La elección del doctor Daniel Constandse como rector de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ) es una buena noticia para la comunidad universitaria y para la sociedad juarense en general.
Constandse ha demostrado su capacidad académica, administrativa y de liderazgo al frente del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICB), uno de los más prestigiosos y reconocidos de la universidad.
Su propuesta de continuar, transformar e innovar la UACJ se basa en mantener la calidad de los programas educativos, el bienestar de la comunidad universitaria y la infraestructura de primer nivel. Estos son los ejes que han convertido a la UACJ en un referente de la educación superior en el estado y en el país.
Constandse ha expresado su compromiso de apoyar todos los institutos y divisiones de la universidad, así como de impulsar el desarrollo del deporte de alto rendimiento y recreativo, y de adaptar la educación a los avances tecnológicos. Estas son acciones que contribuyen a la formación integral de los estudiantes y a la vinculación con el sector productivo y social.
El nuevo rector ha recibido el respaldo del Gobierno estatal, que ha mostrado su disposición a continuar brindando apoyo a la universidad, una relación que se ha fortalecido bajo la administración de la gobernadora Maru Campos.
La entrega del impuesto universitario es una muestra de este compromiso, así como el reconocimiento a la autonomía y la democracia universitaria.
La toma de protesta del doctor Constandse, programada para el 10 de octubre, durante el aniversario de la UACJ, será un momento histórico para la institución, que inicia una nueva etapa de consolidación y proyección.
La UACJ es una universidad de excelencia e innovación, que forma profesionistas con valores y responsabilidad social, que aportan al desarrollo de Ciudad Juárez y de Chihuahua.
El IMSS en Juárez, otra obra inconclusa de la 4T.
El pasado viernes, el presidente Andrés Manuel López Obrador visitó Ciudad Juárez para supervisar el avance de la construcción del Hospital General Regional del IMSS No. 2, que desde hace más de una década se prometió a los fronterizos como una solución a la falta de infraestructura médica y de especialidades.
Sin embargo, lo que debió ser un acto de rendición de cuentas y de compromiso con la salud de los juarenses, se convirtió en un show mediático y en una burla a la inteligencia de los ciudadanos, que siguen esperando que el nosocomio abra sus puertas y brinde el servicio que tanto se necesita.
El presidente no vino a entregar el hospital, ni a inaugurar el servicio médico, sino a presumir una obra inconclusa, que carece de equipo y de personal especializado, y que aún no tiene fecha de operación.
Una obra que se inició en el sexenio de Enrique Peña Nieto, y que se retomó en el de López Obrador, pero que sigue sin concluirse, pese a las promesas y los discursos.
Será una promesa cumplida del presidente Andrés Manuel López Obrador hasta el día en que reciba al primer enfermo, hasta que sus camas sean utilizadas, hasta que se den las primeras consultas y hasta que se den y apliquen los primeros medicamentos.
Mientras no ocurra lo anterior seguiremos igual a hace más de casi una década en que las autoridades prometieron un hospital de especialidades a los fronterizos.
Es lamentable que el presidente pretenda engañar a los juarenses con una promesa incumplida, que solo busca generar simpatías para su sucesora, Claudia Sheinbaum, quien lo acompañó en su gira.
Es indignante que el presidente ignore la realidad de la salud pública en la frontera y en todo el país, donde miles de personas padecen enfermedades crónicas, degenerativas y oncológicas, que requieren de atención especializada y oportuna.
El mandatario no ha tenido empacho para mentir a todos los mexicanos a quienes les asegura que México tiene un servicio médico igual o superior al de Dinamarca.
Los juarenses no merecen que se les mienta y se les manipule con una obra inconclusa, que hasta hoy solo sirve para la foto y el discurso de políticos oportunistas.
Los juarenses merecen que se les respete y se le garantice el derecho a la salud, con un hospital de especialidades que funcione y que atienda a los enfermos. Eso es lo que el presidente debería cumplir, y no solo supervisar.
Los aplaudidores de AMLO ya echaron las campas al vuelo y afirman que el actual presidente ya cumplió su promesa, lo que está muy alejado de la realidad.
La Dictadura de Alito Moreno en el PRI
Como en los viejos y hegemónicos tiempos del partidazo, Alejandro Moreno Cárdenas “Alito”, se reeligió en la dirigencia nacional.
Fue un triunfo arrasado con 440 votos, para su fórmula con la actual secretaria Carolina Carolina Viggiano Austria. Para la “oposición” con Lorena Piñón, sólo hubo ocho votos, o sea, sólo los de su planilla.
Alito demostró un súpermúsculo; seguramente innecesario en un PRI que agoniza y que seguramente el nuevo dictador del partido, terminará dándole insanta sepultura, tal y como se ha pedido desde Palacio Nacional.
Sigue quisquillosamente el camino que le han marcado los expriísta ahora purificados en Morena; debe saber que el PRI sólo tendrá un sólo color y será guinda.
Con todo el control y poder sobre el Consejo Político Nacional, Alito ni siquiera se despeinó. Entendido de otra manera, lo reeligió su estructura, la misma que él integró y designó.
El dirigente requiere del blindaje del PRI vivo o muerto (el partido) y las migajas que le arroja el sistema; en un cálculo que tal vez, sólo tal vez, aguante para los próximos tres años.
El PRI después de la debacle en el presente sexenio requiere, innovar, reinventarse y muchas pipas con oxígeno. Moreno Cárdenas representa todo lo contrario.
En este escenario dictatorial para el PRI, nada bueno se vislumbra; para su reelecto dirigente entregarlo a partir del siguiente mes en el Senado y en la cámara de diputados.
Todos presupuestado, en política no hay sorpresas, sólo sorprendidos. Así ocurre en las democracias simuladas, bajo control, asaltadas o compradas.