…Y cayó confeti en el Manuel Bernardo Aguirre

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Por Rafael Navarro Barrón

Me sentía en el año 3000, al que estoy seguro no llegaré, pero ayer lo vi. Tan claro era. Me vi interactuar con policías digitales, cibernéticos. Me vi caminando por las calles seguras, limpias y alumbradas de Ciudad Juárez. Observé como esos servidores de la ley detenían maleantes con sus pistolas láser; vi a agentes con grados académicos, perrones, mamalones, dispuestos a todo.
Una pléyade capacitada y dispuesta a dar la vida por Chihuahua, inflexibles al soborno, tipo Robocop; incapaces de negociar con los delincuentes, con el narco, con los criminales de cuello blanco.
Y quien se atreva a infringir la ley, se las verá con el Fiscal de Fierro, con el jefe Loya, al servicio del Estado; porque desde ayer, por decreto de Luis Serrato, fuimos convocados, ¡todos!, a acoger el humanismo, la felicidad, el nuevo Chihuahua, como una forma de vida.
Con el Plan Estatal de Desarrollo, la política se esfuma y se da paso a la era cibernética. Y no me digan que exagero, allí está plasmado en el documento rector. Lo dijo claramente el Fiscal General del Estado, Roberto Fierro Duarte; lo replicó en un excelente discurso el Secretario de Seguridad Pública Estatal, Gilberto Loya Chávez, que demostró que ser ingeniero no los hace menos frente a los licenciados que no saben leer o que ignoran para que son los signos de puntuación, las pausas, las letras.


En esa divagación futurista a la que tuve acceso, gracias al poder de mi mente, me vi dialogando conmigo mismo y, con la suficiente seriedad, me dije: ¿para qué preocuparnos ya? La bendita era digital nos resolverá todos los problemas sociales y delictivos.
Jean-Claude Van Damme, Sylvester Stallone y todas esas pipitillescas piltrafas hollywoodescas serán una burla frente a nuestra policía del futuro; ni Arnold Schwarzenegger y su Terminator I, II, II, IV y las que se acumulen, se parecerán a nuestra policía, cuya replicada será la nueva era de municipios donde habrá como pequeños hombres con armadura metálica, llenos de botone y lucecitas, haciendo su trabajo, sin extorsionar ni coludirse con los criminales.
Los delitos serán denunciados por videoconferencias; las querellas igual; todo digitalizado para que nadie batalle.


