POR CESAR SÁNCHEZ LOYA
Es un caos terrible el Transporte Público en Ciudad Juárez propiciado por el gobierno en turno que no busca soluciones.
El Transporte Público y de Personal, más allá de que se le encuentre soluciones, es una problemática que se agrava conforme pasa el tiempo. No hay hasta el momento arreglo entre concesionarios y gobierno del estado y todo eso lo está pagando el ciudadano que tiene que trasladarse en unidades.
Por negligencia y corrupción gubernamental, no llegan a puntuales acuerdos que permitan que los juarenses tengan un medio digno de transporte, pieza fundamental incluso para el sector maquilador que en su afán de encontrar respuestas y no encontrarlas a buscado una solución a las añejas dificultades adquiriendo sus propias unidades de transporte de personal a un elevado costo.
Servidores públicos van y vienen en la ahora subsecretaria de Transporte, con Luis Manuel Aguirre al frente ya son tres los funcionarios que han pisado esa dependencia estatal, como si la solución estuviera en el cambio de nombre. Antes en la Dirección de Transporte Público las desavenencias entre concesionarios y autoridades eran notables, hoy son muy marcadas las diferencias entre unos y otros.
Hoy el nuevo titular de la Subsecretaria de Transporte, Luis Manuel Aguirre Aguilera quien antes ocupaba el cargo de director de transporte público en Ciudad Juárez tolera que los tentáculos de Ricardo Tuda Vargas sigan influyendo en las decisiones fundamentales de tan delicada área en Gobierno del Estado, de tal forma que en nada aporta en la búsqueda de soluciones inmediatas para resolver un problema complejo para ambas partes.
Hay un secreto a voces, que Transporte Público acordó con una empresa de Monterrey traer unidades a Ciudad Juárez y a la industria maquiladora, acuerdos realizados por debajo de la mesa que trae todo el tufo de corrupción. De eso se están quejando los concesionarios fronterizos.
Gobierno del Estado debe tomar la iniciativa de ir capacitando en forma constante a choferes de transporte público y de personal para evitar riesgos y no lo hace, incluso áreas de salud deben de intervenir para verificar si las condiciones físicas de los choferes son aptas para el manejo de este tipo de transporte, elaborar periódicamente mesas de trabajo que permitan una supervisión de acuerdos y compromisos; pero no lo hace, se ha convertido en una dependencia recaudadora.
Lograr destrabar el problema puede tornarse difícil, pero no imposible si hay voluntad política para hacerlo.
Es inadmisible que después de una década la tarifa de transporte continúe igual, condicionada a que mejore el aspecto de los camiones que brindan el servicio; las llamadas “chatarras” tienen un tiempo de utilidad efectivamente, sin embargo, se debe tomar en cuenta las condiciones de nuestras calles que están en pésimas condiciones y que el estado, no aporta en nada. Son años transitando por vías en deplorables circunstancias deteriorando las ya de por si condiciones de los camiones de transporte.
La Subsecretaria de Transporte Público debe ejercer su función al pie de la letra, vigilar en forma constante a quiénes deben hacer cumplir la ley, como el reglamento del transporte público, así como ser vigilantes de los actos de corrupción de sus servidores públicos que son evidentes y la impunidad es la madre de todas las batallas en detrimento de la ciudadanía.
En el problema del transporte público alguien debe ceder, los concesionarios y transportistas están dispuesto al diálogo, tan es así que mañana habrá un encuentro de concesionarios y ciudadanos para ver la problemática, solo el gobierno está predispuesto a un encuentro de soluciones, al menos así lo han expresados los concesionarios.
Los acuerdos deben conducirse a objetivos concretos y de corto plazo; gobierno del estado por su parte debe abrir aún más los espacios a propuestas contundentes y categóricas en la solución al viejo tema del transporte público y de personal por el bien de los fronterizos.
En la ciudad de México tienen transporte de primer mundo porque tienen vialidades de primer mundo y si a eso le aunamos recursos públicos suficientes para un transporte de altura que la ciudadanía merece.
En Ciudad Juárez, por diferentes circunstancias, no hay vialidades ni recursos públicos que ayuden a la solución de una problemática añeja.