Asume Donald Trump liderazgo de EU. Con amenazas a México

por Talcual
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El panorama internacional planteado en este escenario ficticio es alarmante y plantea una serie de desafíos que, aunque hipotéticos, invitan a reflexionar sobre las dinámicas de poder global y el papel de México en este tablero geopolítico.

La figura de Donald Trump en un segundo mandato, con un enfoque radical y expansionista, trae reminiscencias de políticas imperialistas de otras épocas. La idea de anexar territorios como Canadá, Groenlandia y México resulta alarmante y, aunque inverosímil en términos prácticos, simboliza una visión de hegemonía que podría reconfigurar las relaciones internacionales y generar tensiones irreparables.

Por otro lado, el paralelismo con Vladímir Putin y su agenda de recuperación de las antiguas repúblicas soviéticas, sumado al expansionismo de China, evidencia cómo los líderes de las grandes potencias podrían aspirar a redibujar las fronteras del poder global, esta vez no por ideología, sino por intereses económicos y estratégicos.

México, bajo este hipotético escenario, enfrentaría un dilema existencial, con presiones directas desde Washington para cumplir con demandas específicas como:

  1. Combatir al crimen organizado bajo la amenaza de una intervención militar, una medida que trastocaría la soberanía nacional.
  2. Dejar de jugar a dos bandas con China, bajo el riesgo de enfrentar aranceles y restricciones comerciales devastadoras.
  3. La repatriación masiva de migrantes, una situación que pondría al país ante una crisis humanitaria y económica de dimensiones colosales.

El papel de México en este mundo dividido dependería de su habilidad para equilibrar relaciones con las potencias, proteger su soberanía y consolidar su economía interna. El desafío no es menor, pues en un sistema internacional dominado por economías expansivas y agendas unilaterales, los países en vías de desarrollo se ven arrinconados a tomar decisiones difíciles que comprometen su autonomía y su futuro.

Este ejercicio hipotético no solo genera debate sobre los escenarios de poder global, sino también sobre las estrategias que los gobiernos deben adoptar para anticiparse y responder a estas posibles amenazas.

Nuevos actores rumbo a la gubernatura a dos años para iniciar campañas políticas

A dos años de las campañas para la renovación de la gubernatura en Chihuahua, el panorama político comienza a tomar forma con movimientos estratégicos en las principales fuerzas políticas del estado.

En MORENA, los nombres de Cruz Pérez Cuéllar y Andrea Chávez habían dominado las especulaciones, pero ahora se suma la figura de Mayra Chávez, actual delegada de la Secretaría de Bienestar en Chihuahua. Su inclusión no es menor, considerando que su nombramiento proviene de la confianza de Ariadna Montiel, titular de la Secretaría de Bienestar. Este respaldo podría consolidar su posición como una nueva carta fuerte del partido en el estado.

Por el lado del PAN, el juego interno también se intensifica. A los ya conocidos Jesús Valenciano y Marco Bonilla, ahora se suma abiertamente Gilberto Loya Chávez, secretario de Seguridad Pública estatal. Loya no solo confirma su intención de contender, sino que asegura contar con el respaldo de importantes sectores dentro del panismo, lo que lo convierte en un aspirante a observar en los próximos meses.

En el PRI, aunque aún no hay señales de procesos internos activos, se perfila una estrategia alineada con las decisiones que se tomen desde la dirigencia nacional. Los nombres de los diputados federales Tony Meléndez y Alejandro Domínguez suenan con fuerza, aunque falta ver si logran generar el impulso necesario para competir en un escenario complejo.

De los demás partidos políticos en el estado, como Movimiento Ciudadano, PT, Verde o PRD, no ha emergido ningún actor relevante que se posicione como un posible contendiente, dejando claro que las principales batallas se librarán entre los partidos tradicionales.

Con este adelanto, queda evidente que las negociaciones internas y los ajustes en las estructuras partidistas serán clave en el rumbo que tomen los próximos comicios en Chihuahua.

Chela Ortiz siempre fiel al PRI

La renuncia de Graciela Ortiz a la Secretaría de Organización del Comité Ejecutivo Nacional del PRI ha encendido las redes sociales y desatado una ola de especulaciones.

Algunos aseguran que su salida podría interpretarse como un distanciamiento con el dirigente nacional Alejandro “Alito” Moreno, aunque hasta el momento no hay confirmación oficial de esta versión.

Fuentes cercanas al partido adelantan que esta decisión responde más a los ajustes internos que “Alito” Moreno realiza en su equipo, y no necesariamente a un rompimiento político.

Todo apunta a que Ortiz podría asumir una nueva responsabilidad dentro del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI, aunque el nuevo cargo que ocuparía aún no se ha definido públicamente.

La trayectoria de Graciela Ortiz, destacada priista y referente político en Chihuahua, la posiciona como una figura estratégica dentro de la estructura del partido, lo que hace improbable que quede fuera del radar de las principales decisiones.

En medio de los reacomodos, lo que queda claro es que los movimientos en el PRI responden a una necesidad de adaptarse a los desafíos políticos actuales, con miras a consolidar su estructura rumbo a los procesos electorales próximos.

Habrá que estar atentos a los anuncios oficiales que confirmen su nuevo papel, así como a las implicaciones que estos cambios puedan tener en el panorama interno del tricolor.

 

 

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