Que el vecino te mentó la madre y tiró caca en tu ventana. Todo resuelto. Vamos a la computadora, una querella digital y asunto resuelto. Y la víctima podrá mostrar al juez el excremento que corre por las paredes, para que el agresor reciba un castigo ejemplar.
Así será este gobierno de contraste: humanista y digital. ¿Quieres una constancia de no antecedentes penales? Se acabaron las filas; digital todo, al instante.
Los juicios en la comodidad de tu casa, acusando o defendiéndote, según el caso. Porque llegó el humanismo digital que cambiará la fisionomía de la justicia en Chihuahua.
En Maguarichi, en Batopilas, en Cusárare, en Guadalupe y Calvo, los rarámuris se conectarán al Internet y a denunciar a los Creel, a los Sisniega, a los González Muzquiz, a los Vallina, a los Arreola, a los Trouyet, a los Corral de las manzanas, por ladrones, maltratadores de niños y mujeres indígenas, por ser los responsables de meter el alcohol clandestino y la cerveza a la sierra, impunemente…por robarse los bosques con engaños y contratos leoninos.
Nabor Bojórquez de Temosachic, iletrado, desnutrido, sin los apoyos de bienestar, se conectará a la red de wifi de su casa, que es una cueva, y desde allí pedirá la constancia que le han negado una vida entera en las oficinas de gobierno.
Ignoro en que orificio les pondrán las pilas a los nuevos agentes del orden, los que nos cuidarán a partir de ya en la ciudad fronteriza. Hay que trasladar una vez más la sede central de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal a la frontera.
“Porque Juárez merece vivir en paz”, señala la gobernadora, mientras el rostro adusto, molesto de Pérez Cuellar se levanta y mira hacia arriba. Y en parte tiene razón. Sucedió lo mismo a los ex gobernadores priistas que se plantaron en la primera fila en el gimnasio Manuel Bernardo Aguirre. Sin querer queriendo los traían a puro coscorrón político, tildándolos de incapaces, de corruptos, de dejar el Estado en manos del crimen organizado.
El anuncio de la gobernadora, de trasladar la sede de la ESE, ESE PE, E, no le gustó al culicagao de Marco Bonilla presidente municipal de Chihuahua, que nada más respingó en su asiento porque la noticia lo tomó de sorpresa; “tranquilo presidente”, le tiene que esbozar Maru desde el faraónico escenario, “no vamos a descuidar Chihuahua”.
Entonces el regordete alcalde, – por aquello de que está muy inflado-, empieza a respirar en paz, tranquilizado por su lideresa moral, por su maestra, por la mujer que lo llevó y lo sentó en esa silla, un poco grande para un culicagao.
Y las diferencias brotan por todos lados. Mientras Loera de la Rosa lee su discurso, el alcalde de Juárez, Cruz Pérez Cuéllar, se dedica a chatear usando sus bifocales miniatura. Ni desea, ni quiere atender lo que su contrincante por la alcaldía 2024 refiere en un discurso que, dicho sea de paso, es una pieza agotada, híbrida, nada más para quedar bien.
Y muy cerca del morenista presidente municipal de la frontera, se ubica el secretario general de Gobierno, el inigualable César Jáuregui, que primero traía de corpiño el tapaboca y luego, de plano, se lo quitó porque se estaba ahogando en aquel salón.
Y como no el ahogo: luces, reflectores, cámara… ¡acción!, para iluminar al Rock Star del momento, para darle brillo al coordinador de gabinete, Luis Serrato Castell, quien es también quien coordina el Coplade que sesiona esa mañana en la capital del Estado.
Experto en redes, Serrato diseñó la presentación cibernética, preparó el escenario para que todo luciera. Tanto así que el propio Loera de la Rosa, emotivo, como él es, casi suspirando, lo llamó “evento histórico”.


Serrato sabe de luces, de iluminación correcta, de discursos emotivos, de colores dominantes e influyentes. Maru vestida con dos tonos rosáceos y una blusa blanca, mientras los mismos colores ronronean en el escenario del histórico gimnasio Manuel Bernardo Aguirre, pero allí, entre los destellos, sobresale el azul del PAN.
Justamente eso es lo que incomoda al brillante secretario general de gobierno; la parafernalia no es su estilo, por eso el aplauso discreto, la incomodidad.
Porque Jáuregui sabe jugar a la política estructural, clásica, no al uso de fogatol para encender los eventos que, ya de por sí, salen de la lógica de gobierno que se presume austero, pero que es capaz de reventar decenas de bolsas de confeti metálico, para que después los chalanes del Estado, los pobres, los jodidos que ganan una miseria, se frieguen recogiendo parte de la parafernalia regada en el piso.
Pero el escenario es de la gobernadora, a la que ya no le está gustando que le levanten la mano izquierda. Primero el presidente, López Obrador en su visita a ciudad Juárez y ayer, por una mera equivocación, la gobernadora voto la sección de Seguridad y Justicia con la siniestra, y el mentecato de Loera se la volvió a aplicar.
Para evitar la duda, a la gobernadora le dieron una paleta de votación con la forma del Estado de Chihuahua y, ahora sí, utilizó la mano derecha. Claro que la risa no se hizo esperar, ante un espontaneo delegado de Bienestar que intenta imitar a su patrón, pero nomás no le sale.
Porque es la gobernadora, nada más por eso. Porque el escenario era de ella y de nadie más. Porque tenía que decir que el pasado quedó atrás, que ya no lo estén repite y repite; porque es la que manda en Chihuahua. Es la María Eugenia Campos, la Maru, que desafió a Javier Corral y lo aniquiló políticamente, para toda la vida; es la Maru que tenía que terminar su discurso entre montones de confeti metálico, en un escenario casi oscuro, vitoreada por algunos de los dueños del pueblo.


