LURO VERUM
Por Rafael Navarro Barrón
En libertad, pero atado a un proceso judicial que aún no concluye, el periodista Antonio Pinedo Cornejo revela la realidad detrás del caso judicial que lo llevó a prisión por un ‘delito’ tipificado como ‘posible cómplice de peculado’: “Corral me quiso usar para que Maru Campos no fuera candidata y ahora Maru Campos me quiere usar para meter a la cárcel a Javier Corral”.
Rechaza la posición de testigo protegido o estar bajo el ‘criterio de oportunidad’, que es una especie de soplón certificado: “yo no tengo elementos ni pruebas documentales para demostrar que Javier Corral es un corrupto. Los casos de corrupción que estoy seguro se dieron, los conocí de oídas, no tengo ninguna evidencia de ellos…”
En tono enérgico, el historiador y periodista revela que hay tres personajes que deberían de ser investigados por los mismos cargos que a él se le adjudican. Se refiere al ex secretario de Finanzas, Arturo Fuentes Vélez, al exfiscal César Peniche y al senador Gustavo Madero.
“No tengo duda de que se dieron algunas corruptelas que ameritan una investigación a Javier Corral, César Augusto Peniche y Gustavo Madero. Yo informé algunos casos de posible corrupción de los que me enteré, pero le hice saber al Bayo Valenzuela (fiscal Anticorrupción) que a ellos les toca investigar las pistas, la fiscalía tienen agentes para hacerlo”, refirió Toño Pinedo.
Anticipa que las carpetas en su contra se van a caer. No hay elementos para procesarme, las acusaciones “son muy ligeras”. La más fuerte de ellas –narra Toño Pinedo- es la de ‘posible cómplice de peculado’ por una liquidación salarial de 160 mil 553 pesos equivalente a dos meses de salario. Esa forma de liquidación se utiliza en el gobierno para evitar denuncias laborales. No hay nada turbio en el procedimiento.
“Lo del favorecimiento a la empresa Xtreme Sports involucra más a Fuentes Vélez que a mi persona y existen testigos como Guillermo Luján Peña y Stefany Olmos, en aquel tiempo secretaria de la Función Pública. Ellos pueden informar a la Fiscalía Anticorrupción que el ex secretario de Finanzas se aferró a que fuera esa empresa la que tuviera el contrato, porque me quería afectar. Rechazó la licitación abierta y prácticamente ordenó que fuera Xtreme Sports la que fuera contratada”, revela.
Tras estar casi diez meses de prisión, el periodista puede salir a la calle, ir al supermercado o acudir a un restaurante. No hay un brazalete electrónico, ni nada que lo esté vigilando. Incluso puede viajar a otras ciudades del Estado de Chihuahua, siempre y cuando solicité un permiso ante el poder judicial.
Toño Pinedo refirió los momentos que han marcado su libertad. En el supermercado Cotsco de la ciudad de Chihuahua, “literalmente, disfrazada homeless”, refiere el periodista, “me encontré a Cinthia Chavira (esposa de Javier Corral). A rajatabla me preguntó: ¿qué usted no debería de estar encerrado en su casa? Me agarró de sorpresa porque no la identifiqué de momento. Le expliqué que tenía autorizado poder salir de la llamada prisión domiciliaria”.
El periodista refleja su extrañeza: “No era la Cinthia de siempre, era una mujer descuidada, su rostro reflejaba tristeza y amargura. Ambos nos perdimos sin referir otro comentario”.
Pinedo recordó los momentos, “que nos constan a varias personas”, en que fuimos testigos de los malos tratos que Javier (Corral) le daba a Cinthia y la forma en que la primera dama era objeto de agresión verbal por parte del gobernante”.
Ahora, vestida o disfrazada como vagabunda, con un rostro de tristeza, cuestionaba al antiguo amigo de su esposo Javier Corral. Estaba molesta por la libertad de Pinedo.
En entrevista, Antonio Pinedo relató el periodo de estancia en el Cereso de Aquiles Serdán. “A mí en lo particular me cuidaron mucho. Estaba solo en una celda de las conocidas como suites, a diferencia de otros internos que sobreviven hacinados”.
La prisión para el también historiador fue uno de los momentos más intensos de su vida. Leyó 136 libros, “algunos de buena calidad otros malones. Pude leer en el penal lo que en condiciones normales leería en 4 años”, sentencia el director y propietario de la Revista Semanario.
Antes de su detención vivía los días con el temor del arresto. El estrés y la falta de sueño eran su compañía y su flagelo. Ya en prisión pudo dormir entre 8 y 9 horas diarias, reponerse, al grado de subir 2 kilogramos.
