Maru, presidenta de la república ¿no es broma?

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Luro Verum

 

Por Rafael Navarro Barrón

Allí estaba, después de su gira por Washington, apretujada entre el vaquetón de Mauricio Kuri y el invisible yucateco Mauricio Vila. Un poco más en el enfoque de la fotografía oficial y nuestra ilustre chihuahuense, la infaltable Maru Campos, no sale en la foto, cumpliéndose así el principio del finado cetemista, don Fidel Velázquez Sánchez, ese que decía que “el que se mueve no sale en la foto” (ahora lo aplicamos en sentido literal).
Pero nuestra Maru si salió en la fotografía y no únicamente eso, apareció en la primera página de El Universal, el Diario de México como una presidenciable para el 2024. Sí, ¡presidenciable! En esos vuelos anda, nuestra gobernadora. Y para que no quedara duda lo corroboró con Fernando de Collado en el programa de entrevistas Tragaluz, donde la gober aseguró que no se descarta.


El periodista, sorprendido, regresó a la pregunta: ¿no se descarta?, No, respondió una Maru titubeante que arregló el momento con la frase “pero ahora gobierno Chihuahua”.
Así es la política. Así es la actividad de los que gobiernan o aspiran a gobernar. Así es ese terrible juego pasional que se conoce como ‘chapulineo’, que es la ambición en su escala más alta, en donde se rechaza el puesto público que les confirió el pueblo en las urnas para buscar un escalón más alto.
Las dos expresiones políticas que han rozado esos sueños guajiros, cuando aún gobernaban el Estado de Chihuahua, fueron los siameses César Duarte y Javier Corral. El que se parece a Capulina, se creía un gran estratega nacional que cohabitó con Felipe Calderón cuando al chihuahuense le correspondió, en su calidad de legislador, ser presidente de la Cámara de Diputados.
El muy imbécil empezó a robar, robar y robar recursos del erario público para fortalecer candidaturas de otros estados y ayudar al PRI nacional a que mantuviera su racha ganadora, hasta que lo descubrieron y lo metieron a la cárcel.
El que se parece a Chelelo, también conocido con el alias de El Huevón, fue nombrado en columnas políticas como un posible candidato a la presidencia de la república, en un proyecto aliancista que se debilitó cuando el panista cumplió tres años en el gobierno. Entre la hueva, el tenis y el golf acabaron con su futuro político.


