La consulta fue un fracaso para Morena

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El Juglar de la Red

 Por Rafael Cano Franco

Más allá de los casi 2 mil millones de pesos que se invirtieron para financiar al Instituto Nacional Electoral (INE) y así poder organizar la consulta de revocación de mandato, la realidad es que la participación fue muy pobre, fue prácticamente un ejercicio de movilización para Morena y también fallaron porque no lograron ni siquiera la mitad de votos para que la consulta tuviera efecto vinculante.

Por más que actores importantes de Morena insistieron durante el domingo en sus redes sociales que la consulta era un éxito y pregonaban una gran participación, la realidad es que las mesas receptoras estuvieron vacías. Los ciudadanos optaron por la abstención activa, que también manda un mensaje.

De acuerdo a los primeros datos que arrojó el INE, se estima una participación de entre el 17 por ciento al 18.2 por ciento de la lista nominal electoral. En total se lograron entre 17 a 18 millones de votos, muy lejos de los casi 48 millones que se requerían para que la Consulta tuviera un efecto vinculatorio.

El 91.9 por ciento de los votos obtenidos fueron a favor de que López Obrador siga al frente del gobierno, un 7.8 por ciento de que no siga y un 2.1 por ciento de votos nulos, entre ellos el del propio presidente Andrés Manuel López Obrador.

Este resultado arroja varias consideraciones:

En primera instancia que la consulta, como un ejercicio de revocación de mandato inédito, no fue considerado como algo serio por más del 82 por ciento de los ciudadanos inscritos en el padrón electoral, eso la convierte en un evento que fracasó. Ese fracaso en mayor medida se le debe achacar al propio partido de Morena, que a pesar de todos los esfuerzos, las ilegalidades cometidas, el dispendio de recursos públicos y tener las urnas a su absoluta disposición –dado que la oposición ignoró el llamado– solamente pudieron convencer a su voto duro, poco más de 16 millones de ciudadanos.

No se puede soslayar que en Presidente de la República había dicho a sus gobernadores y gobernadoras, que los hacía responsables de obtener 30 millones de votos, pero apenas lograron un poco más de la mitad de esa cifra. Eso indica que los operativos estatales fueron un fracaso y a pesar de todos los esfuerzos realizados, la disposición de recursos públicos y las movilizaciones políticas que se organizaron para apoyar al Presidente, a la hora de salir a votar no pudieron convencer más a que a sus militantes y a un determinado número de beneficiados con sus programas sociales, eso sin dejar de considerar la existencia de un acarreo masivo que resultó insuficiente.

Segunda, esos poco más de 16 millones de votos a favor de López Obrador, son una gran plataforma electoral que no tiene ningún otro partido. Ciertamente el Presidente ya no goza del respaldo de aquellos 32 millones de votos que le dieron la presidencia de la República, ha perdido la mitad de ellos; pero con eso que tiene le alcanza a Morena para ganar la elección del 2024 y mantener la presidencia de la República.

A pesar del fracaso de la consulta no se puede desestimar que Morena tuvo la capacidad para movilizar a los suyos y mostró que su músculo electoral, no creció pero sigue siendo mucho más fuerte que el de cualquier otro partido político en México.

Tercera, el grupo opositor derrotado fue Frenna, ellos convocaron a los ciudadanos a participar en el proceso y apenas lograron 1.6 millones de votos en todo el país; esa cifra es ínfima y representa un ejército muy mermado en comparación al de Morena.

El problema de Frenna es que su presencia no está en las calles, están solamente en las redes sociales; eso los convierte en una minoría que hace ruido pero no construye estructuras. La gente vota cuando está enojada y se abstiene cuando quiere mandar un mensaje de indiferencia tanto a quienes gobiernan como a quienes se oponen al gobierno.

Cuarta, no se puede decir que la abstención fue producto de una campaña estructurada por parte de la organización opositora “Sí por México”, este grupo opositor sostuvo que la consulta era una farsa y siempre llamó a los ciudadanos para que no salieran a votar pues hacerlo era validar un proceso que no llevaba a ningún lado.

No se puede cuantificar cuantos de los que no salieron a votar, tomaron esa decisión basados en la idea de que la consulta era una farsa, pero no deja de ser aleccionador que siempre es más fácil desincentivar la participación que motivarla.

Pero tampoco se puede desestimar el mensaje que manda ese 80 por ciento de ciudadanos que no salieron a votar. A final de cuentas se puede razonar que de alguna manera no están interesados en los temas políticos del país, que son opositores al régimen, que nunca han votado o bien, que estaban más ocupados en los preparativos para las vacaciones de Semana Santa y en las actividades religiosas que empezaron ayer, que en la consulta.

Ese 80 por ciento que se abstuvo de votar es el número mayoritario de ciudadanos y por tanto es el universo que debe estudiarse, es ahí donde se deben centrar, tanto los de Morena como los opositores.

Si Morena pretende decir que al lograr el 91.9 por ciento de los votos a favor de que el Presidente siga en el cargo es un triunfo, estarán mintiendo. Es un hecho que hay un desprecio para ellos por parte del 90 por ciento del padrón electoral, el 80 por ciento que no votó, el 7.8 que sufragó en su contra y el dos por ciento que se abstuvo.

Lo que mostró la consulta de revocación de mandato es que el llamado “voto duro” de Morena está intacto, pero representan el 19 por ciento del padrón electoral nacional: también dejó en claro que la oposición tiene frente a si un padrón electoral –el 81 por ciento– que no favorece a AMLO y que si saben trabajar en la construcción de estructuras y se ponen de acuerdo, tienen elementos para poder pensar que pueden lograr una victoria el 2024, si no en la presidencia de la República si lograr consolidar una fuerza opositora legislativa que les de la capacidad de ser contrapeso efectivo.