UN ESPECIAL DE TAL CUAL PARA SUS LECTORES
POR CÉSAR SÁNCHEZ
Hablar del tren en Ciudad Juárez, es sinónimo de una historia de éxito, de intercambio y sobre todo de lucha imponente que llegó a cambiar la vida fronteriza.
Observar videos o fotografías de sus inicios es como viajar en el tiempo y conocer la importancia que tuvo en la comercialización que llevó a esta ciudad a una época de prosperidad económica.
Desde 1881, en esta frontera se vivió la experiencia del ferrocarril; el 2 de agosto de 1881 el general Luis Terrazas Fuentes, gobernador del estado de Chihuahua, apuntaló en esta fronteriza ciudad el primer riel de lo que sería una vía de casi 2 mil kilómetros que unirían a Ciudad Juárez con la Ciudad de México.
La frontera norte del país experimentaría cambios sociales, políticos y demográficos, hasta transformarla en una ciudad moderna y cosmopolita y eso tuvo que ver mucho el ferrocarril.
Su posición geográfica, sería privilegiada con la llegada del tren y también la convertirían en el centro de acontecimientos históricos que cimbraron al país, como lo fue la Revolución Mexicana.
Hasta antes de la llegada del ferrocarril, quienes se dirigían al sur del país utilizaban el antiguo Camino Real trazado desde la época colonial, transitando en vehículos jalados por caballos o mulas, en viajes que duraban de semanas a meses, lo que hacía lento el comercio y comprometía a menudo la seguridad de las personas al quedar expuestas al bandidaje.
Las crónicas señalan que el 23 de marzo de 1884 llegó a la frontera el primer tren propiedad del Ferrocarril Central Mexicano, procedente de la Ciudad de México, el cual recorrió los casi 2 mil kilómetros en sólo cinco días.
Los ferrocarriles se multiplicaron y pronto se sumaron las líneas del noroeste que comunicaban a Ciudad Juárez y Chihuahua a través de Casas Grandes y Temósachic.
En El Paso del Norte la transformación también se dio a pasos agigantados, las exportaciones e importaciones aumentaron a un ritmo que provocó que la aduana fronteriza desplazara en importancia a la de Ojinaga y se convirtiera en una de las principales hasta ser la segunda más importante del País, sólo después del puerto de Veracruz y dejando atrás a Nuevo Laredo Tamaulipas.
Entre 1880 y 1885 el flujo comercial se multiplicó y para 1890 el cruce de mercancías transportadas por ferrocarril rebasa los 15 millones de pesos.
El crecimiento económico seguiría acelerándose por el establecimiento en 1885 de la llamada “zona libre” que permitió introducir productos pagando impuestos más bajos que en el resto del país.
La medida generó el surgimiento de numerosos negocios, principalmente almacenes propiedad de empresarios estadounidenses e inclusive alemanes, quienes vieron rentable contar con sucursales en Juárez.
EL TREN Y LAS CONVUSIONES SOCIALES
El tren no estaría ajeno tampoco a las convulsiones sociales y pronto sería objeto de una de las primeras huelgas registradas en México protagonizada en Samalayuca por los trabajadores que construían las vías, y años después sus vagones servirían durante la Revolución para transportar a miles de soldados, lo mismo villistas, carrancistas que orozquistas y huertistas.
En la construcción del ferrocarril, la compañía norteamericana que adoptó como nombre Ferrocarril Central Mexicano, y tuvo de gerente del consorcio a John Robinson utilizó numerosa mano de obra asiática, principalmente de chinos quienes se asentaron en las ciudades por donde el tren iba pasando, incluyendo El Paso del Norte y fomentaron las actividades hortícolas, abrieron restaurantes, tiendas de abarrotes y negocios dedicados al hospedaje.
La ciudad se hizo atractiva para los migrantes que llegaron transportados por el tren y pronto su población creció y fue más grande que su contraparte paceña al concentrar a 11 mil de los 15 mil habitantes que residían en ambos lados de la frontera.
Con mayores recursos y en crecimiento, la ciudad empezó a urbanizarse entre las áreas ubicadas entre la estación del Ferrocarril Central y el puente de la actual avenida Juárez y la avenida del Comercio hoy 16 de septiembre, que concentraba la mayor parte de los negocios mercantiles.
La ciudad fue dotada de servicios públicos como el alumbrado, electrificación, teléfono, drenaje, y de agua potable. También se pavimentaron las primeras calles y llegaría el transporte urbano en tranvías eléctricos. Los autos particulares también proliferarían.
La importancia adquirida fue tal que el 30 de julio de 1888 se emite el decreto que cambiaba el nombre a la Ciudad, de Villa Paso del Norte pasó al de Ciudad Juárez, el cual entró en vigor desde el 16 de septiembre de ese mismo año.
Actualmente el ferrocarril es solamente de carga, desapreció el servicio a pasajeros. Hoy en sus vagones viajan granos y semillas, con cientos de toneladas, pero han sido víctimas de robos, además es utilizado para transportar vehículos nuevos y aparatos eléctricos.