El anuncio oficial hecho desde la conferencia matutina fue claro: la presidenta de México no acudirá a los funerales del Papa Francisco. En su lugar, la representación mexicana quedará en manos de la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez.
Claudia Sheinbaum Pardo está, por supuesto, en su derecho de asistir o no. Motivos puede tener muchos: no es católica, es hija de padres ateos —al menos eso ha declarado—, o tal vez mantiene una postura firme respecto a la histórica separación entre Iglesia y Estado, herencia de las reformas juaristas.
Sin embargo, su explicación fue otra. En el tono cada vez más habitual de hipersensibilidad ante la crítica, la presidenta comentó: “Si voy, me critican; y si no, también”. Vaya respuesta. No se ofreció un argumento de Estado, ni una posición institucional; solo un lamento anticipado frente al juicio público.
Y es precisamente ahí donde se abre paso la crítica: no por la ausencia, sino por la falta de definición. En un país donde las decisiones políticas parecen tomarse bajo la sombra del cálculo electoral o del temor a la opinión, el vacío de razones termina hablando más que cualquier presencia.
Durante la campaña, Sheinbaum no mostró reservas para acudir al Vaticano en busca de la bendición papal. No hubo entonces discurso sobre laicismo, ni reflexión sobre la separación de poderes simbólicos. Tampoco se protegió de la crítica cuando usó una falda con la imagen de la Virgen de Guadalupe. En campaña —dicen— todo se vale, incluso las conversiones estratégicas.
Pero hoy es presidenta de la República, jefa del Estado Mexicano. Su presencia en el funeral del Papa, más allá de la cuestión religiosa, habría sido un gesto diplomático ante la muerte de un líder mundial y jefe del Estado Vaticano. No se trataba solo de fe, sino de Estado.
Y no es un detalle menor: Francisco representa —o representaba— para muchos mexicanos no solo una figura religiosa, sino un referente ético y político, especialmente para los sectores populares. La presidenta, guste o no, encarna a más de 100 millones de mexicanos que se identifican como católicos. Su secretaria de Gobernación, por competente que sea, no representa lo mismo.
Con su ausencia, la presidenta pierde una oportunidad: la de mostrarse como una jefa de Estado por encima de credos y críticas. En su lugar, queda la duda: ¿decidió no ir por convicción, o por miedo al juicio?
Y esa, tal vez, es la pregunta que más incomoda a este régimen.
La paz de papel

Balaceras y bloqueos en Aldama
Hace apenas unos días, la Fiscalía General del Estado y la Secretaría de Seguridad Pública anunciaban, con cierta satisfacción, una disminución en los crímenes de alto impacto durante el mes en curso. Las cifras comparadas con el mismo periodo del año anterior, en efecto, mostraban una baja. Pero la buena noticia duró poco. Muy poco.
Porque si bien las estadísticas pueden lucir en los boletines, la realidad se impone a golpes y balazos. La semana cerró con tragedias que borraron de un plumazo cualquier ilusión de control o paz duradera.
En Guachochi, un supuesto “accidente” carretero dejó 12 muertos, la mayoría de origen indígena. Pero el accidente no fue tal. Fue una emboscada, una operación del crimen organizado, como ya tantas veces ha ocurrido en esa región olvidada y desprotegida. Llamarlo accidente es faltar a la verdad; es encubrir con eufemismos lo que debería indignar y movilizar a cualquier autoridad.
Mientras tanto, en la zona de Aldama, Coyame y Ojinaga, el demonio volvió a soltarse. Bloqueos, enfrentamientos, vehículos incendiados. Uno de los cuerpos fue arrojado en las letras turísticas del municipio, como una macabra postal. No es solo violencia: es una declaración de dominio territorial por parte del crimen.
En la capital del estado, seis asesinatos en doce horas. Dos hechos aparentemente distintos, pero muy probablemente conectados. Chihuahua dejó de ser una excepción dentro de un país desbordado; ahora, simplemente se suma a la lista de entidades donde la sangre corre más rápido que la justicia.
Y como consecuencia inevitable, el Rally Chihuahua Express, que debía arrancar ayer, fue suspendido. La ruta prevista incluía Madera, Creel, Ojinaga… municipios pintorescos y turísticos, sí, pero también escenarios de violencia incontrolable. No hay garantías. No hay paz.
¿De qué sirven entonces los números optimistas? ¿Para quién es esa paz que celebran en las oficinas, si en las calles reina el miedo? La gente no vive entre gráficas, vive entre balas. Y cuando la estadística se enfrenta al terror real, la estadística pierde.
La narrativa oficial se estrella, como tantas veces, contra la crudeza del país real. Un país donde ya ni los eventos deportivos se atreven a cruzar ciertas rutas. Porque ahí manda otro poder. Y ese no da conferencias de prensa.
Ahí viene la Ley Mordaza y de Censura

