LURO VERUM
Por Rafael Navarro Barrón
Alrededor de cien leyes y modificaciones a la legislación mexicana están siendo analizadas a nivel federal y algunas en el Congreso de Chihuahua por los imbéciles representantes de Morena y su aliado el PT, cuyos diputados están muy preocupados por aprobar el aborto en la entidad, convertir a infantes inocentes en niños ‘trans’ o en lograr que sus compañeros camerales, pedófilos, tengan una alternativa ‘legal’ para echar a retozar sus propios demonios.
Bien lo decía la periodista Lydia Cacho, en el libro los ‘Demonios del Edén’. La escritora denunció las perversidades del poder político, empresarial, policiaco y de la alta sociedad de Quintana Roo, Puebla y el país entero. Hacer públicas esas perversiones le costó la cárcel, ser torturada y la autoridad poblana la convirtió en escarnio público.
El poder que ejercía en ese entonces el gobernador de Puebla, Mario Marín Torres, ‘el gober precioso’ y el ‘rey de la mezclilla’, Kamel Nacif Borge, amigos y protectores de Jean Succar el empresario pedófilo de Quintana Roo, sirvieron como marco de referencia para entender que, en México, la impunidad es una realidad que nos debería espantar a todos y más cuando los delincuentes están en las esferas de poder y sin diputados, como es el caso de Chihuahua.
El libro no es reciente, pero el tema sí. Cobra vigencia en nuestro país y en el Estado de Chihuahua. Nunca como ahora, el Congreso Estatal había tenido tanto legislador inmoral, sucio, estúpido, llenos de miseria en sus mentes como para programar en sus agendas puros temas sexuales.
Se quedaron encerrados en las prisiones de Freud, viven al amparo de sus pasiones y desviaciones. Delinquen al promover el aborto y establecer un criterio universal para asesinar a los niños que no se pueden defender.
Esa promoción a la muerte (eutanasia y aborto), al impulso de las infancias trans; a los programas que ya se promueven en la Ciudad de México para otorgar el cambio de sexo como una prestación del gobierno; a la libre determinación de los infantes para que decidan el género de su elección, es la base fundamental del trabajo morenista.
Pareciera que la caca intelectual está rebosando y solo les permite pensar en sexo como una forma de vida y acción. La concepción freudiana de que el hombre es un ser sexuado está presente en el actual congreso del Estado, donde ese tema cobra un papel especial.
Salvo excepciones notables, los diputados de Morena y su aliada del PT, están regidos por una inocultable proclividad a darle sentido a los movimientos sociales que enarbolan la perversión social.
Por eso, el estrado del congreso estatal se ha convertido en el sitio especial para desarrollar teorías a través de las cuales se llega a concebir el apoyo a los ‘marginados’ de las comunidades LGBTTTQ+, como una prioridad. Para justificarlo, Morena maquilla el tema como un asunto de ‘derechos humanos’.
Estos seudolegisladores han enfermado, no han escatimado en la obsesión de promover el asesinato de niños que no se pueden defender porque están en el vientre de su madre.
Sus transgresiones morales los han conducido a un camino sin retorno. Es el mismo declive de los poderosos romanos Tiberio, Cómodo y Nerón que perdieron la gloria que merecían en la historia al centrar la visión del poder en los siete pecados capitales, especialmente en el gusto perverso por la lujuria.
Escribía la colega Lydia Cacho: “(Lo que trata el libro) No es un tema fácil. Habla de una sociedad adormilada que no mueve un dedo. Involucra a decenas de niños de hasta 5 años (mayoritariamente mujercitas); a policías y políticos corrompidos, y a redes de narcotráfico y pornografía infantil”.
Describe en ese documento, decenas de pequeñas que fueron obligadas a tener sexo y a ser videograbadas por un enfermo, nada tonto, que, parece, hizo parte de su fortuna con esta atrocidad.
Los hechos del libro ocurrieron en Cancún, México. El trabajo de la escritora expone escenas de un infierno que, paradójicamente, se debe conocer: de otra manera está condenado a repetirse (en este instante), ahora en su ciudad, en su manzana, ahora tras la puerta del vecino.
Una mujer de 29 años fue la clave para llegar a esta investigación. En las entrevistas con la autora asegura que fue víctima del empresario Jean Succar cuando era una niña. Una amiguita de la escuela la llevó con el depravado libanés, junto con otras ocho niñas.
Todas fueron forzadas por Succar a tener sexo y a llevar a otras niñas y niños. Son cientos las criaturas que fueron obligadas a ser videograbadas y fotografiadas en esas orgías infantiles.
