Por César Sánchez Loya
A la llegada de Nicolás Maduro al poder en Venezuela en el año 2013, las cosas empeoraron en materia política, económica y humanitaria. Después del fallecimiento del dictador Hugo Chávez; la ideología comunista interpuesta por el gobierno totalitario de Maduro a generado un éxodo de casi 7 millones de venezolanos refugiados principalmente en Colombia y Perú; solamente por debajo de Siria con 9 millones de refugiados. Ocupa el segundo lugar a nivel mundial de refugiados y desplazados hacia otros países como México que representa un puente natural para quienes tienen como objetivo encontrar una vida distinta en el país norteamericano.
La crisis humanitaria generada por familias enteras desplazadas en contra de su voluntad hacia las franjas fronterizas en nuestro país, no tiene precedentes. Venezolanos ocupando ciudades como Nogales, Tijuana, Piedras Negras y por supuesto Ciudad Juárez generan una crisis migratoria con la que no contaba ningún nivel de gobierno; sin embargo, la voluntad hospitalaria de los juarenses se hace evidente cada vez que inmigrantes necesitan del apoyo de los fronterizos como sucedió con los ciudadanos cubanos el año pasado.
Venezuela pasa por una severa crisis en cuanto a credibilidad de un gobierno tirano que comete innumerables delitos de lesa humanidad, inestabilidad social, económica, escasez de alimentos y medicinas, violación sistematizada en materia de derechos humanos y por si fuera poco una nula libertad de expresión a medios de comunicación, se les hostiga hasta verlos cerrados, decomiso de permisos y licencias contra aquellos que osan dar opiniones contrarias al gobierno dictador madurista.
El gobierno local de el alcalde Cruz Pérez Cuellar busca la forma de ayudar a familias completas de venezolanos; el INM ya ha extendido los permisos para ampliar su estancia en este país, de 15 a 180 días, de esta manera habrán de conseguir el propósito de internarse al vecino país o permanecer en esta frontera para buscar una mejor calidad de vida. La opción de la mayoría de venezolanos radicados en Juárez, no es regresar a su país mientras exista un gobierno opresor como el de Nicolás Maduro.
La solidaridad de los juarenses se hace presente, los gobiernos buscan tenderles la mano buscándoles refugio sobre todo a familias con niños que nunca habían vivido las inclemencias del frio de esta frontera; exhortar a instituciones de educación superior a que aporten a la causa. Instituciones como la UACJ y la FCPS de la UACH cuentan con gimnasios que en nada afectan a la comunidad universitaria para albergar temporalmente a nuestros hermanos venezolanos varados en estas congelantes tierras del norte.
En Venezuela el desmantelamiento de las instituciones democráticas es inminente, ningún gobierno interviene para de alguna forma resolver el problema; las alianzas de Maduro con los países como China y Rusia a cambio de petróleo le ha funcionado.
El venezolano nunca se resignará a morir de hambre o de un balazo. De los 130 mil que prefirieron regresar a su país, fueron condicionados a vivir en un gobierno represivo donde la libertad es una auténtica falacia.
Los éxodos tienen distintos matices, en Ucrania huyen por salvar su vida mas de 2 millones de refugiados producto de una indiscriminada guerra, en Venezuela son 7 millones de personas que impacientemente esperan a que las condiciones políticas y económicas mejoren sustancialmente, eliminando un comunismo nefasto donde unos cuantos absorben las riquezas reprimiendo y coaptando conciencias.
Mientras tanto en Ciudad Juárez enfrenta un autentico drama con los refugiados de distintos países como Cuba, Nicaragua, El Salvador, Honduras y ahora por número son venezolanos motivo de preocupación de las autoridades locales que buscan partidas especiales que ayuden de alguna forma alimentar diariamente a personas que buscan una mejor calidad de vida.