En el arte de subirse al ladrillo, ¡qué ladrillo!, a la mexicanísima tortilla flautera (la de menor grosor en los estantes de Smart), se encuentran los actuales gobernadores del PAN que se sienten soñados, cuando en realidad están atemorizados por los vaivenes cerebrales de López Obrador, porque saben que en cualquier momento surgirá la mano enérgica de la federación que puede perseguir la sombra de sus gobiernos, ya que están conscientes de las consecuencias de caer en manos del semi dios en turno. Es mejor las rodilleras a la confrontación estéril.
México es tan especial. Recientemente, en la más absurda ingenuidad política, escuchaba a un regidor del municipio de Juárez expresar lo que su esposa le refiere como un auténtico canto de las sirenas:
“Te imaginas, viejo, el día que tú seas presidente de la república”. Y allí está el tontete, divagando, soñando despierto, creyéndose un personaje de la película ‘La Ley de Herodes’, un tribuno tercermundista, soñador y lleno de ambición.
El asunto es que la degradada política la echaron a perder personajes del talante nacional como Vicente Fox, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador; cada quien con sus desplantes y sus estridencias; con sus escándalos políticos derivados de esa mezcla peligrosa donde converge la función pública-las ocurrencias-la vida privada a nivel de escándalo y todo lo que se le quiera agregar en el viaje vacilante de la dirección del país.
Pareciera que ya todo está dicho en ese anecdotario, por eso, en las circunstancias actuales, cualquiera se siente con la capacidad de ser presidente de México y más en este momento en donde el glamour y la estridencia son un apartado especial de los gobiernos.
En Chihuahua tenemos la frase, “con botas, lentes y sombrero vaquero, cualquier pendejo es ganadero”. Así ocurre en el sector público, se vuelan porque un columnista, porque uno de sus focas aplaudidoras o su familia, les endulzan el oído al hacerlos creer que pueden aspirar a algo más que el cargo en turno.
Cuando divago y me adelanto al futuro, me estremezco con el solo hecho de pensar que el diputado del PT, Gerardo Fernández Noroña pudiera ser el próximo presidente de México, es para dar escalofríos. Es como instaurar el gobierno del ‘Eco Loco’, el personaje de Burbujas que gozaba con la suciedad.
Pero el tema de hoy son los gobernadores emanados del PAN, como el queretano Mauricio Kuri, todavía con la tembladera de piernas que le causó la confrontación en el estadio de futbol de la ciudad capital; la chihuahuense, Maru Campos, que deambula entre la sospecha de las acusaciones corralistas y la realidad de la función pública de alto nivel, que no era ‘enchílame otra’ como ella creía; el yucateco, Mauricio Vila, perdido en un estado pobre, mancillado por el olvido oficial; y el tamaulipeco, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, cuya ídem estuvo a punto de rodar cuando lo ligaron con el crimen organizado y los ingresos ilícitos; pero el purificador de políticos corruptos, el mismísimo presidente de la república, lo visitó, lo invitó a una gira y desde ese día el gober duerme tranquilo, rodeado de guaruras, como lo hacían los Césares del imperio romano.
De acuerdo a la nota de El Universal hace unos días ‘cerraron filas’ rumbo a las elecciones de 2024. Y otra vez divago sobre ese amplio y filosófico precepto de ‘cerrar filas’. Lo entiendo en la concepción coloquial; en el uso metafórico, pero no en la práctica.
¿Cerrar filas? En torno a qué, bajo qué premisa, cuándo se abrieron; quién las abrió; por qué estaban abiertas; qué es una fila… ¡Dios! qué complicada es la política.
Creo que algo que no ha quedado muy claro en esa demagógica carrera es cómo manejar, sin ser abusones, la alianza opositora a Morena. Esa alianza la integra el PAN; participa en ella lo que queda del PRI y contrasta la escena el agónico PRD.
Se trata de una alianza dispareja y llena de vicios, por lo menos en el Estado de Chihuahua, donde el PAN se siente el destinatario de la fuerza política, por eso Maru está en ese periodo divagante, estruendoso, porque quiere ser candidata a la presidencia de la República.


