La gestión de residuos peligrosos que se genera en el ISSSTE Pronaf de Ciudad Juárez ha desatado preocupación debido a prácticas consideradas irresponsables por parte del personal encargado de su manejo, según denuncias internas a este medio de comunicación.
De acuerdo con testimonios recabados, los trabajadores que manipulan desechos biológicos e infecciosos, no siguen los protocolos fundamentales para evitar riesgos de contaminación, pese a tratarse de materiales que pueden infectarse o infectar a otras personas. La falta de supervisión por parte de las autoridades de salud o instancias regulatorias agrava la situación, ya que no existe vigilancia efectiva y los procedimientos quedan a criterio del propio personal.
Uno de los residuos identificados corresponde a los clasificados bajo la clave ONU 3291, la cual engloba “Desechos clínicos, n.e.p.”, “Desechos (bio)médicos, n.e.p.” o “Desechos médicos regulados, n.e.p.”. Esta clave se utiliza para el transporte de residuos que contienen agentes infecciosos de la categoría B, como los generados durante tratamientos de enfermedades como COVID-19, y forma parte de la Clase 6.2 de mercancías peligrosas, correspondiente a sustancias infecciosas.
Estos materiales deben cumplir estrictas especificaciones:
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Designación oficial de transporte: desechos clínicos o médicos no especificados de otra forma.
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Clasificación de peligro: Clase 6.2 (materiales infecciosos).
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Grupo de embalaje: II.
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Aplicación: residuos médicos que hayan estado en contacto con agentes infecciosos.
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Ejemplos: restos de tratamientos de COVID-19 u otras enfermedades virales.
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Requisitos: uso de embalajes certificados y sometidos a pruebas técnicas para garantizar un transporte seguro.
Sin embargo, las denuncias señalan que estos lineamientos no se cumplen adecuadamente en la unidad médica del Pronaf. La manipulación sin equipo adecuado, la falta de contenedores certificados y la ausencia de protocolos de traslado representan riesgos tanto para los trabajadores como para pacientes, visitantes y empresas recolectoras.
Hasta el momento, ninguna autoridad ha confirmado una inspección formal sobre estas prácticas, pese a que los residuos catalogados como ONU 3291 deben contar con un manejo estricto y especializado.
La situación podría constituir un incumplimiento de normas oficiales mexicanas relacionadas con la gestión de residuos peligrosos biológico-infecciosos, por lo que se espera que las autoridades competentes revisen el caso y determinen las acciones a seguir.


