CON INFORMACIÓN DE PUENTE LIBRE
Los Bravos de Ciudad Juárez hicieron lo que tenían que hacer para mantenerse con posibilidad de repechaje y por lo menos hoy dormirán en puestos de reclasificación tras ganarle 3-1 a los Pumas de la UNAM.
Lesiones, lágrimas y un muerto resucitado
Los Bravos de Ciudad Juárez comenzaron a jugarse el todo por el todo dos minutos antes del pitazo inicial. Una noche clara y un graderío que no se había emocionado tanto desde la ya lejana final de Copa MX ante el América. Todo esto como marco para un Maxi Olivera que tomó la voz de mando en la última charla previo a comenzara a correr el reloj.
No eran ni cinco minutos y al Olímpico ya la habían dado razón para sonreír. Alan Medina se metío solo por la banda derecha y le dejó un soberbio taconazo a Jesús Dueñas que le pegó casi como sin querer para un muy dramático primer gol al minuto tres.
A los diez de empezada la primera mitad, el puma se comenzaba a despertar de poco a poco y a pisar las bandas. No eran contundentes pero ganaban los balones aéreos y cabezeaban hacia el arco de Alfredo Talavera; en la grada, el respetable le bajaba el volumen al fervor, casi como con temor.
Pese a soltar el dominio del esférico, Medina, Dueñas y compañía seguían generando peligro y ponían a sudar a Julio González que no era garantían bajo los tres palos de la UNAM.
Antes de la marca de los 20, Jaime Nevárez ya tenía la cara pintada de amarillo luego de aventarle toda su humanidad a César Huerta. Al 24 ya lucían los tachones tras un pizotón de Leo López para la primera amarilla universitaria.
A quince del final de los primeros 45 y pese a la buena defensa verdiroja, la escuadra felina seguía llegando al último tercio de la cancha más a base de recursos que de buen futbol, para desgracia de la visita y fortuna de la localía, no encontraban tino.
Diogo de Oliveira hizo enmudecer las gradas al 32. El brasileño aprovechó un rebote de Talavera para corregir una falla de Juan Ignacio Dineno, empatar el marcador y dejar al Benito Juárez más callado que una morgue.
Para colmo de males en la frontera, Emiliano Velázquez se retiraba del campo en camilla y hecho un mar de lagrimas tras sufrir una aparatosa lesión en su intento por evitar el gol.
Faltaban cinco y cuando peor se veían las cosas para Bravos, Gabriel Fernández fue el encargado de revivir al conjunto juarense rematando un centro razo que dejó congelado al arquero acapulqueño para el dos a uno.
Caballos y capitalinos se fueron a las regaderas con 2-1 con la posibilidad de repechaje todavía intacta.
Manual para saber sufrir
Los universitarios denotaban la urgencia al comienzo de la segunda mitad. Todos los de blanco hacían acto de presencia en campo enemigo mientras que los de las tierras de Juan Gabriel se replegaban para defender el arco de Talavera.
Sin embargo, los de Cristante mostraban toda la soltura al momento de desplegarse en ataque. Al 55, el hijo prodigo de La Barca Jalisco le metía las manos a un disparo del Toto Salvio con un Pumas que empezaban a ganar terreno.
Faltaba media hora para el pitazo final y a Bravos no parecía molestarle jugar al contragolpe y mantenerse atrás aguantando los embates de los visitantes. Para el respetable la cosa no era tan sencilla ni tan cómoda al filo de la butaca cada que los de Andrés Lillini cruzaban el ombligo de la cancha.
Al FC Juárez le tocaban la puerta y el cancerbero fronterizo ya sacaba el colmillo con calambres, dolores y hasta retortijones.
A 20 del final, cada una de las llegadas visitantes era un calvario para los de verde. Todos se paraban atrás y despejaban las de peligro como dios diera a entender para aguantar el resultado. Bravos era todo defensa y Pumas era un vendaval que pasaba, peloteaba y disparaba a placer contra el marco de quien alguna vez fuera su portero.
En las acciones defensivas Talavera terminó por pasarle por encima a Dineno al 76 en lo que parecía un claro penal. Quinteron Huitrón, sin embargo, hizo silencio y no marcó la falta. Se acaba el tiempo y los dueños de la cantera no encontraban como sacar el punto a orillas del Río Bravo.
Le quedaban dos minutos al tiempo reglamentario y al XI auriazul, por otra parte, no le quedaba nada en el tanque, todo eran balonazos hacia el frente mientras que Bravos seguía en lo suyo: Defender a como diera lugar. Habiendo cumplido los noventa reglamentario, los de Juárez ya veían la orilla en medio de una bronca provocada por reclamos.
Alan Medina cerró con broche de oro las hostilidades aprovechando la falta de defensa de los Universitarios para arrancarse en el contragolpe y anotar fuerte y abajo el tanto de 3-1.
Quintero Huitrón puso el pitazo final para consumar la victoria de los fronterizos, mismos que dormirán en puestos de reclasificación a espera de lo que hagan San Luis, Necaxa y Mazatlán.