Todos los hombres del gobernador

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LURO VERUM

Por Rafael Navarro Barrón

Sugerente el título…pero no, nada que ver con lo que están pensando. Suponer no es realidad, no tengo datos ni sospecho nada; cada quien que defienda su vida privada, personal, depravada, desecha y perversa.

¿Un logotipo con el arcoíris gay?, no es elemento de juicio, ni siquiera podemos inducir que fue Corral el responsable de ese agravio a millones de personas que pensamos que fue una afrenta para nuestras creencias.

La versión extraoficial señala a Blanquita Gámez y al corsario de palacio, Gustavo Madero. Ellos consideraron que los LGBTT tenían derecho a la inclusión. Y era el cuarto día del nuevo gobierno estatal y Corral dijo que estaba bien. Defendió la causa y así empezó dividiendo a la sociedad.

La acción fue aplaudida por los curas progresistas Camilo Daniel y por el nefasto Pato Ávila. Qué mejor aval que el de los “representantes de Dios en la tierra” que se acostumbraron a todo en el desierto de su apostolado, uno pasando como activista social y el otro como jesuita reprimido, violando los Artículos canónicos que le dan vida a la iglesia que, con el vulgar ladrón, sus obispos se vendieron recibiendo una aportación mensual; y, con Corral, los curas se levantaron la sotana para aceptar cargos públicos. Entonces, esa ‘iglesia’ santa queda como siempre, corrompida y ofrecida, “per saecula saeculorum”.

Total, cuando digo ‘los hombres del gobernador’, me refiero a la ‘pléyade’ panista, a esa odiosa caterva de funcionarios públicos (hombres y mujeres) que creyeron en las rimbombantes promesas del mismísimo huevón de palacio, Javier Corral Jurado.

Huevón y mentiroso; ‘panchero’ a más no poder y dueño de una excelsa capacidad camaleónica que, muy a su estilo, creyó que con la boca podía gobernar y, a la mitad del camino, el pueblo se dio cuenta que el gobernador tenía mucha lengua y pocos huevos.

Así lo marca el combate al crimen organizado. Dicen que más de dos veces, al inquilino de palacio le vinieron crisis recurrentes, pues luego de amagar a los delincuentes, le temblaban las piernas y los dientes.

¿Y con las mujeres? El más hombre. Por eso, en un recorrido por los pasillos del hospital de Especialidades, un perfecto elefante blanco, que dejó a medias el vulgar ladrón de Duarte, maltrató a la primera dama, Cinthia Chavira. La tomó del brazo y la estrujó ante la mirada atónita de los reporteros que captaron la imagen y grabaron el momento. Dirían los colombianos, “puras mariconadas”.

Cómo ensalzar esa forma mujeruja de hacer política a la que se acostumbraron los panistas que participaron en la acción electoral en el periodo que abarca del año 1983 y que sobrevivieron hasta la década de los 2000. Imposible y hasta nombre mamón le pusieron al evento: “Verano Caliente”.

Pleitos a arañazos, medias rotas, estridencia pura como la ‘lilona’ frase “Barrio sí, Baeza no” (que lo siguen usando a pesar de que los personajes del sonsonete ya son cadáveres políticos), huelgas de hambre más falsas que los discursos de Noroña, actos de resistencia civil que Gandhi hubiera creído que jugaban al mamaleche; toma de puentes, saboteo a desfiles oficiales. En fin.

Creyeron que la estridencia era acción política y cuando llegaron al poder reprimieron a quienes fueron su apoyo natural. Los primeros desplazados fueron los medios de comunicación, los reporteros de campo a quienes persiguieron sin piedad, como lo hizo por cinco años el gobernador Corral.

Esos falsos promotores del panismo (sin los ideales de Gómez Morín), se colaron al nefasto gobierno de Javier Corral, fueron resucitados de la ultratumba política, para ‘prestigiar’ la administración corralista.

Y ahora ¿qué hacer? Cinco años de retroceso, de ser testigos, en la frontera norte, de un matriarcado de facto, feroz, enfermizo con una Leticia Corral -la hermana incómoda- dirigiendo los hilos de su hermano, guiando los destinos de la frontera más importante de México, utilizando el hígado, las entrañas, el odio; escondiendo la poca razón en un baúl; ofendiendo, derribando y amenazando a los detractores de su mismo partido.

Con la bandera anti Maru Campos, Leticia advirtió al equipo panista que tenían sus días contados si Madero no ganaba la interna…y no la ganó. Los días en la función pública se acabaron para muchos seguidores de la actual gobernadora electa; luego el amago para quien se sumara a la campaña institucional apoyando a la alcaldesa de Chihuahua…y no le hicieron caso, otra purga.

La estructura corralista entró en crisis. Unos a favor de Cruz Pérez Cuéllar, en abierto desafío a Javier González Mocken quien fue palomeado por Javier Corral; otros recibieron la orden de seguir la ‘herradura’ del Caballo Lozoya y los menos orientados al apoyo de Juan Carlos Loera, el morenista amigo del huevón de Palacio.

