Abortos Vivientes

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Luro Verum

Por: Rafael Navarro Barrón

Las iglesias que profesan la doctrina cristiana están irritadas. Molestas no, muy molestas. Podríamos establecer que están suficientemente indignadas como para levantar la voz y aclarar que su silencio en el país no obedecía a una sumisión o a la resignación silenciosa mientras una izquierda amoral realizaba, a manga ancha, todas las marranadas para que en el país avanzara la ideología de género que promueve el aborto y elimina de la ley objeción de conciencia.
En su hegemonía legislativa, Morena ha decidido crear su propio paraíso de perversión social en el país. Estamos en un dilema moral de pronóstico reservado porque es el tiempo de observar de qué están hechos los diputados que migraron de otros partidos a la ‘esperanza de México’ o se registraron como aspirantes y ahora son diputados federales o locales.


No sabemos si Morena obliga a sus miembros y aliados a votar en bloque las iniciativas aberrantes que atentan contra la vida y la familia. Entonces se deduce que el ser chapulín o ser sapo en la política, no nada más es brincar de un partido a otro para buscar un cargo de elección popular, sino adoptar principios morales y legales en los que se puede o no creer, pero que tendrán que apoyar para no perder sus espacios ganados.
¿Sabrían esos sapos y chapulines, antes de subirse a Morena, que el partido de AMLO promueve a ciegas el aborto, las uniones igualitarias, las infancias ‘trans’, la eutanasia, el suicidio asistido, bajo el argumento de los derechos humanos?
¿Estaban suficientemente enterados que es un movimiento que deambula entre las aguas de la perversión social y cree ciegamente que la pedofilia debe de ser una opción para los enfermos mentales que abundan en México?
Por desgracia, muchos de esos depravados ya están metidos hasta el tuétano en los organismos públicos, privados y sociales de México.
Es el tiempo para que Daniel Murguía Lardizábal, Armando Cabada, Lilia Aguilar Gil, Rosana Díaz Reyes, María Antonieta Pérez Reyes y Adriana Terrazas Porras, diputados federales y locales, decidan si se convierten en abortistas para no quedar mal con el salario y el partido que ahora los arropa.


¿Qué harán? En la lista hay tres personas de las cuales se puede dudar, pues su evidencia de vida refleja que es muy claro su apoyo a las preferencias sexuales ligadas a los grupos LGBTTQR+. Y no hay juicio en torno a si son gays o lesbianas, sino a su proclividad al apoyo de la ideología de género.
El problema de apoyar o no los temas críticos que están dividiendo a los mexicanos, tiene su origen en la formación de las personas, en lo que creen, en lo que hacen en su vida privada. Hay casos en donde el apoyo es más que obvio, pues las preferencias sexuales están muy definidas o el nivel de convivencia o familiaridad con personas de la comunidad lésbico-gay, es más que evidente.
Otros apoyan con los ojos cerrados el aborto, la libre auto determinación de género, los niños trans y las uniones de personas del mismo sexo. Creen que es como una forma de hacer bien a la nación y al mundo.
Creer que el asesinato de un niño en el vientre de su madre es un acto de justicia social o de derechos humanos, es una falacia bien orquestada por una izquierda diabólica que se olvida del respeto a la vida y siembra la duda en una sociedad urgida por enterrar sus errores sexuales.
Cuando escucho a las activistas sociales de izquierda hablar de un apoyo irrestricto al aborto, me pregunto, ¿por qué no se quitan ellos la vida o se la quitan a uno de casa? ¿Por qué no es posible la interrupción forzada de la vida de tanto marrano que milita en la izquierda y que están como diputados en el Congreso de Chihuahua y en la Cámara de Diputados?.


Honestamente, creemos que la ausencia de cualquiera de esos abortistas, con sus estilos de vida, su perversidad y apoyo a todo lo torcido, generará un vacío en la vida de los chihuahuenses. Entonces que entreguen su vida, que se practiquen un suicidio asistido, no generará ningún vacío en la actividad social y política de Chihuahua.
Sí, no lo dudo, son auténticos marranos, como son, como piensan y cómo actúan. Con vidas dobles y con la idea de sentenciar a muerte a miles de niños sin nacer.
De acuerdo con el propio Gobierno de la Ciudad de México, desde que es legal, en el año 2007, se han realizado 350 mil abortos; 17.600 abortos al año tan solo en centros de salud oficiales.
Según las estadísticas, en el 2019, alrededor de 12 mil mujeres menores de edad quedaron embarazadas por supuestos actos de violación.
El argumento de la violación, como causa primaria para asesinar a un no nacido, está rebasada por la realidad que vive México. Se está abortando por gusto, por comodidad, por deseos de asesinar, así de simple.
Por eso, brincar de una institución política a otra, sin tomar en cuenta la declaración de principios y las formas de vida que promueven o en la que viven sus militantes, genera un conflicto de conciencia que, al final, termina por comprometer los valores familiares y religiosos.
Increíble pero es la cruda realidad: puede más el poder que se ejerce en la política, el recurso económico que se gana en la función legislativa; todo eso es más poderoso que la defensa de la vida y la familia tradicional.
Estamos seriamente embarrados en un problema mayúsculo. El amanecer de México en cuanto a los temas que hoy se discuten en las legislaturas estatales, en la Suprema Corte de Justicia de la Nación; en las cámaras de diputados y senadores del país, nos está dividiendo notoriamente.
Se discute si el aborto es o no un crimen. No se toma en cuenta el argumento de la vida desde la concepción misma. La izquierda y los grupos progresistas de México señalan que se está suspendiendo el proceso celular y que los futuros niños no son más que un bulto amorfo, sin alma, sin sentimientos, sin corazón.
Durante la pandemia y después del proceso electoral, mientras las huestes morenistas se daban vuelo preparando y votando a favor de despenalizar el aborto en México; mientras preparaban el camino para derogar la objeción de conciencia para poner a los trabajadores de la salud en un dilema moral… mientras todo eso ocurría, los grupos Provida intentaban reorganizarse.
La realidad es que durante el proceso electoral, la inexperiencia política y la ingenuidad llevaron a muchos grupos religiosos a votar a favor de Morena. Más que evidente, en estos momentos, se dan golpes en la pared al advertir que fueron engañados, que los lobos se quitaron el disfraz de ovejas y ahora enfrentan las consecuencias de sus decisiones.
Defender gays y lesbianas o promover el aborto, es, según ellos, un acto de defensa a los derechos humanos. Esa forma encubierta con la que intentan dibujar un supuesto progresismo, no es otra cosa que una perversa visión de mundo. Olvidan que existe una mayoría que nos oponemos a sus truhanerías, a sus desfases morales, a sus mundos oscuros en donde viven y se revuelcan jugando a la política.
¿Para eso querían llegar al poder? Para efectos mediáticos están ofreciendo un eslogan artificial y mentiroso para hacernos creer que estamos en la 4T o ‘Cuarta Transformación’ de México.
Se rasgan las vestiduras porque movimientos políticos como VOX, la voz de la España, está hablando de la defensa de la familia y de la vida; la izquierda lo sataniza y lo ubica en la extrema derecha del país.
Todos los que intenten defender la vida y la familia serán llamados mochos, extrema derecha, retardados y violadores de los derechos humanos.
Total, bienvenidos a este mundo, donde matar el is cool, es moda, es parte del modernismo; defender la vida y las buenas costumbres, es una aberración social.