Ya se le metió la idea en la cabeza. Esa temprana aspiración ha generado la muina de propios y extraños. Hay quienes no la creen, hasta han llegado a pensar que se trata del más guajiro de los sueños, como un capricho de adolescente en la política.
De allí la capirotada del actual gobierno estatal que encabeza la presidenciable Maru Campos que, dicho sea de paso, en el evento ‘Juntos Rumbo al 2024’ hizo un llamado a los dirigentes estatales del PAN a volver a las bases porque son la fuerza del partido en todo el país para generar bien común, generar bienes públicos en beneficio de la gente.
En la ciudad de México, Maru tuvo que recurrir al ideólogo chihuahuense Manuel Gómez Morín. El fundador del PAN refirió como una acción impostergable el cuidar a las bases sociales, las cuales deben de ser atendidas para “evitar el dolor evitable”.
Luego, aprovechando que estaba en la ciudad de México se sentó frente a la oscuridad del escenario de Fernando del Collado, en Tragaluz para que la hicieran garras con las insinuaciones permanentes de su pasado corrupto, el que negó una y otra vez.
Y allí está el punto crítico, la pregunta lacerante. A seis meses de gobierno, la gobernadora ¿tiene con qué para aspirar a la presidencia de la república? Evidentemente sí. Tiene lo más importante, se tiene a ella misma, tiene su carisma, posee esa innegable fuerza interior que la levanta en medio de las tempestades políticas.
Y cómo no, la dama de Palacio aguantó el ataque del mujerujo de Javier Corral en donde aún se arremolinan muchos claroscuros en torno a la relación de la gober con César Duarte.
Fernando del Collado insistía e insistía. ¿Estuvo en la nómina secreta de Duarte? Y la respuesta se repetía también una y otra vez. “No, ese fue un invento”.
La duda quedará allí, para serruchar o liberar la consciencia de los implicados. Maru ¿culpable o inocente de haber recibido recursos del César de los Gobernadores? Ella dice que no, pero que sea la conciencia la que responda a esta imponderable acusación pública y judicial. Que no lo diga un juez, que lo diga su conciencia.
Que cuente lo que posee actualmente en bienes muebles, inmuebles, arte, vehículos, cuentas bancarias, que sume lo que ha ingresado a sus cuentas bancarias, que lo divida entre los bienes que ha comprado y si le da la suma correcta, pues no es corrupta.
Lo que sí es real es que la actual gobernadora quedó ampliamente marcada por esta acusación. De allí su débil política contra la corrupción y contra decenas de servidores públicos que tuvieron que repetir en sus cargos o ser incluidos en su administración para que no insistieran en las acusaciones que se tenían a la mano.
De allí las ocho demandas que existen contra Javier Corral, alias el Huevón, por el desvío de más de 3 mil millones de pesos de un “mal gobierno…no hemos encontrado, en ese desorden, lo bueno que hizo Javier Corral”, dijo una Maru despechada por el trato que le dio su compañero de partido.