La sutileza en el caso de los temas del aborto y las aberraciones sexuales, ha llevado a los diputados y diputadas de Morena a niveles insospechables. Increíble: el país sumido en la desesperación, la pobreza, la desigualdad social; un Estado, como Chihuahua, con una espantosa deuda. ¿Y los legisladores del partido de López Obrador?, pensando en sexo, en asesinar niños.
Los diputados de Morena y la del PT, deben de tomar decisiones urgentes frente a la ciudadanía. No podemos suponer los motivos por los que llegaron a ser legisladores. Es más que obvio que no tienen ganas de ayudar y promover a Chihuahua y a los chihuahuenses a mejores escenarios.
En la base emocional está el sexo, sexo, sexo…solo en eso piensan por eso están tan podridos y llenos de tanta miseria.
No se puede dudar del nivel moral de la periodista y diputada por Morena Rosana Díaz. Años de conocerla en el entorno periodístico. Mujer de valores en la que se centra la esperanza de mantener una posición radical contra el aborto y el resto de las aberraciones sexuales que promueven sus compañeros de partido.
No sabemos si Rosana ya se corrompió, si ya está convertida en una promotora ciega de la ideología de género. Sería una lástima.
Una parte de los legisladores de izquierda, como la petista Amelia Deyanira Ozaeta Díaz, con una personalidad confusa, tienen que aclarar, cuáles son sus preferencias sexuales. No debe de engañar al electorado.
Mentir es un peligro para las buenas relaciones que deben de existir entre los grupos progresistas radicales y los grupos religiosos conservadores, muchos de ellos que se engancharon a votar a favor de ellos, motivados por la ola a favor de Morena.
Algunos diputados de Morena y sus aliados, deben aclarar en qué posición están con respecto a su identidad de género. ¿Lesbianas, gay, pedófilos? No es justo que presenten una cara en relación al género con el que nacieron, pero defiendan la causa contraria, porque se les aflojó el mastique o porque son tortilleras.
El electorado, los chihuahuenses, debemos de tener muy claro a qué atenernos. Aunque pareciera un asunto muy personal, es del ámbito público, porque están llevando sus marranadas personales a la esfera legislativa.
Se entiende que las decisiones de un diputado no se basan en lo que ellos creen o practican, sino en lo que el electorado, que los eligió, aprueba mayoritariamente.
Un caso patético es el de Leticia Ortega Maynez, ex sindica de Ciudad Juárez, que se vendió al capricho del ex alcalde Armando Cabada, el político que encabezó uno de los gobiernos más corruptos en la historia de Ciudad Juárez.
El ahora diputado local gozó de la complicidad de la actual diputada morenista, Leticia Maynez. Ni una sola anotación en la corrupta libreta de Cabada. Ahora, esa legisladora, promete dar el show mediático impulsando modificaciones estructurales al perverso tema de la ideología de Género.
Esa silenciosa y corrupta ex síndica, ahora es la promotora de aberraciones sexuales que rigen la vida de otros miembros de Morena que, por si no lo saben, tienen antecedentes de homosexualismo, lesbianismo y pedofilia.
Qué decir de Adriana Terrazas Porras, ex priista, a quien se le recuerda por los excesos y escándalos en los que incurrió mientras militó en las filas del tricolor. Sus antros, sus historias, su complicada vida rodeada de anécdotas que no se pueden contar por respeto a la vida privada. Más que obvia su vocación y afinidad con los temas que hoy nos ocupan.
En ese entorno tendríamos que analizar la carrera política de María Antonieta Pérez Reyes, opuesta al aborto pero promotora de las uniones igualitarias. De allí las sospechas razonables de su tránsito del blanquiazul a Morena después de militar años y años en las filas panistas.
Su conversión, ahora lo sabemos, se debió más a un efecto de afinidad a la posición de Morena en relación al tema de identidad de género que al hartazgo de no ser tomada en cuenta como figura política de derecha.
La preocupación de los grupos Pro-Vida se centra en los diputados más radicales, como Gustavo de la Rosa Hickerson, que aparece en la fotografía oficial del congreso del Estado con el pañuelo verde de los grupos feministas radicales, que apoyan el asesinato de niños y promueven las comunidades LGBTTTQ+; Benjamín Carrera que, es más que obvio, se constituye un instrumento al servicio de la perversión.
Hay duda de Daniel Avitia, de Cuauhtémoc Estrada, de Magdalena Rentería y de Oscar Castrejón. No sabemos si estos legisladores morenistas van a irse con la manada o ya están definidos en el apoyo a la perversión y a los falaces ideales de quienes militan en la izquierda con un catecismo de abierta perversión sexual.
Sería un insulto el manejo de los temas intrascendentes sin tomar en cuenta la verdadera problemática de la entidad y, particularmente, de Ciudad Juárez.