LURO VERUM
Por Rafael Navarro Barrón
Un unos días asume el cargo de alcalde el ex panista y ahora morenista, Cruz Pérez Cuéllar, un personaje forjado en la trampa, en la comparsa, proclive a mentir y a buscar el apoyo de personajes que se han sumado a su carrera política ‘cortándose las venas’ por el aún Senador de la república.
Las características de su vida pública, entre cargos legislativos y partidistas, no encuadran en el nivel de su vida privada. Sus campañas políticas, en los partidos Movimiento Ciudadano, PAN y Morena, se han caracterizado por la estridencia, por infinidad de confrontaciones y escándalos. Cada día es un escándalo.
Así ocurrió con el fiscal general del Estado, César Augusto Peniche Espejel quien se encontró con Pérez Cuéllar a la salida de un restaurante de la ciudad de Chihuahua. El senador enfrentó al funcionario estatal, le reclamó la “persecución política” que, en realidad, es una investigación judicial.
Las versiones abundan. Algunos hablan de que se mentaron la madre y que hubo un enfrentamiento verbal con diversos adjetivos. Ese es Pérez Cuéllar de cuerpo completo.
Ciudad Juárez no eligió a un candidato que venga resolver el grave problema que vive la entidad. Para tener una idea clara, Armando Cabada Alvídrez, el actual alcalde de Juárez, un Independiente-Morenista, apareció en un vergonzoso último lugar en varios rubros de la vida pública en una encuesta divulgada ayer.
El Ranking Municipal de la empresa TResearch, dirigido por Carlos Penna Charolet, divulgó la penosa realidad de esta frontera.
En la serie “Así va tu alcalde” se evaluaron varios rubros como Servicio de Agua Potable (que en realidad pertenece al Estado y se lo adjudicaron al ayuntamiento), la Recolección de Basura, la Iluminación de Calles, La limpieza, la Obra Pública Municipal, Bacheo, Vigilancia, Combate a la Corrupción. En fin, todas las mediciones fueron reprobadas por Cabada Alvídrez.
Por desgracia la llegada de Pérez Cuéllar no remediará las cosas. Es más que evidente que un neófito de la administración pública, experto en estridencias políticas, no viene a recomponer el barco.
No sabe, no puede…no tiene capacidad. Y peor aún, la primera lista de personajes que lo acompañarán en su aventura, son tiros quemados, políticos de risa, sin experiencia ni posibilidad de garantizar un gobierno efectivo.
Hace tiempo, Pérez Cuéllar, se perdió en la ambición y, sin duda alguna, estuvo solícitamente en la nómina secreta de César Duarte Jáquez. El fiscal Peniche no se ha equivocado, todas las evidencias lo incriminan y el futuro alcalde juarense se quiere salvar brincando del Senado a la alcaldía.
El tiempo corre y el flamante político se ha negado –categóricamente- a pedir licencia en como senador de la República, su partido lo ha solapado impunemente negando el juicio de desafuero; Pérez Cuéllar sabe que su seguridad corre peligro, porque esa falsa versión, promovida por él mismo, donde asegura que no le agarró dinero al ‘vulgar ladrón’ de César Duarte, es una falacia insostenible.
Por eso, desde la rama más alta del árbol, se mofa del León que lo acosa, incapaz de montar al tronco e ir tras su presa. Y allí está el chango, haciendo sus gracias, enredando la cola entre las ramas y sacándole la lengua al rey de la selva.
La realidad sobre su desaseado encuentro con Duarte, es que el futuro alcalde de Juárez ha deambulado por la política con mecenas de diversos calibres, bajo la estrategia de objetivos diversos que ha incluido a políticos de alto vuelo, empresarios, gente de la vida pública que se mueven en las tinieblas de la delincuencia.
Sus detractores, otrora compañeros de lucha, describen al flamante alcalde electo como un personaje agresivo, impulsivo, proclive a odiar, incapaz de ocultar sus sentimientos con las personas que se han convertido en detractores o que no comulgan con su visión política…además de golpeador de mujeres.
La falta de control, una desproporcionada reacción de agresividad, es la parte peligrosa de Pérez Cuéllar, porque tendrá bajo su mando un cuerpo policiaco y policías abiertamente criminales.
Su nivel de templanza lo ubica en nivel cero. Es un chivo en cristalería que experimentará, en carne propia, haber aceptado realizar compromisos políticos, y de otro tipo, que ahora lo atan que estructuras de poder que no perdonan.
Entonces, ese carácter impulsivo será el primer monstruo que atacará al flamante alcalde electo de Ciudad Juárez.
Y para muestra un botón. Su salida estrepitosa de la sede nacional de Morena cuando se enteró que no sería el candidato a la gubernatura, lo pinta de cuerpo entero.
“No soy yo”, dijo molesto Cruz Pérez Cuéllar minutos después de abandonar la reunión con Mario Delgado en el Comité Ejecutivo Nacional.
Unas horas después, Pérez Cuéllar denunció la intromisión del Jefe de Delegados del Gobierno federal, Gabriel García Hernández, a quien acusó de “cucharear” las encuestas mediante la estructura que dejó al interior de Morena para favorecer a sus delegados federales en los estados.
Molesto, con la suficiente soberbia que le dicta su temperamento, resaltó en aquella ocasión que, “de acuerdo con las encuestas que circulan en la entidad y a nivel federal, Juan Carlos Loera tiene pocas o nulas oportunidades de ganar la gubernatura”, lo que a la postre sucedió con el candidato morenista a la gubernatura.
Pérez Cuéllar puso limón en la herida. Reveló que “los números de Loera, en todas las mediciones, están muy por debajo de los que él presentó y que lo colocan como puntero para que Morena pueda ganar con amplio margen esta elección”.
Los recursos económicos que utilizó el morenista durante su campaña política y que fueron a parar a los bolsillos de una gran cantidad de periodistas, incluían golpear al candidato a la gubernatura. Esa fue la indicación recibida a cambio de contratos de publicidad que se firmarán entrando el nuevo gobierno.
La anticampaña contra Loera de la Rosa no esquivó los peores escenarios, nada que el candidato perdedor a la gubernatura no esté enterado en estos momentos.
La circunstancia hablan hoy y replicarán mañana, seguramente cuando ya nada se pueda hacer. Por eso la apuesta es que Pérez Cuéllar durará solo tres años en el cargo y luego será enviado a la banca morenista, por traidor, por imprudente, por incapaz…