Este fin de semana, en la capital del estado, se llevó a cabo una de esas reuniones que no siempre hacen ruido, pero que dicen mucho: sesionó el Grupo de los Diez, ese selecto y discreto bloque de dueños y directivos de medios de comunicación de distintos municipios de Chihuahua. Una mesa plural, por cierto, con poder de opinión y con el pulso bien afinado en temas políticos y de coyuntura regional.
El invitado especial de esta edición fue el diputado local Saúl Mireles, quien no desperdició la oportunidad para estrechar lazos, saludar de mano, tomarse la foto y, por supuesto, aprovechar la sobremesa para soltar uno que otro comentario con sabor a grilla, en especial de su tierra querida: Cuauhtémoc.
Y es que, aunque no lo diga con todas sus letras, el panista ya trae trazado su siguiente movimiento: en 2027 quiere competir por la presidencia municipal de Cuauhtémoc. Su paso por el Congreso ha sido bien calculado, cuidando las formas y mostrando resultados. En los corrillos del PAN se comenta que Mireles está construyendo sin hacer mucho ruido, pero con constancia, sabiendo que para ser candidato hay que sumar desde antes y no esperar a que suene la campana de arranque.

FIDEL BAÑUELOS, LUIS CARLOS CARRASCO Y TONY MUÑOZ
Tiene buena dinámica legislativa, no ha sido de los que calientan la curul para aplaudir sin cuestionar. Ha tratado de mantenerse visible y cercano a su distrito, sabedor de que, para aspirar con seriedad a una alcaldía como la de Cuauhtémoc, se necesita más que buenas intenciones: hace falta estructura, alianzas, y sí, también bendiciones internas.
Eso sí, el camino no será fácil. Cuauhtémoc es plaza competida, de alternancia constante, donde ni el PAN ni Morena ni el PRI pueden cantar victoria antes de tiempo. A Mireles le tocará lidiar con el fuego amigo dentro del blanquiazul, donde los grupos internos no se han distinguido precisamente por su generosidad.
De cualquier modo, el hecho de que ya empiece a socializar su intención en espacios estratégicos como el Grupo de los Diez, revela que va en serio. En política, nada es casualidad. Las sobremesas también cuentan. Y Saúl Mireles lo sabe.
“El Pañalitos, el estratega de doble cara”

ARIADNA MONTIEL Y ANTONIO DOMÍNGUEZ
¡Ah, qué bonita es la lealtad… cuando conviene!
El regidor Antonio Domínguez Alderete, mejor conocido en los pasillos del Cabildo como El Pañalitos —no sabemos si por lo desechable o por lo que trae cargando—, anda más ocupado en su álbum de selfies que en su chamba como regidor. Y no cualquier tipo de selfies, no. Él prefiere las de alto perfil, con personajes como Ariadna Montiel, secretaria de Bienestar. ¿Coincidencia? Claro que no. Las malas lenguas aseguran que Pañalitos anda operando contra la causa del presidente municipal Cruz Pérez Cuéllar. Porque eso de morder la mano que te da de comer parece que se volvió deporte familiar.
Y es que en lugar de reforzar el proyecto político de Pérez Cuéllar rumbo al 2027, como se esperaría de alguien que llegó gracias a esa misma plataforma, Pañalitos prefiere jugarle al rebelde con causa… ajena. Por supuesto, cada guiño político a otros bandos lo presume en redes sociales, no vaya a ser que alguien no se entere de su “valentía” (léase: deslealtad).
Lo más chistoso —o trágico, dependiendo desde dónde se mire— es que su hermano, Andrés Domínguez Alderete, es nada más y nada menos que asesor del presidente municipal. O sea, tienen un pie en cada cancha, por si alguna empieza a hundirse. Porque si algo les gusta a los Domínguez es estar donde haya sombra y presupuesto.
Y claro, traicionar a quien los puso en el mapa no parece pesarles mucho. Total, en la política local el cinismo ya ni se disimula. Por lo visto, el apellido Domínguez Alderete ya es sinónimo de doble juego, cero gratitud y mucho colmillo.
Lo único que falta es que Pañalitos se nos lance como candidato independiente, con eslogan y todo: “Por un Juárez donde los que traicionan, también gobiernen”.
“La Dama de Hierro… del PRI”

CHELA ORTIZ LA DAMA DE HIERRO
La que sí se puso los guantes —y no precisamente de seda— fue Graciela Ortiz, diputada federal del PRI, quien aprovechó el ruido del anunciado divorcio entre su partido y el PAN para hacer su entrada triunfal al cuadrilátero legislativo. Y lo hizo con todo: presentó un punto de acuerdo en la Comisión Permanente del Congreso de la Unión para exigir justicia, mano dura y hasta reparación del daño por el horror destapado en el crematorio “Plenitud” de Ciudad Juárez.
Nada más y nada menos que 383 cuerpos humanos fueron encontrados sin haber sido cremados, como supuestamente se había hecho. A cambio, a las familias les entregaron… cemento y cenizas de animales. Sí, leyó bien. Un fraude indignante que raya en lo grotesco y que ha puesto al Gobierno del Estado contra las cuerdas.
Y ahí, justo cuando todos pensaban que la alianza opositora estaba para llorar, ¡zas! Graciela saca la casta. Porque mientras otros andan llorando por el acta de divorcio PRI-PAN, ella prefirió sacar la espada y recordarle al oficialismo que la justicia no es opcional, mucho menos cuando se trata de un caso tan brutal, tan inhumano, y tan doloroso como este.
Ortiz exigió no solo el castigo a los responsables, sino también un proceso digno para las familias revictimizadas. Porque si algo faltaba al drama era esto: que después de todo el dolor, las familias ahora tengan que volver a identificar a sus seres queridos… entre más de trescientas bolsas, con olor a abandono institucional y corrupción.
Y en una de esas, la priista aprovechó el reflector para dejar claro que al menos ella no va a quedarse callada ni va a jugar al “no me meto porque no me toca”. Algo que no muchos en su partido pueden decir últimamente, sobre todo con tanto tricolor que se ha ido de vacaciones o anda de luna de miel con otros colores.
Así que sí: Graciela se puso exigente, frontal, hasta incómoda. Y vaya que hacía falta. Porque en Chihuahua, parece que el escándalo solo causa reacciones tibias… hasta que alguien, aunque sea del PRI, alza la voz con fuerza. Y lo hace, ojo, no por estrategia política, sino por decencia humana.
¿Será que ahora sí se rompa el pacto de impunidad? ¿O solo fue un round de sombra para dejar claro que en el PRI todavía queda alguien con algo de vergüenza y temple? Veremos. Pero por lo pronto, alguien se atrevió a decir lo que muchos callan: que no se puede seguir jugando con la muerte. Mucho menos, con los muertos.