Y aquí se cuenta lo penoso. Los que aplaudían ayer a los gobernantes ladrones, pillos, corruptos, son los que aplauden ahora, porque ellos son parte del Coplade, aunque no tomen decisiones y nadie los tome en cuenta.
Allí estamos, en la oscuridad del gimnasio auditorio, en un momento en el que la crisis económica, la crisis de seguridad, la crisis en educación, los abusos en los precios de los servicios, están a la orden del día, pero los chihuahuenses teníamos que escuchar el nuevo rumbo del Estado, que no se empareja con las necesidades de la población.
Nos volvieron a pintar hospitales tipo europeo; con medicinas, con buen servicio, ya sin el trato inhumano que hasta hoy se recibe; ya sin los regaños estridentes de las trabajadoras sociales, los administradores y los médicos, que son cíclopes del poema que declamó la gobernadora.
Llegó el tiempo de la reinserción social para que los miles de reos estatales se sientan incluidos. Los Ceresos dejarán de cobrar hasta por la risa, al amparo de los celadores, de los directivos que no entienden mucho de los nuevos tiempos y prefieren aprovechar el caos penitenciario que no tiene para cuando concluir.
Y allá arriba, en el templete, junto con los rarámuris, a los que no se les hace justica, pero si se les exhibe como suvenir serrano; a un lado de los menonitas que huelen a queso y leche cuajada porque trabajan día y noche y ya están impregnados del trabajo en el campo; junto a los músicos que entretienen a los borrachos que acuden a las múltiples cantinas que ahora les llaman antros;
A un lado de los médicos que ven pasar los días sin justicia laboral, trabajando con las uñas en los hospitales del Estado; flanqueada por los hombres de campo a los que no les tocó gran cosa en la Plan de Desarrollo… y hasta levantando la bandera que tiene más viajes al exterior que los que hizo Javier Corral cuando gobernó Chihuahua, el orgullo norteño, Héctor Manuel Chávez, ¡el Caramelo!, conocido como el aficionado número uno de la selección mexicana de futbol…


Junto a esa diversidad cultural, Maru Campos, nuestra Maru, terminó la presentación del Plan Estatal de Desarrollo 2021-2027.
Y como era su fiesta política, post pandémica, la panista hizo de todo. Practicó las piezas de oradora motivacional, tejiendo en la mente de los 2 mil 321 chihuahuenses que observábamos en Facebook el evento, un Chihuahua que está por llegar o que posiblemente nunca llegue, pero que, platicado, se oye muy bonito.
Y como en política, la forma es fondo, dedicó a quien corresponda el poema Itaca del griego Konstantino Kavafis:
“Cuando emprendas tu viaje a Itaca/ pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias/ No temas a los lestrigones ni a los cíclopes ni al colérico Poseidón, seres tales jamás hallarás en tu camino, si tu pensar es elevado, si selecta es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes ni al salvaje Poseidón encontrarás, si no los llevas dentro de tu alma, si no los yergue tu alma ante ti.
Y así, con fondo musical y toda la cosa, la gobernadora coronó la parte final, donde la evidencia política del momento, resaltaba en la concurrencia poco vista por televisión, pero perfectamente dibujada en su verdadero carácter rastrero, acomodaticio, aplaudidor.
En las primeras filas, los emisarios de todas las cacayacas lanzadas desde el presídium, los innombrables Patricio Martínez y José Reyes Baeza, los “queridos ex gobernadores” como los refirió Maru.
Y son esas frases incómodas, porque hablar del pasado es lanzar las bolas de estiércol contra los emisarios de ese retroceso, de esa avaricia, del saqueo brutal, de la incapacidad, la indolencia y todos los adjetivos y discursos que se les quieran dedicar porque junto con César Duarte y Javier Corral, esos ‘distinguidos’ son los responsables de este desmadre que intenta recomponer la gobernadora.
Era la parte final del evento, en el que fungió como moderador el delegado de Bienestar y secretario técnico del Coplade, Juan Carlos Loera, en su calidad de secretario técnico del Coplade, recordando al mundo de la política, a sus adversarios, que está vivo y que es capaz de conciliar, aunque lo pongan de maestro de ceremonias.