Y en la licuadora política, cantaría Serrat “hoy el noble y el villano, el prohombre y el gusano, bailan y se dan la mano, sin importarles la facha. Juntos los encuentra el sol, a la sombra de un farol, empapados en alcohol, magreando (manoseando) una muchacha…”

Y en la estructura corralista fueron convocados los hombres de poca monta. Ni el recuerdo de sus administraciones y acciones servían para dar esperanza de la que se dijo sería la mejor administración de la historia.

Por principio ocupó a un famoso corruptazo, venido a menos, para dirigir las obras agónicas de gobierno sin la más mínima ética. Todos a coro le gritaron “¡corrupto!”, pero el grito no se escuchó en el segundo piso de palacio. Desplazaron al ingeniero Andrés Carbajal Casas, con antecedentes priistas, ahora morenista, porque no cumplió el perfil político para la tranza.

Como referencia, Antonio Pinedo, el primer coordinador de Comunicación Social del gobierno corralista le asestó al nuevo convocado, una sugerente portada de la revista Semanario, la número 550, del 15 de octubre del 2001 en donde se asegura que Gustavo Elizondo Aguilar “salió de la quiebra en tres años” y no se diga el artículo: santo y seña del saqueo sustentado con números y anécdotas del antes y después del ex alcalde aludido.

Ahora el flamante, como secretario de Obras Públicas, está colocado en otro ojo de huracán, bailando el vals de los millones con el responsable de administrar los ingresos de los puentes internacionales de cuota, me refiero a Sergio Madero.

En 1992, Madero fue presidente de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje. En una de sus pocas acciones, vendió el movimiento laboral de la empresa RCA, cuando el hermano del entonces gobernador, Francisco Barrio Terrazas, estaba al frente del consorcio.

En los cuartos del hotel Villa del Sol, a la mesa con el máximo dirigente de la CTM, Jorge Doroteo Zapata, el enviado del gobernador pactaba el arreglo de la huelga ignorando el cochinero sindical y las triquiñuelas de la empresa, representada por Humberto Barrio Terrazas. Allí aprendió que la función pública sirve para reorganizar la vida privada y perfeccionó la técnica en la Aduana de Palomas donde dejaba pasar todo lo que cupiera por el paso fronterizo.

Un día, el famoso Madero, argumentó que el narco lo obligó a ser corrupto. No podía frenar los envíos del crimen organizado y desorganizado porque su vida corría peligro. De hecho, el administrador de la Aduana en Puerto Palomas vivía en Estados Unidos, “por seguridad”, decía en ese entonces.

Manipular, maquillar, arreglar los fondos públicos es fácil con la agilidad y la complicidad del ex alcalde Gustavo Elizondo Aguilar. Técnicamente no se necesita ser experto en obra pública para poder comprender lo que está sucediendo en Ciudad Juárez con las vialidades mal hechas y los paraderos del transporte público que no tienen pies ni cabeza.

No se censura el bien público de la ruta del transporte sino el mal manejo de los aspectos técnicos, el desvió de recursos públicos utilizando compañías constructoras ‘a modo’; la corrupción espantosa en el reparto de las concesiones del BRT, según los testimonios y documentos que obran en poder de este reportero y que serán divulgados en posteriores entregas.

Las suspicacias, las denuncias públicas en torno a la tendencia de Elizondo de manipular los fondos públicos para saquear las arcas de gobierno, abundan en los diferentes sectores de la ciudad.

No hay límite ni freno para el ‘año de Hidalgo’. En 16 días estaremos viendo la despedida de los 40 ladrones y el exilio de Ali Babá.

En la rama social, el gobernador utilizó, primero, a un catedrático universitario que ha navegado con bandera de aliado social de los pobres. Se trata de Hugo, uno de los descendientes de la familia Almada Mireles.

Al fracaso de Almada, que no pudo lidiar con sus demonios, surgió la figura del ex alcalde, Ramón Galindo Noriega. Con antecedentes parecidos a los de Elizondo, cuando el pachuco (como se le conoce al subsecretario de Desarrollo Social) fue presidente municipal de Ciudad Juárez. A este singular político, que perdió una elección recientemente y regresó a hacerse cargo de uno de las áreas más complicadas de dirigir en Ciudad Juárez, se le deben de colgar muchas medallas en la lucha panista, pero también muchas deshonras.

Había hecho lo propio en la administración de Francisco Villarreal Torres. Fue el encargado de Desarrollo Social del municipio y su actuar fue severamente cuestionado por el propio alcalde que lo acusó de “estarse aprovechando del cargo para ser presidente municipal de Juárez”. Y ocurrió lo que el finado empresario dijo en aquella ocasión.

Los comités de vecinos, los apoyos de Sedesol, infinidad de trabajo en campo, posicionaron al Pachuco para arribar al cargo de alcalde, ganando al candidato del PRI por una mínima ventaja.

Galindo es el más “especial” de todos. Vive el panismo con víscera y ortodoxia. Gesticulador, hipócrita, megalómano y dueño de un discurso que no pasa la más mínima prueba moral. Exaltar al nefasto Corral lo mantuvo con chamba en los estertores de un gobierno que nació moribundo y nadie le ha avisado que falleció hace 4 años.

