La sombra de la justicia sobre Javier Corral

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La reciente inhabilitación de Javier Corral Jurado por parte del Tribunal Estatal de Justicia Administrativa es un recordatorio contundente de que la soberbia no tiene cabida en la política. Omar Bazán Flores, exdiputado local, ha destacado la resolución del TEJA, que responde a una denuncia presentada desde 2019 por presunto enriquecimiento inexplicable. Este dictamen no solo revela la larga sombra de la corrupción que ha acechado a muchos líderes políticos, sino que también pone de manifiesto la necesidad de rendición de cuentas en nuestra clase dirigente.

Desde que Corral asumió la gubernatura en 2016, ha estado rodeado de controversias y acusaciones. La inhabilitación lo coloca nuevamente en el centro del huracán mediático y judicial, un espacio que, sin duda, preferiría evitar. Lo que parecía ser un periodo de poder y autonomía ahora se convierte en una lucha constante por su reputación y, posiblemente, su libertad.

El expanista, ahora morenista, parece haber subestimado las consecuencias de sus acciones. La justicia, aunque lenta, finalmente alcanza a quienes intentan evadirla. El hecho de que tenga que decidir entre ampararse o acatar la resolución es un dilema que lo mantendrá ocupado, y no solo en lo legal, sino también en la percepción pública.

La política está llena de lecciones, y esta podría ser una de las más significativas: la arrogancia puede llevar a una caída estrepitosa. A medida que avanza este proceso, se espera que Corral y otros líderes comprendan que el poder no es un escudo contra la justicia. La transparencia y la honestidad son las únicas formas de evitar que la sombra de la corrupción opaque el legado de cualquier figura pública.

Un liderazgo cuestionado en la Sección 42 del Magisterio con la Marrana Quiroz

 

El reciente plantón de un grupo de trabajadores de la educación frente a la sede de la Sección 42 ha puesto en tela de juicio la capacidad de liderazgo de Manuel La “Marrana” Quiroz Carbajal. Desde su toma de protesta, la falta de compromiso y la ausencia de una visión clara para abordar la problemática que enfrenta el sector educativo, han sido puntos críticos de su gestión.

También quedó muy mal con medios de comuniación en Ciudad Juárez que le ayudaron en su labor proselitista para llegar a ese encargo.

Lo más preocupante no es solo la inacción ante las demandas legítimas de sus compañeros, sino su reacción ante la protesta. En lugar de escuchar y dialogar, Quiroz optó por la confrontación, agrediendo físicamente a quienes solo buscan ser escuchados. Este comportamiento no solo es inaceptable, sino que también refleja una desconexión alarmante entre un líder y su base.

Los educadores, quienes en su mayoría buscan mejorar las condiciones de trabajo y el bienestar de sus alumnos, merecen un representante que actúe con respeto y responsabilidad. La violencia nunca debe ser la respuesta, y mucho menos de quien se autodenomina “líder”.

La situación actual exige un cambio de rumbo. Es imperativo que los dirigentes del Magisterio estatal se comprometan a crear un espacio de diálogo real, donde se escuchen las voces de todos y se busquen soluciones conjuntas. La comunidad educativa necesita líderes que inspiren confianza, no miedo. La lucha por un sistema educativo más justo y eficaz depende de ello.

La transición y el futuro incierto de México

Este martes marcará un momento decisivo en la historia política de México: la transición de poderes en el Congreso federal, donde Claudia Sheinbaum asumirá la presidencia, poniendo fin al mandato de Andrés Manuel López Obrador. El evento, programado para las 9 de la mañana, no solo será un cambio de liderazgo, sino también un punto de encuentro para las voces de aquellos que se han sentido marginados durante su administración.

El dispositivo de seguridad que rodeará la ceremonia será un reflejo del clima de tensión y descontento que permea la sociedad. Grupos de ciudadanos y sectores afectados se preparan para manifestarse, recordando las decisiones controvertidas de AMLO: desde la eliminación de pensiones y el desabasto de medicamentos esenciales hasta la desaparición de programas que han sido vitales para el bienestar de muchos. Estos reclamos no solo son ecos del pasado, sino también advertencias sobre lo que podría suceder si se ignoran.

En medio de este panorama, la expectativa sobre el futuro de la nación es palpable. Por un lado, hay temor a que la administración de Sheinbaum pueda derivar en un sistema más autoritario, un escenario que inquieta a muchos y que podría tardar años en ser revertido. Por otro, hay quienes ven en ella la oportunidad de un cambio positivo, confiando en su historial y en su capacidad para dialogar con el sector empresarial, ofreciendo un camino hacia el crecimiento y la estabilidad.

El escenario de esta transición será, sin duda, uno que muchos mexicanos no querrán perderse. La dualidad de la esperanza y la incertidumbre se entrelaza en este momento histórico, y todos estarán atentos a las primeras decisiones de la nueva presidenta. La manera en que gestione estos desafíos iniciales definirá no solo su gobierno, sino también el rumbo de un país que anhela avanzar sin olvidar las lecciones del pasado. La historia, como siempre, está en juego.