Pero ahora sabemos que Maru Campos solamente es fuerte en público, en lo privado se debilita y se derrumba con muchos altibajos emocionales que la están afectando severamente. Sufre los embates de varios problemas que ha tenido que enfrentar y callar, que no han trascendido a la luz pública.
Constantes son los problemas que se generan al interior de su equipo con un par de funcionarios de primer nivel que tienen problemas para beber y cada vez que se embriagan echan a perder los mínimos avances logrados.
Y luego las finanzas públicas dañadas por el saqueo y el desorden corralista; luego los hospitales sin medicamentos ni servicios adecuados, que siguen secuestrando cadáveres hasta que los deudos paguen el costo de la atención médica; luego los problemas en las escuelas; luego la falta de personal en las dependencias; luego las placas y los trámites de licencia; luego tanto problema social que se avecina producto de la sequía, que no es culpa de nadie, pero que pone a temblar a todos.
El viaje a Europa, “por motivos de trabajo e inversión”, según la versión oficial, que todos sabemos fue solo parte del turismo oficial en el que incurren muchos de nuestros gobernantes, no logró absolutamente nada para el decadente estado grande que dirige la gober; luego la ida a Washington para entablar una conversión que pudo realizarse por zoom, muestran claramente para que sirve ese turismo oficial.
En el caso de la gobernadora un simple escape ante una condición de gobierno que la está aprisionando, que le genera serias crisis de gobernabilidad, de pleitos entre los miembros del gabinete, de la lucha de poder entre Serrato y Jáuregui.
Por eso Maru dice que es malhablada porque truena con tanta insensatez e ineficiencia y les llama pendejos cuando está en confianza; y truena contra Corral y su equipo nefasto… entonces tiene que usar las floridas palabras porque es la catarsis de su vida política.
La presentación del Plan Estatal de Desarrollo, versión Juárez y Chihuahua, fue una muestra inequívoca de lo que pasa en las emociones de la gobernadora; escenarios oscuros, confeti, música de fondo, excesivo uso de la pirotecnia tecnológica dan muestra de esa imposibilidad de enfrentarse a un auditorio crítico, que no le cree lo que está anunciando.
Ella teme mirarlos a los ojos, por eso esquiva las miradas fijas y se proyecta en la oscuridad, en un discurso muy bien prefabricado que no arrebató aplausos ni en Juárez ni en Chihuahua y que dejó más dudas que esperanzas.
Por eso, cuando hablan de la Maru, presidenta de la república para el 2024, se tiene que tomar con reserva porque la gobernadora tiene un equipo de trabajo débil y poco capaz para llevarla a esas alturas.
Seguramente, en el contexto de la política, el PAN nacional, en el hipotético caso de que se consolide el proyecto, tendría que montar cuerpos profesionales que sustituirían a la mayoría del equipo que la ha acompañado a Maru desde que era alcaldesa y ahora en el gobierno estatal.
El problema se agudiza por la falta de visión política y social; ambas deben de ir de la mano.
Los elementos que justifican lo anterior están a la vista. Maru no tiene la capacidad de sostener compromisos y eso se veía venir, porque al arranque de su candidatura, asustada por la posible llegada de Juan Carlos Loera y toda esa estructura de Morena, que emula una versión de la trama del libro ‘Pantaleón y las Visitadoras’, generó la necesidad de acuerdos con los actores políticos en campaña.
El problema de los ‘acuerdos’ con los otros actores políticos es que muchos no se cumplieron y otros se cumplieron a medias. Está el caso de Maru Baeza, corrida de Atención Ciudadana en forma vergonzosa y nunca fue reubicada como lo prometió la gobernadora, porque mentir es una forma de salir de los problemas. Además no existe una versión oficial que pueda esclarecer exactamente qué fue lo que ocurrió en ese affaire político.
Nunca llamó ni atendió a una política avezada e institucional como Graciela Ortiz, que declinó a favor de Maru y la acompañó en la última etapa de su campaña política generando muchas molestias entre los priistas que se enojaron por la decisión tomada por Chela.
El caso del doctor Alejandro Díaz, quien le juró su fidelidad públicamente en el debate entre candidatos al gobierno del Estado, es algo sintomático de la forma en que trabaja el gabinete ¿o Maru? Es la peculiar forma de tratar a sus aliados.
Al ex candidato de Fuerza México le han hecho esperar horas y horas en la antesala sin recibir una notificación específica por qué no desean sus servicios, solo recibe la indicación de que regrese después. Entendemos que su Covid-Booster era una vacilada, pero el médico y embajador plenipotenciario de no sé qué agrupación, merece respeto.
Quién le explicará al doctor Díaz que las contrataciones están cerradas; que las puertas, no se abrirán jamás a pesar del ‘paso de la muerte’ que ejecutó frente a las cámaras para sumarse a la campaña de la panista.
También está latente el caso de Lilia Merodio cuyos pucheros han sido escuchados en palacio, pero, hasta este día, no hay una sola explicación, ni de la secretaria de Desarrollo Rural ni de la estructura del gobierno estatal.