En la antesala del análisis de los funcionarios públicos del Estado, sin más preámbulos que ser la mecenas moral y material del corralismo; de ser la ‘amiga’ personal del seudo de palacio, se ubica Alejandra de la Vega Arizpe.

No hay peor preocupación para el gabinete que el nombre de está ‘distinguida’ salga a la luz. El gobierno esplendido le creó una dependencia y dio manga ancha para despachar desde su casa (en El Paso, Texas).

Todo se le concedió. No hay canonjía negada a la dueña de las gasolineras Arco, cuya marca está bloqueada en la frontera porque los competidores consideraron una burla que se construyeran las despachadoras de combustibles sin tener permiso oficial y sin reunir los requisitos de ley.

Los pleitos han sido ganados, a nivel judicial, y las gasolineras están como una oda a la estupidez, a la mentira, al abuso de poder. Comprendieron muy bien la frase del nefasto Duarte, “el poder es para poder” pero también para “joder”, algo que ha hecho muy bien Alejandra de la Vega.

Todo se vale para la heredera de Fredy de la Vega y consorcio. Las tiendas Del Río, Superettes y Oasis tuvieron manga ancha para dar bolsas de plástico ¡siempre!, sin que regulará la parte ecológica o limitar el uso de bolsas no ecológicas. Hasta el día de hoy Walmart y otras tiendas de autoservicio han negado al público el obsequio de los sacos de plástico; durante lo peor de la pandemia y hasta hoy, las únicas tiendas, sin protocolos de seguridad, sin control alguno, sin medidores de temperatura, fueron las que heredó la funcionaria pública.

Cómo retribución a la causa, porque la dama de sociedad nos hizo el favor de bajar del Olimpo y convertirse en una funcionaria terrenal, el sistema de transporte colectivo que se le conoce como BRT lleva el apelativo Bravo Bus en honor al mediocre equipo de fútbol fronterizo, propiedad de la dinastía de la Vega.

De la ‘A’ a la ‘Z’ el abuso se marcó con reglamentaciones arregladas; ni una sola infracción por venta de alcohol y cerveza está en los registros de Gobernación, a pesar de ser la principal distribuidora de cerveza y licor en Ciudad Juárez.

Y no se diga de la acción de cabildo, donde el alcalde de Ciudad Juárez, monigoteado por Javier Corral le ordenó que modificara el reglamento de Construcción de Gasolineras para beneficiar a la funcionaria estrella de la administración estatal.

La vergonzosa mayoría de regidores independientes, en unidad con Enrique Torres y Amparo Beltrán, del PAN, además de los que se han inclinado hasta la genuflexión a los pies de Armando Cabada, votaron la reglamentación en beneficio de Arco.

La astucia jurídica de los abogados al servicio de los otros empresarios gasolineros ha mantenido a raya a la familia de la Vega, a sus secuaces en el gobierno.

La guerra de las gasolineras llevó al rompimiento de una amistad de muchos años entre el empresario Pedro Zaragoza Fuentes y Javier Corral Jurado. El gobernador acusó al dueño del consorcio lechero más importante del norte del país, de estar manejando la contraofensiva legal contra la familia de la Vega y contra su gobierno.

El rompimiento oficial de la relación se dio cuando el ingrato gobernador, beneficiado en el pasado por la familia Zaragoza Fuentes, le pidió que repudiara a los gasolineros públicamente y se deslindara de los ataques a su gobierno, cosa que no ocurrió.

Lo que sí ha ocurrido, es que el gobernador se siente cada vez más alejado de esa gloria vivida. En el fondo sabe que su gobierno es un desastre; que no gobernó para el pueblo, sino para su ego, para sus amigos, para sus últimos mecenas.

¿Qué hará Corral en unos días más? Cómo olvidar esos momentos en que viajaba en el avión de gobierno, en sus múltiples viajes a la ciudad de México. El excéntrico personaje se quitaba los zapatos y subía los pies a otro asiento, bebía vinos de mesa y comía el delicatesen preparado para la ocasión. En esa miserable acción denotaba la nula brillantes de su mente. La premisa popular dice que “el poder atonta a las personas” y esto ocurrió cinco años con el nuevo vulgar de palacio.

En el fondo sabe que es un político que entrará a la lista de corruptos chihuahuense. ¡Qué honor!, por poco se va sin ese mérito; otro vulgar que se sienta en la silla de gobierno y se vuelve loco.

Así le ocurrió a los últimos, a Patricio Martínez que explotaba en cólera y lanzaba celulares a sus subalternos o se ponía ebrio al grado que lo sacaban en rastras de palacio; así le pasó a Reyes Baeza que convirtió palacio en su propio palacio nocturno (de allí saque sus conclusiones); así le pasó a Corral que se encerraba en ese palacete a recrear el intelecto, a dejar salir sus emociones frustradas…a lo que es inconfesable.

El ‘bautismo’ político de don AMLO que sumergió a Javier Corral en las aguas mañaneras que limpian pasados turbios, no fueron suficientes para que el gobernante huevón quedara exento de la carga social. Sabíamos los que lo conocemos que lo corrupto saldría tarde o temprano y ya ocurrió.