“Nadie me puede contar lo que es la cárcel. Fue un momento especial, distinto. Pude enterarme de muchas cosas que pueden ser el punto de partida de muchos reportajes. Estamos hablando de temas que rebasan, en interés, el límite estatal”.
De acuerdo con lo vivido, Pinedo describe la prisión como un lugar donde la gente pasa el tiempo jugando baraja; otros viven en depresión, en silencio, fumando un cigarro tras otro.
En torno al legado judicial que dejó Corral en su contra, Antonio Pinedo explica que son 5 carpetas de investigación, pero en general “son puras trivialidades. Yo no favorecí a nadie, a ninguna empresa”. Y pide tiempo para dar a conocer con lujo de detalle la verdad detrás de su detención.
El periodista adelanta que en muy pocos días realizará una rueda de prensa, donde entregará documentos digitalizados “para que la opinión pública se entere la forma en que Corral intentó afectarme. La idea final era meter a Maru Campos a la cárcel antes de que fuera la candidata oficial del PAN a la gubernatura…”
“Es increíble -señala Pinedo. Javier Corral duró 5 años peleado con el Diario de Juárez, molesto porque decía que escribía puras mentiras y, en el último año, para afectarme a mí, aceptó lo que a contentillo realizó Gema Guadalupe Durán Chávez, la fiscal especializada en Combate a la Corrupción, que basó su investigación en las notas periodísticas de El Diario.
La Fiscalía Anticorrupción del Estado de Chihuahua ha documentado información básica, complementaria y otra que seguramente será rechazada porque se trata de testimonios que no están ligados con la corrupción.
Por ejemplo, existe una información que liga a Corral Jurado con Genaro García Luna. El testimonio describe a un Javier eufórico después de recibir una llamada telefónica. Acababa de ganar la elección al candidato de Duarte y, en días, asumiría la gubernatura.
Aquel momento era digno de platicarlo con sus cercanos colaboradores. Estaban presentes Gustavo Madero, Francisco Muñoz, Fernando Álvarez Monje y posiblemente otros dos más que observaban la festividad del panista porque acaba de concluir la conversación telefónica con García Luna, que le hablaba para felicitarlo por el triunfo en las urnas.
¿Qué creen?, dijo en esa euforia. “Me habló de Miami (Florida) Genaro García Luna para felicitarme por el triunfo en Chihuahua”, dijo Javier Corral que era espontáneo para confiar a su círculo cercano información muy comprometedora para su carrera política.
Existe la sospecha de que Genaro García Luna, el villano favorito del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, financió parte de la campaña de Corral Jurado. De allí la relación entre ambos.
Actualmente, García Luna, está detenido en Estados Unidos por los nexos que sostuvo con el Cartel de Sinaloa durante su gestión como titular de la Secretaría de Seguridad Pública en el sexenio de Felipe Calderón.
En otra ocasión, en un momento de dificultad económica, durante la campaña, refirió que ese asunto se resolvía “con una llamada telefónica”. Solicitaría recursos al empresario lechero Pedro Zaragoza Fuentes con quien años después tuvo una seria diferencia por el tema de las gasolineras.
“Le hago una llamada a Pedro y resolvemos el problema (económico), pero esas llamadas me salen muy caras por los favores que Pedro me pide a cambio del apoyo”, sentenció Javier Corral Jurado.
Luego viene la otra confesión de uno de sus cercanos colaboradores. Fue aquella ocasión que tuvieron que trasladar de la ciudad de México a Chihuahua 750 mil pesos. Los tenía guardados en su departamento de la Ciudad de México y lo dividió entre sus colaboradores para poder realizar el traslado, vía aérea, sin que levantara sospechas. ´
Corral justificó el dinero como parte de una ‘recaudación’ obtenida una noche antes.
Los testimonios anteriores, así como lo ocurrido en la llamada ‘Caravana por la Dignidad’, convocada por Javier Corral Jurado, en su calidad de gobernador del Estado, son parte del nuevo expediente que está abierto para procesar y encarcelar al exgobernador panista, ahora senador electo por el partido Morena.
Corral y su caravana exigían al gobierno de Enrique Peña Nieto la extradición del exgobernador César Duarte Jáquez y la entrega de más de 700 millones de pesos que, según la versión del gobernador, habían sido negados al Estado, en represalia por la investigación judicial llevada a cabo en contra de Duarte Jáquez y del PRI.
La Caravana inició el 20 de enero de 2018 en Ciudad Juárez, Chihuahua y concluyó su recorrido en la Ciudad de México.