Ni se aclara, ni se confirma su salida; solo hay que recordar que la ex senadora tiene una amplia experiencia en las lides políticas. Está formada en la jungla del verdadero poder político. Las virtudes aprendidas, la experiencia laboral en cargos públicos y de elección popular, todo lo que es Lilia, en sumatoria, rebasa por mucho a cualquier miembro del gabinete de Maru Campos.
¿Qué si Maru puede (no debe) ser candidata a la presidencia de la república en el 2024? Sería una acción posible si empezara por redimirse al analizar qué quiere de su actual gabinete ¿los cómplices de siempre o personajes que realmente tengan peso político para que le ayuden a llegar a las esferas nacionales?
Futuricemos para comprender qué pasaría con un gabinete como el actual. Con un Luis Serrato, coordinando el gabinete; con su arrogancia y soberbia, creyéndose un genio poseedor de las cualidades de un experto en Márquetin Político; convertido en una ‘dama de compañía’ internacional de la gobernadora y encaminando al naciente gobierno a una peligrosa aventura.
Debatible y rebatible, como se vea…la administración amaneció quebrada y solo se dan discursos pero no se aterriza en los hechos.
¿Podremos enfrentar la violencia y avanzar en procuración de justicia con un Roberto Fierro Duarte, que no puede controlar su ira y, cuando se le aborda, su humor se consuma como el de un neurasténico, incapaz de sostener con vehemencia y paz, una entrevista banquetera? Imagínenlo la Fiscalía General de la República – en el hipotético de la candidatura y triunfo de Maru en el 2024. Es mejor ni imaginarlo, Gertz Manero sería un niño de brazos.
Salvo César Jáuregui y Javier González Mocken, el resto del gabinete es invisible. Están ausentes de declaraciones y de las interacciones en la vida política y administrativa del Estado. Es más, si se hiciera una encuesta para que alguien ajeno a la función pública, de memoria, dijera el nombre de los miembros del gabinete, reprobaría.
Gracias a la Cuatro T, al gobierno de Morena, ya es costumbre que los funcionarios estén molestos con los reporteros, con los comunicadores. Ahora la tendencia es cerrar las puertas a los que los cuestionan a los que no aplauden, como focas, sus astutas acciones.
El gobierno ha cerrado las puertas a la comunicación objetiva, directa y nos llena de boletines donde se narra una realidad virtual.
Solo los medios convencionales, que son muy fáciles de controlar, tienen acuerdos económicos y son referente fallidos de la comunicación; pero esos negocios de la comunicación, desde hace años, dejaron de ser generadores de opinión pública.
Asustan con el petate del muerto al hablar de tirajes de periódico que no existen o de ratings manipulados solo para lograr los contratos de publicidad.
Ese es el encabronamiento que se tuvo con Luis H. Alvarez y con Francisco Barrio. En el verano caliente ellos fueron algunas de las figuras políticas, pero muchos periodistas luchamos en la retaguardia de la comunicación. No nos rendimos, no dejamos de luchar, no nos vendimos y, sin embargo, cuando llegaron al poder nos dieron una patada en el trasero porque ahora nos concebían como traidores por publicar las incongruencias de sus gobiernos.
Le está pasando lo mismo a este gobierno. Ignoro qué acción política amerito que Teporaca Romero, la ex priista llegara al gabinete. Ningún mérito la asiste, ni es parte del equipo que ha caminado con Maru. Y allí está, como una híbrida funcionaria sin pena ni gloria.


Sé del poder de César Jáuregui y me queda claro que Maru producto de un trabajo refinado que ha realizado el secretario general de Gobierno. Negarlo o no acreditarle ese mérito, sería un sacrilegio político. Por eso la figura de Serrato y de los otros floreros del gabinete, porque todos sabemos que son auténticos adornos en la función pública, salen sobrando; son técnicos al servicio de la gobernadora, robots programados para callar y hablar al ritmo de la batuta de la gobernadora.
¿Por qué están allí?, por eso, porque no representan un peligro político. Porque no van a crecer para de aquí al 2024 y cuando la dama de palacio quiera buscar la candidatura o simplemente intente estar en las internas de la Alianza opositora, le habrá faltado trabajo político para caminar en el sinuoso camino de la oposición.
Porque de aquí a esa fecha, a la mitad de su sexenio, ya todos sabremos que así como empezó podría estar terminando, con lamentables ocurrencias que no aterrizan nunca, con discursos favorecidos con shows mediáticos tipo Tatiana (o Tati para que lo entendamos).
¿Ya se le subió el cargo de gobernadora, doña Maru?, pregunta con insistente sorna el conductor de Tragaluz… “para nada, trabajo para que eso no ocurra”, respondió una gobernadora nerviosa, que fue brillante en algunas respuestas pero que otras le desdibujaron el rostro.
Y en realidad, no solo a ella se le subió el puesto, se le subió a sus cercanos colabores que sienten que caminan entre algodones; que se sienten soñados en las camionetas blindadas, rodeados de guaruras.
Se les subió el cargo porque no saben cumplir promesas, porque muchos de ellos transitan en la política con un halo de inmadurez, que no entienden que la política se acaba pronto y que una cosa es creer que pueden ser candidatos a la presidencia de la república y otra cosa es la realidad.