¡Ehhhhhhhhhhh… plutos!

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LURO VERUM

Por Rafael Navarro 

Unos días antes de asumir María Eugenia Campos como gobernadora de Chihuahua, un alto funcionario de lo que hoy es la administración estatal me dijo: “que obvios son estos cabrones; todos los que buscan chamba en Juárez quieren la Junta de Municipal de Agua y Saneamiento, ninguno pelea Desarrollo Social; creen que “Maru” es pendeja”.

Ese debate, de si “Maru” es una mujer inteligente o representa a una astuta mujer ordinaria metida a la política, ha sido motivo de debate en diversos foros y escenarios. ¿Quién es en esencia la nueva gobernadora?
Es fácil definir el pensamiento pragmático y la inteligencia arriba de un IQ normal del artífice y promotor de la política que fue nombrado, sin ninguna reserva, secretario general de gobierno. “Maru” Campos, cuando se refiere a César Jáuregui Moreno, siempre refiere singulares frases. Menciona al personaje como una persona lejana a ella; simulan que hablan poco y que la relación se circunscribe a lo estrictamente laboral.


Imposible dibujar cómo inició la relación con César Duarte Jáquez. En la hipótesis planteada es evidente que el poder negociador del ahora secretario general de gobierno, en su momento diputado local y líder de la fracción panista en el Congreso Estatal, sirvió para establecer la ‘amistad’ con el ex gobernante priista.
Esa hipótesis refiere que la relación Jáuregui-Duarte permitió el flujo de favores, de ida y vuelta, para tener, por tres años, una fracción edilicia panista cómoda y, a cambio, un gobierno de puertas abiertas…para los legisladores blanquiazules. De allí el mote de ‘Dipuduartes’; Maru Campos formaba parte de esa grupo.
La ahora gobernadora siempre mostró una extraña actitud. Esa risa permanente, el tono de voz y rostro afable de mamá conciliadora, las frases que se derriten en su boca y el tono fuerte de voz, cuando es necesario, hacen suponer que se trata de una mujer calculadora, que sabe actuar, gesticular.
En el primer desfile del 20 de noviembre, luego de la asunción de Javier Corral Jurado como gobernador y Maru como alcaldesa de Chihuahua, se dio un incidente en el que evidentemente Campos Galván lloró de coraje. Parecía una escena de celos. El ceño fruncido del vulgar huevón, hacía denotar una confrontación con quien ahora lo sucede en el cargo.


A distancia, se sabe que ese día, Corral le espetó de frente que iniciaría una investigación contra Galván por corrupta; de acuerdo a la versión de lo ocurrido ese día, ya se tenían datos que vinculaban a Maru y otros personajes del PAN con la nómina confidencial de César Duarte.
El rastreo de su perfil sicológico ubica a Maru como una mujer que vive en dos mundos; uno es el político donde ha sido sobre expuesta y que la presenta ante una parte de la población como una mujer poco ética; el otro mundo es su vida personal que está llena de altibajos.
No se conoce si tiene compañero de vida, independientemente de todos los amoríos que se le inventan. Su situación económica real es todo un nudo gordiano, al igual que sus propiedades, las cuales han sido escudriñadas sin éxito, salvo un departamento de lujo en una zona muy cotizada en la capital del Estado o el último comentario vertido en ese tema, como es la adquisición, al contado, de una vivienda en la frontera juarense.
En relación a la capacidad de Maru, con frecuencia se discute si es capaz o no. Seguramente no es una mujer tonta, pero el desconocimiento de algunos aspectos de su vida política-administrativa no permiten determinar su brillantes o su oscuridad para dirigir instituciones de gobierno.
Otro problema que se dirime, es su honradez. En este aspecto, el tema se concentra en la elección de su gabinete. Cedió al pluralismo político, que fue fundamental para su triunfo electoral.