Según documentos de la Fiscalía Anticorrupción, Corral Jurado solicitó a nueve dependencias a su cargo el uso de recursos públicos para sostener la Caravana que, obviamente, era de corte política. La investigación establece que el flamante exgobernador desvió más de 8 millones de pesos y que se presenta, hasta este momento, como una de las evidencias más sólidas de corrupción, donde se le involucra directamente como el beneficiario.
Cuando se le preguntó a Antonio Pinedo si veía a Javier Corral en la cárcel. La respuesta fue categórica. “Tiene que estar en prisión. El problema es lo que va a ocurrir cuando esté tras las rejas. Le esperan mentadas de madre, escupitajos y seguramente vejaciones, si le permiten la convivencia con otros internos. El solo nombre de ese cabrón, causa repulsión entre los internos”.
Toño Pinedo narró los encuentros casuales con César Duarte. Él se encontraba en el área conocida como Centro de Observación y Clasificación (COC por sus siglas), lo veía esporádicamente. Lo sacaban en silla de ruedas al área común del COC. Llevaba una mascarilla conectada a un tanque de oxígeno. Cuando platicábamos se quitaba la mascarilla y se levantaba de la silla”.
Luego la ida: “otra vez a la silla de ruedas, otra vez la mascarilla, otra vez la cara de dolor.”
Toño Pinedo, el periodista
Cuando Francisco Barrio arribó al poder como gobernador del Estado, en el año 1992, Toño Pinedo tuvo una mejor cercanía con el poder político.
El director y dueño de la publicación no pensaba en acercamientos económicos, sino en una apertura informativa de mayor calidad. Pinedo siempre rechazó los acuerdos oscuros con el poder, pues eso estaba muy lejos de su visión ética, primero porque sostenía una rígida postura de honestidad periodística y, segundo, por la ‘mojigatería’ moral en que la que se movían algunos panistas, como Francisco Barrio Terrazas.
Era y es la misma mojigatería de Javier Corral, Gustavo Elizondo, Javier Benavidez, el innombrable Manuel Espino, Ramón Galindo. Era el mismo espíritu que rondó en figuras como Luis H. Álvarez y otros tantos de menor jerarquía ‘moral’ y política.
En ellos la honestidad pasó a ser un cliché a través de una oratoria barata que utiliza el principio de la publicidad hitleriana. Ninguno de los nombrados concluyó su actividad política en la pobreza; en la actualidad, sin trabajar un solo día de su vida -salvo el caso de Luis H. Alvarez, que en vida pudo justificar su carrera empresarial- viven en la opulencia, jugando a los demócratas.
Semanario tenía sus propios méritos, allí escribían reporteros selectos como Javier Padrón, José Pérez Espino, Juan Rosales y otros tantos que fuimos invitados a colaborar con trabajos de investigación y artículos editoriales.
Durante años se mantuvo como la mejor edición semanal del Estado de Chihuahua, con un buen tiraje e influencia en el Norte de México.
La revista fue fundada el 14 de julio de 1989. El subtítulo de Meridiano 107, está inspirado en el libro ‘Crónica de un país bárbaro’ del autor Fernando Jordán, en su capítulo ‘Longitud de guerra’, en donde menciona a los hombres guerreros siempre del ‘Meridiano 107 de Chihuahua’.
Fernando Jordán es un periodista e historiador al que Toño Pinedo exalta como uno de los más profundos en la historia de Chihuahua.
En la presentación de la edición de Semanario se establece que fue fundada por los periodistas Antonio Pinedo y Javier Corral.
Paradojas del destino, el socio y parásito exgobernador que fue sostenido económicamente por años por el periodista Pinedo, fue el mismo que preparó el camino para el enjuiciamiento y eventual prisión (en el periodo de Maru Campos) y lo dejó hundirse en un mar de enredos administrativos y de interpretación jurídica para salvar su sucio pellejo como gobernante.
La historia nos narra que, en los tiempos difíciles de Javier Corral, su amigo y socio de la publicación, se convirtió en uno de los tantos mecenas del ingrato y malagradecido ex gobernante. Y la evidencia anecdótica es cien por ciento comprobable: la revista fue creada para que el pusilánime de ‘Javi’, como le llamaba Pinedo, pudiera publicar sus mamotretos periodísticos.
Una realidad en ese tiempo es que los escritos de Javier Corral no cabían en los medios de comunicación convencionales del Estado de Chihuahua, pues sus reiteradas críticas a los gobiernos priistas cerraban la posibilidad de que los periódicos de la entidad publicaran sus artículos editoriales.