Propone Claudia Ley Mordaza y Censura en plataformas digitales
Los propietarios de medios y plataformas digitales enfrentan desafíos con la nueva agencia de transformación digital, que se especializará en aplicar la Ley Mordaza y censurar.
El comunicado del gobierno de Estados Unidos sobre migrantes, que se difundió en la televisión mexicana durante un evento deportivo, fue una cortina de humo para censurar y amordazar a medios de comunicación, plataformas digitales, periodistas, columnistas, YouTubers e influencers que se atrevan a criticar al gobierno de la 4T, incluso si sus críticas son fundadas.
Ningún concesionario o plataforma digital tolerará que se les bloqueen o se les quiten. Esta medida es una vulgar mordaza, cuyo primer paso fue la sección “Quién es quién en las mentiras” de las mañaneras.
No es creíble que en pocos días lograron armar una iniciativa de más de 230 páginas, presentarla y que el Senado la haya aprobado con sus comisiones, y que la próxima semana la aprobarán nuevamente con la aplanadora Cuatroteísta.
Sin duda, llevaban meses trabajando en ella. Sheinbaum representa el segundo piso de la 4T, con decisiones, acciones y ejecuciones que hasta avergonzarían a Porfirio Díaz.
El 4 de mayo analizará Morena los temas: Nepotismo y Actos Anticipados de Campaña

Luisa Alcalde
En el partido guinda la dirigente María Luisa Alcalde se prepara para definir la postura de Morena sobre el escabroso tema del nepotismo y actos anticipados de campaña en una sesión del Consejo Nacional el 4 de mayo.
Los morenos discutirán prohibir candidaturas de personas con vínculos familiares y regular el comportamiento de sus aspirantes.
La propuesta surge por la presidenta Claudia Sheinbaum, en respuesta a inquietudes sobre promoción anticipada, como es el caso de la senadora juarense Andrea Chávez, quien se despachó con la cuchara del menudo para promocionar su imagen en ambulancias y vehículos que utiliza en caravanas de la salud.
La sesión también abordará la implementación anticipada de una ley contra el nepotismo, originalmente prevista para 2030, pero que el partido quiere aplicar desde 2027. Esta postura busca limpiar la imagen ética del partido que se ha visto manchada por algunos cuantos adelantados en sus aspiraciones políticas electorales.
Los propios morenos ven un descaro en la dirigente nacional de Morena que promueve la iniciativa con bombo y platillo, porque saben que su mamá Bertha Lujan está pegada a la ubre de Morena y en alguna nómina oficial, el papá pegado a la UNAM, a la secretaría del trabajo y al periódico oficialista la Jornada, la hermana Bertha es la fiscal de la CDMX y eso es solo una familia guinda para muestra un solo botón.
La verdad quiere aparentar con los cargos de elección popular por qué no le entran al tema de los cargos administrativos; dicen no a la reelección, pero hasta el 2030 (cedieron ante sus vejigas los del PVEM). ¡Aaahh! y sólo en reelección consecutiva.
Y el tema de las candidaturas y sus precampañas anticipadas es también increíble que tengan el cinismo de hablar como si no recurrieran a esa estrategia de forma metódica y solo vea la imagen de Andrea Chávez.