“Lecciones sindicales… con pase directo al Cereso”

COMPARTE LA COLUMNA RAYOS Y CENTELLAS

por Talcual
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Donde las cosas están que arden —y no precisamente por la pasión docente— es en la muy ilustre Sección 42 del SNTE, donde su flamante dirigente, Manuel Quiroz Carbajal, podría estar a punto de graduarse… pero no en una normal rural, sino en el honorable sistema penitenciario del estado. Sí, señoras y señores, al parecer el secretario general del magisterio estatal estaría estrenando uniforme, pero no de gala sindical, sino uno a rayas, cortesía del Penal de Aquiles Serdán.

Todo comenzó —dicen los pasillos de la burocracia sindical— con una denuncia que huele a pólvora y no a tiza. Una funcionaria con iniciales M.A., harta de las supuestas actitudes misóginas de su jefe, estaría afinando los últimos detalles para presentar una querella ante la Fiscalía de la Mujer. Por si fuera poco, también evalúa tocar la puerta de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos. Vaya, que cuando se habla de “educar con el ejemplo”, don Quiroz parece estar dando cátedra… de lo que no se debe hacer.

El asunto ya se plasmó, negro sobre blanco, en una misiva que llegó hasta el escritorio del dirigente nacional del SNTE. La carta, según los que tuvieron el privilegio de leerla antes que cualquier autoridad, no escatima en detalles sobre el ambiente tóxico dentro del sindicato: favoritismos, arbitrariedades y, por supuesto, la ya clásica participación de familiares. Porque claro, ¿qué sería de un escándalo sindical sin el hermano incómodo y una secretaria de Finanzas bien posicionada?

Lo que más llama la atención —o da risa, depende del humor con el que uno lea— es que algunos aún se sorprenden de que el sindicato de maestros tenga estas prácticas. Vamos, si alguien pensaba que las aulas eran el único frente de batalla, es porque no conoce los salones del poder sindical, donde los valores se imparten con el puño cerrado y la voz en alto… especialmente si eres mujer y no te alineas.

Por ahora, Manuel Quiroz Carbajal está más preocupado por su defensa que por los derechos laborales. A este paso, su legado en la Sección 42 no será recordado por sus logros, sino por la cantidad de veces que su nombre fue mencionado en voz baja… o en demandas legales.

Y mientras tanto, los maestros de base, esos que siguen esperando mejoras reales, miran este circo con resignación. Después de todo, la lección más importante que les ha dejado su líder es que, en el sindicalismo chihuahuense, lo único constante es el escándalo.

Andrea Chávez la gran ausente en reunión morenista con Andy

El pasado fin de semana, la capital del estado fue escenario de una reunión clave para la estructura operativa de MORENA en Chihuahua. El evento, convocado con miras a la reorganización interna del partido rumbo al siguiente ciclo político, congregó a figuras de peso dentro del movimiento guinda. Sin embargo, más que por los acuerdos logrados o las estrategias definidas, el encuentro fue tema de conversación por las presencias y ausencias que marcaron la jornada.

La senadora Andrea Chávez brilló por su ausencia, lo que generó rumores y especulaciones sobre su relación con las actuales dirigencias y su papel futuro dentro del partido. Mientras tanto, dos figuras acapararon reflectores: el secretario general del Comité Ejecutivo Nacional de MORENA, Manuel López Beltrán “Andy”, y el presidente municipal de Juárez Cruz Pérez Cuellar.

Ambos sostuvieron una larga charla, hay mucha confianza entre los dos actores políticos.

En política nada es casualidad, y menos en tiempos donde los reacomodos internos son moneda corriente. La estructura morenista de Chihuahua está en movimiento, pero también en pugna: entre los puros y los recién llegados, entre los que sí se fajan con la camiseta del partido y quienes solo se acercan cuando la cancha parece favorable.

El mensaje de este fin de semana fue claro, aunque confuso: en MORENA caben todos… incluso los que no quieren caber.

“Alex y el arte de vaciar al PRI”

Alex Domínguez y el Arte de acabar con el PRI

Nadie sabe con certeza qué se le cruzó por la cabeza a Alejandro Domínguez, dirigente estatal del PRI y dueño informal del cascarón tricolor en Chihuahua, cuando decidió despedir de un plumazo a Rubén Núñez y Normando Perales, dos de los pocos perfiles serios, experimentados y con algo de credibilidad que le quedaban al Revolucionario Institucional. Una decisión tan torpe como predecible, si uno se atiene al estilo autoritario y errático con el que ha venido operando “el Alex”.

Lo único claro es que, con esta jugada, Domínguez se ha ganado nuevos enemigos… y ha terminado de decepcionar a los pocos aliados que le quedaban. En un partido donde cada día cuesta más llenar una sala de juntas, prescindir de quienes todavía le ponían rostro respetable al PRI es casi como apagar las luces de un hospital donde ya sólo quedaba el velador.

La explicación oficial no existe —ni existirá— pero lo que se comenta en los corrillos políticos es que la orden vino con más víscera que estrategia, más capricho que cálculo. A estas alturas, pareciera que ni Alejandro ni su jefe nacional, Alito Moreno, tienen interés alguno en salvar al partido. Por el contrario, se aferran a hundirlo con una tenacidad admirable, como capitanes decididos a irse al fondo con el barco… mientras los demás buscan salvavidas.

Más grave aún es que Rubén Núñez, uno de los cesados, no fue liquidado conforme a la ley, algo que resulta irónico tratándose de un dirigente que presume su título de abogado y que ha dado clases de derecho laboral. Pero bueno, en el PRI moderno los principios parecen ser una carga innecesaria.

Con este tipo de decisiones, el tricolor en Chihuahua no solo pierde cuadros, pierde alma. La militancia sigue desmoralizada, los simpatizantes cada vez más escasos, y el funcionamiento interno más parecido al de una casa en ruinas. Las reuniones se cancelan por falta de quórum, las oficinas parecen salas de espera abandonadas, y los liderazgos —los pocos que quedan— prefieren el silencio al conflicto.

Lo peor es que nadie levanta la voz. Porque en el PRI de Domínguez y de Alito, quien disiente se va por la puerta de atrás… o lo empujan sin contemplaciones.

A este paso, más que un partido político, el PRI será pronto una triste anécdota. Y lo triste no es que se acabe, sino que lo estén vaciando desde dentro, con saña, torpeza y desmemoria. Porque sí: alguna vez, ese partido fue algo. Ahora, solo queda el eco de lo que fue… y los errores de quienes lo arrastran al olvido.

 

 

 

 

 

 

 

 

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