Ciudad Juárez siempre ha sido ejemplo del periodismo político; el Diario de Juárez y de Chihuahua aportaron mucho a la democracia, al igual que el periódico Norte de Juárez, cuando lo encabezada el licenciado Oscar Cantú.
En la capital del Estado era un diálogo común entre los reporteros esta versión de informadores fronterizos. La principal característica de los reporteros de Ciudad Juárez era y es su empuje, su irreverencia y un activismo que los hace únicos en el universo de la comunicación.
Al igual que en la capital del Estado, en el siglo pasado avanzó con rapidez la generación de periodistas con preparación académica que conjuntaban sus conocimientos con los reporteros empíricos que día a día envejecían dejando tras de sí un acervo inagotable de enseñanzas.
Esos viejos periodistas, la mayoría de ellos ya fallecidos, enseñaron a los nuevos reporteros los recovecos de la relación poder-gobierno que por aquellas décadas empezaba a modificarse gracias a la nueva generación de informadores.
Esa fue la época en que Toño Pinedo se abría camino. Desde esos primeros años mostró su avidez por los temas que tienen que ver con la historia. De hecho, esa pasión, lo llevó a convertirse en uno de los primeros licenciados en Historia, egresado de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Además, fue un destacado estudiante.
En las pláticas de redacción era un vehemente exponente de los pasajes históricos y de los historiadores chihuahuenses. Escucharlo hablar nos hacía reflexionar y pensar sobre aspectos que superaban nuestros vagos análisis; en ocasiones alabando a los héroes mexicanos y otras veces desmitificándolos.
En los mejores tiempos de Editorial Meridiano 107, empresa que publicó durante décadas la revista Semanario, Toño demostró esa pasión por la historia con la edición de fascículos coleccionables que marcaron una nueva forma de editar revistas al pasar de los temas políticos, sociales y económicos, a una nueva estrategia en la comunicación al imprimir nueve libros que contenían la vida y la obra de personajes olvidados en el Estado de Chihuahua.
Toño Pinedo aprendió los entretelones en los que se mueven los medios de comunicación al sostener una estrecha relación con periodistas como Alejandro Irigoyen Páez y don Carlos Loret de Mola Mediz.
A través del ‘señor Irigoyen’, como le decíamos todos, había conocido al director y dueño del periódico Norte de Chihuahua, Carlos Loret de Mola Mediz quien convirtió a Toño Pinedo en uno de sus periodistas favoritos.
Era común observar a don Carlos y a Toño comiendo o almorzando juntos. De hecho, Pinedo estuvo a punto de ser director de un periódico en la ciudad de León, Guanajuato, propiedad del ex gobernador de Yucatán, pero se atravesó el llamado ‘error de diciembre’ que derribó muchas empresas privadas.
El señor Irigoyen era el subdirector del periódico Norte de Chihuahua y Toño Pinedo era un versado comodín que fungía como reportero y secretario de la Mesa de la Redacción y jefe de la sección internacional.
El periódico Norte de Chihuahua había adquirido un nuevo aire de sobrevivencia luego de años de abandono por la avanzada edad y escasa salud de su dueño y fundador don Luis Fuentes Saucedo, padre del excepcional político y periodista del mismo nombre, don Luis Fuentes Molinar.
El anecdotario no miente: en 1983, Fuentes Molinar reconoció, en un auténtico albazo que le quitó al PRI-gobierno la oportunidad de orquestar un fraude electoral, que el ganador de la alcaldía, en aquella histórica elección había sido el panista Luis H. Álvarez.
A la postre vendría la caída del gobernador Oscar Ornelas acusado por el líder nacional de la CTM, Fidel Velázquez de ‘empanizar’ del Estado de Chihuahua.
La nueva generación de periodistas no entendíamos la magnitud de los personajes con los que convergimos en el periódico Norte. No era cosa menor que un exgobernador fuera el director y propietario, en este caso don Carlos Loret; Alejandro Irigoyen era el subdirector, que además de ser el periodista más prestigiado en el Estado de Chihuahua, era un hombre culto en toda la extensión de la palabra.
Unos años después sería director de El Heraldo de Chihuahua. El mismo cargo lo había ocupado durante años don Carlos Figueroa, una celebridad y un gran periodista. También con una cultura excepcional.
En Ciudad Juárez, Antonio Pinedo asumió por un tiempo la dirección del periódico El Fronterizo y El Mexicano, promovido por el señor Irigoyen.
