la masa, y el panadero te hace productos, te hace una donita, te hace un bolillo… Entonces creo que los periodistas así somos. Tenemos una masa de información muy importante y solo es cuestión de irle dando forma.

Refiere Rafael Navarro:
“Esa es otra de las características del periodista del pasado. Entramos a nuestra base de datos y ahí encuentro a fulano de tal. “¿Oye, cómo supiste?” Porque el periodista ve a futuro, no nada más a presente. El presente tiene una importancia relativa, pero también la tiene el futuro.

Mario Héctor platica otra anécdota:
Una vez lo entrevistamos en Televisa y me dijo “Mario Héctor, usted me va a tener que demostrar”, cuando ya estaba chapulineando. Y se enojó porque le dije eso, que las prácticas que ellos tanto criticaron al Partido Revolucionario Institucional lo estaban haciendo a través de personajes como Javier Corral. Y estaba molestísimo.

Refiere Rafael Navarro:
También en el programa Factor 1240 se levantó del asiento en una entrevista que teníamos con él. Le dije: “¿ya te vas a ir como los cobardes?”. Se quedó y me dijo “no me vuelvas a preguntar ese tema”. ¿Por qué? No eres intocable.

Foto Puente Libre

Mario Héctor:
Claro. Desgraciadamente se sienten dioses los políticos.
El diseño de Tinta Negra es de el caricaturista Pillo. Fíjate que fue algo muy emocionante. Y, es más, déjenme decirles que este, me arrancó las lágrimas. El día de la presentación, se me salieron de emoción, me embargo la emoción porque reconocí en Pillo, que estaba ahí, que nos acompañó y le dije que estaba hermosa la portada. Le dije: “Pillo cóbrame, ¿cuánto me vas a cobrar?”. Me dijo “no, es un regalo, es free my friend”, me dijo.
Y la verdad son de las cosas que te impresionan que gente con el talento de Pillo haga esto por nada, por ser amigo, por ser un buen hombre y la verdad yo le agradezco el apoyo que me dio Alfredo Hernández Pillo que hace esta magnífica portada para Tinta Negra.