No invitó a trabajar a personajes como el doctor Alejandro Díaz, ex candidato de Fuerza Por México, quien se perfilaba como el secretario de Salud del Estado de Chihuahua. Fue el primero en declinar la candidatura al gobierno estatal a favor de Campos Galván, lo hizo durante el único debate organizado por el Instituto Estatal Electoral.
El teléfono no sonó o no ha sonado para Alejandro Díaz y el argumento es que se trata de una persona “inmadura” con poco conocimiento de la función pública. Sucedió lo mismo con Graciela Ortiz, candidata del PRI-PRD al gobierno. Su declinación creó un dramático encuentro entre tricolores y ni siquiera se ha hecho una sola mención de si fue invitada o no para el gobierno plural.
De Redes Sociales Progresista queda aún en la banca la empresaria Maru Baeza, una destacada estratega de las finanzas que espera aún la llamada de su tocaya.
Pareciera que el triunfo obtenido y las declinaciones políticas no significan nada para la amnesia crónica de María Eugenia. La sospecha se acrecienta con la elección de su gabinete por eso, la primera gobernadora del Estado de Chihuahua, ya sueña o ya la están haciendo que sueñe, con ser la próxima candidata al gobierno de la república.
Con las reservas del caso, así soñaba también Javier Corral Jurado en su periodo mesiánico.

Foto: Puente Libre

Lo dijimos antes: los expriistas Lilia Merodio, en Desarrollo Rural y Javier González Mocken, en Educación, fueron la única alternativa de ‘seudopluralismo’ en el gabinete de Galván. ¿Por qué? Otra vez, no lo sabemos, pero de allí parten muchas sospechas, la principal observación es que la gobernadora requiere de un gabinete a modo, con el que pueda hacer los movimientos administrativos y políticos sin reserva alguna.
Por eso es bueno preguntarnos: ¿Qué encanto tiene una Oficialía Mayor en los municipios, una Tesorería, la corruptísima dirección de Comercio, la Secretaría de Seguridad Pública y no se diga la dirección de Tránsito Municipal?
Y en el Estado, ¿por qué sentirse premiado cuando los políticos son nombrados en la jefatura de Gobernación, en la Secretaría de Hacienda o como presidente de la JMAS, o en la Fiscalía General del Estado; qué magia representa ser el encargado de Transporte Público, o director de Obras Públicas de la Frontera Norte o encargado de Coespris.
Las dependencias enumeradas son el reflejo de sus mismas historias y siguen siendo un panal para las moscas de la política que van tras la miel y, al final, se corrompen y echan a perder los buenos deseos.
Hace unos días, en diálogo con un ex director de Obras Públicas del Municipio, se me ocurrió realizar una pregunta ingenua. ¿Qué tanto se corrompe un director de la dependencia y los otros funcionarios involucrados en la adjudicación de contratos? La respuesta contundente refiere una expresión honesta: totalmente.
De allí se comprende la frase que es popular en el municipio de Juárez: “no hay expresidente municipal pobre en Juárez…sino todo lo contrario”.

Por eso indigna el manejo que se le está dando a los arranques de los gobiernos estatal y municipales, particularmente el de Juárez.
Nos venden una identidad como gobierno leal y honesto, pero la estructura que se presenta es corrupta y llena de vicios, empezando por quienes van a la cabeza de los gobiernos.

Historias sobran, oficiales mayores de poca estatura ética. De allí viene el mote que Héctor Murguía adjudicó a Rodolfo Martínez. Fue justamente en el periodo de Oficial Mayor que el ex candidato de Movimiento Ciudadano a la alcaldía en el pasado proceso electoral, fue llamado la “marrana de oro”, en una total falta de respeto a las compañeras sentimentales de los cerdos.
Y de allí surgieron muchas dudas. La organización de la feria, un evento anual (cuando no hay pandemia); la ceremonia del grito de Independencia (cada año), la entrega de miles de despensas, una auténtica simulación; la concesión del servicio de basura y servicios médicos municipales; la adquisición de patrullas y equipamiento policiaco; la construcción de obras públicas; las luminarias; el pintado de calles; las inversiones en los centros comunitarios; las becas a niños estudiantes…y la lista sigue y sigue.