La muerte de don Carlos Loret ha sido ampliamente documentada por Rafael Loret de Mola, hijo del finado exgobernador de Yucatán.
Rafael Loret señaló públicamente que la política chihuahuense, Graciela Ortiz estuvo involucrada en el asesinato de don Carlos.
La relación entre la política chihuahuense y el exgobernador yucateco se dio en la ciudad de Chihuahua. Graciela era jefa de comunicación social de la delegación estatal del Seguro Social y llegó a sostener una relación estrecha con don Carlos y su pareja sentimental.
En la actualidad, Graciela Ortiz González, quien antes fungía como secretaria de Organización, se convirtió en la presidenta interina del Partido Revolucionario Institucional (PRI) luego de que la Comisión Política Permanente aprobó la separación del cargo de Alejandro Moreno como dirigente nacional y de Carolina Viggiano como secretaria general para que puedan participar en el proceso interno de renovación para el periodo 2024-2028.
Fue a través de un video que Rafael Loret, hijo del ex gobernador de Yucatán, destaca que la exlegisladora era una de las pocas priistas en las que confiaba don Carlos y “le resultó ser una persona embustera”.
Según la versión de Rafael Loret, cuando Chela fue directora de comunicación social del IMSS se hizo amiga de don Carlos y de Rosa Elena Jazo, la compañera sentimental del exgobernador.
Chela Ortiz escaló niveles altos en el manejo de la relación con don Carlos y Rosa Elena, al grado de ser compañía indispensable a quien le confiaban proyectos y planes.
“Ella informó a Manuel Bartlet (actual director de la Comisión Federal de Electricidad en el gabinete de López Obrador) cuales eran los movimientos que seguía mi padre hasta llegar a el famoso retén, donde fue sacrificado por los militares, esta es la historia breve”, destacó Rafael Loret en el vídeo.
En el vídeo se dirige a Chela Ortiz y le dice: “y me di cuenta de que, eras tú, el enlace cuando murió Rosa Elena, tu despojaste en la casa en que vivían porque decías que era de tu propiedad y los despojaste de su futuro y de cuánto pudiste”.
También señaló que la familia Jazo Rico había sido perseguida por Ortiz para anular cualquier posibilidad de que se le señalara como una espía de Manuel Bartlet, icono de la izquierda en la actualidad y él pudo ser el autor intelectual del crimen abierto.
Don Carlos murió en un ‘accidente’ carretero el 7 de febrero de 1986, iba con Rosa Elena, el carro cayó a un barranco de la carreta después de pasar un retén militar que los estaba esperando, dicen que los militares, por orden de Manuel Bartlet despeñaron el auto de Don Carlos.
Ante esto, Rafael Loret indicó que cada vez que se encuentra a Bartlett corre como conejo asustado, como un cobarde, “ya que no me puede mirar directamente a los ojos”.
Este capítulo de la historia, previa a la venta del periódico Norte de Chihuahua, fue la época en que conocí a Antonio Pinedo. Por esos ayeres, el periodista juarense tendría apenas 32 años de edad.
Fueron horas y horas de diálogo en el café de ‘La Esquina’, en de la avenida Juárez y calle 11, en la ciudad de Chihuahua.
Jesús Antonio Pinedo Cornejo, quien fue uno de los colaboradores más cercanos al exgobernador Javier Corral a través de la Coordinación de Comunicación Social, fue detenido hace 10 meses tras ser señalado por su participación en un esquema que, según la investigación del anterior gobierno estatal, favorecía a empresas donde participaban personas allegadas a él.
Conocí a Antonio Pinedo Cornejo exactamente en 1982; en el año 1991 nos volvimos a encontrar en Ciudad Juárez. En febrero de ese mismo año me invitó a trabajar en El Diario de Juárez y un mes después me pidió que fuera jefe de Información, sustituyendo al periodista Moisés Villeda Rodríguez, ya finado.
A la par, trabajé con él en la revista Semanario. Una gran experiencia y jefe. En el tiempo de conocerlo, trabajar y convivir con Toño Pinedo, puedo decir que se trata de un hombre austero, disciplinado, trabajador y emprendedor.
Concebirlo en prisión durante 10 meses, por segunda ocasión, no es fácil, tomando en cuenta que en los dos arrestos siempre ha prevalecido el exceso y el abuso del poder. Hoy está en una libertad condicionada, pero libertad al fin. Hoy puedo escribir y decirle al amigo, bienvenido de nuevo a la vida que te mereces y esperamos con ansias el cúmulo de información que has reunido para hablar por otros que, como tú, viven en prisiones inhumanas y sujetos a jueces de consigna.