Trabajamos 6 meses para el gobierno

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Por el maestro Gil Miranda

“Resulta que trabajamos para el gobierno del 1 de enero al 5 de junio, y a partir del 6 de junio, lo que resta hasta el 31 de diciembre, estaríamos trabajando para nosotros”, fueron las palabras del gran economista liberal mexicano Arturo Damm Arnal, quien es profesor de economía y filosofía en la Universidad Panamericana, además es autor de una gran cantidad de libros y difusor de las ideas liberales.

Dicho esto, entremos al análisis de la situación en donde consideraremos los siguientes aspectos: 1) los impuestos son una agresión institucionalizada y sistemática, 2) todo lo que hace el sector público lo puede hacer el sector privado, pero bien, 3) el dinero no es riqueza ni la redistribución genera bienestar y 4) el valor es subjetivo y depende de las necesidades individuales. Entonces analicemos de forma breve, pero precisa, cada uno de los puntos.

1) Los impuestos son una agresión institucionalizada y sistemática: son una agresión porque son cobrados a todos los ciudadanos en contra de su voluntad, violentando el fruto de su trabajo, por lo tanto, los impuestos constituyen un robo a la propiedad privada. Pero, además, tal situación es institucionalizada, lo que le brinda certidumbre jurídica al gobierno para su cobro y es sistemático porque el entramado fiscal precisa de una serie de procedimientos para su cobro, surgiendo nuevas formas de expropiación de acuerdo con las conveniencias del gobierno.

2) Todo lo que hace el sector público lo puede hacer el sector privado, pero bien: esto se basa en el lucro genuino y legítimo que pretende el sector privado. Cualquier persona “A” que quiera ganar dinero para mejorar su calidad de vida, primero debe procurar mejorar la calidad de vida de las personas “B” – “C” – “D” y más, de tal manera que las ganancias de “B” – “C” – “D” y más sean dirigidas a “A” de forma voluntaria, siempre y cuando “A” haya logrado satisfacer a tales personas. En el sector público no interesa el lucro por un supuesto beneficio social que no es más que un mal sistema empresarial con pérdidas que son subsanadas por las ganancias de los ciudadanos y expropiadas vía impuestos, lo cual genera un doble cobro: se cobra por el servicio público y se cobra por el impuesto que requiere el mantenimiento de tal servicio público.

3) El dinero no es riqueza ni la redistribución genera bienestar: la riqueza de un país se fundamenta en su capacidad productiva, es decir en la cantidad de bienes, como productos y servicios, que los ciudadanos puedan ofrecer. Por el contrario, el impuesto es un castigo a la generación de riqueza que genera la producción de bienes, obstaculizando y, en algunos casos, impidiendo el bienestar de los ciudadanos. Por su parte, la redistribución es también un error pues para que el gobierno pueda redistribuir primero debe sustraer una parte del fruto del trabajo de la gente que produce y darle a la gente que no produce, con el altísimo riesgo que significa que en ese proceso de redistribución pase todo ese dinero por diversos aparatos gubernamentales. La distribución, para que no sea violenta, debe ser voluntaria, por caridad de cada ciudadano y, de esa forma, llegaría más dinero directamente a quienes voluntariamente son ayudados.

4) El valor es subjetivo y depende de las necesidades individuales: que el valor sea subjetivo significa que cada persona, de forma individual, valora más unos bienes que otros, sean productos o servicios, y la intensidad de esa valoración está relacionada con la urgencia de la necesidad que satisfagan tales productos o servicios. Por lo tanto, toda sustracción vía impuestos limita directamente a los recursos que un ciudadano podría invertir en su bienestar satisfaciendo necesidades urgentes. Pero lo peor es que el gobierno considera que, como si fuera una mente maestra, puede adivinar qué es lo que necesita la gente: como puentes, calles y obras públicas inservibles y costosas.

En resumen, trabajar 6 meses para el gobierno es inmoral e ineficiente. Es inmoral porque no surge de la voluntad individual del ciudadano y es ineficiente porque no importan los recursos que sean sustraídos por el gobierno a los ciudadanos, siempre el gobierno querrá sustraer más y encontrará las formas. Entonces, suscribo lo que dijo el profesor Jesús Huerta De Soto: “Paguen sus impuestos, pero sean conscientes de que son esclavos”.