Dicen que cuando el río suena es porque agua lleva, y vaya que la mandataria estatal llega justo para encabezar el evento de introducción de agua potable en El Sauzal, acompañada del secretario general Santiago de la Peña, Mario Mata de la Junta Central y Sergio Nevárez de la J+. Todo un escuadrón hídrico listo para la foto.
No es secreto que el tema del agua es el consentido de Maru. Según cuentan los que saben, ha invertido más de tres mil millones de pesos en los últimos tres años, entre renovación de equipos, infraestructura y obras para que el agua no se convierta en tormenta —o en desastre— cada vez que llueve por estas tierras.
Eso sí, la raza espera que la visita no se quede solo en las buenas noticias y los discursos técnicos. Porque más allá del líquido que hoy llega a los hogares, también se necesita que llegue el apoyo a quienes lo perdieron todo con las recientes lluvias. Ya se sabe que, aunque el agua une, también puede dividir si no se atienden las necesidades de fondo.
Así que, si no hay sorpresas ni “imprevistos de último momento”, la gobernadora será recibida con las puertas abiertas —y los reclamos listos—. Veremos si en esta visita, además de agua potable, Maru trae alivio y soluciones para quienes más lo necesitan.
Al tiempo, que aquí estaremos para contarlo.
Disculpa con dedicatoria (y sin ganas)

Síndica Olivia Franco acepta la disculpa
Dicen que más vale pedir perdón que pedir permiso… aunque en el caso del regidor de Morena, Miguel Riggs Baeza, ni lo uno ni lo otro le salió muy bien. Después de meses de pataleo, recursos, impugnaciones y hasta un coqueteo con el desacato, el expanista y exemecista terminó haciendo lo que el Tribunal Estatal Electoral (TEE) le ordenó: ofrecer una disculpa pública a la síndica capitalina, Olivia Franco Barragán, por ejercer violencia política de género.
Eso sí, la disculpa sonó tan sincera como un “te quiero” de borracho a las tres de la mañana. Con tono entre resignado y molesto, Riggs soltó el discurso que seguramente practicó frente al espejo, mientras pensaba en cualquier otra cosa menos en el arrepentimiento. Pero cumplió, que es lo que cuenta… o al menos lo que evita multas y nuevas sanciones.
Todo empezó en enero, durante una reunión de la Comisión de Hacienda, cuando el regidor, muy en su papel de “machito parlamentario”, llamó “Pendej.. ” a la síndica. La joya verbal quedó grabada en video y audio, porque si algo caracteriza a esta era política, es que ya ni los exabruptos se pueden decir “fuera de cámara”.
En aquel momento, Riggs se negó a disculparse, como si la dignidad se midiera por la cantidad de necedad acumulada. Pero la justicia electoral es paciente, y la Sala Superior del Tribunal Electoral Federal terminó por ordenar al tribunal local que le exigiera la disculpa formal y su inscripción en la lista nacional de violentadores políticos.
Tarde, sin entusiasmo, pero cumplió. Al final, el regidor que tanto presumía su “honestidad y valor civil” tuvo que bajarle tres rayitas al ego y leer lo que la ley le dictó. Eso sí, no faltará quien diga que fue un “montaje político”, porque en la 4T siempre hay un enemigo imaginario al que echarle la culpa.
Así las cosas: Riggs ya está en la lista, la síndica ya tiene su disculpa, y la ciudadanía ya tiene otro recordatorio de que la decencia no se enseña en los tribunales, sino en casa.
Pero bueno, algo es algo. Aunque sea una disculpa a regañadientes.
Visa negada, conciencia aprobada
Vaya revuelo el que se ha armado con la última lista que, según se dice, salió de la embajada de Estados Unidos. Dicen las malas lenguas que esa nueva “narcocédula” dejó a más de un político mexicano con el corazón en la mano y las maletas guardadas, porque —si el documento es real— se acabaron los paseos por Miami, los shopping tours en Houston y los brunches en Nueva York.
Y es que la lista no es cualquier cosa: aparecen nombres que van desde gobernadores, hijos de presidentes, exfuncionarios y uno que otro operador de campaña. Adán Augusto, Américo Villarreal, Evelyn Salgado, Mario Delgado, Luisa María Alcalde… y la lista sigue, que da miedo. O más bien risa nerviosa.
Lo curioso del caso —porque siempre hay un “pero”— es que la embajada gringa, bajo el mando del embajador Ron Johnson, parece ya más agencia de espionaje que oficina diplomática. Entre la CIA, la DEA, el FBI y el Departamento de Justicia, uno ya no sabe si están ayudando a México o si ya montaron una sucursal de “La Rosa de Guadalupe” versión geopolítica: cada semana, una nueva revelación milagrosa.
Pero la pregunta de los 64 mil dólares (porque los pesos ya no alcanzan ni pa’ la consulta dental) es: ¿de qué sirve publicar listas sin pruebas? ¿Es un mensaje para que se porten bien? ¿Una advertencia? ¿O simplemente un recordatorio de quién sigue moviendo las fichas en este tablero?
Lo único claro es que esto huele más a grilla que a justicia, más a presión política que a transparencia. En fin, a algunos les cancelaron la visa… pero la hipocresía, esa, sigue vigente y con múltiples entradas al país.
Al tiempo.