Después de todo el teje y maneje que se armó desde el PAN estatal para sacar un candidato de unidad en Ciudad Juárez, ayer por fin los blanquiazules terminaron por ungir a Ulises Pacheco Rodríguez como nuevo presidente del Comité Directivo Municipal.
Dicen que el poder se nota, y vaya que Daniela Álvarez, la mera mera del PAN estatal, no lo disimuló ni tantito. Bastó con que apareciera la gobernadora Maru Campos en la asamblea municipal para que todos entendieran quién mueve los hilos y de dónde salió la bendición. El mensaje fue claro: la línea baja desde Palacio.
Ahí, frente a todos los azules, el flamante dirigente juarense quedó no solo ratificado, sino hasta apapachado. Y cómo no, si el salón del Cibeles estaba a reventar, de esos eventos donde ni un alfiler cabe. El ambiente fue de fiesta: porras, abrazos, selfies y sonrisas de oreja a oreja. El optimismo terminó contagiando hasta al más amargado, y los panistas de hueso colorado ya se sentían listos para “volver con todo” a Ciudad Juárez.
Pero como bien dice el dicho: “una golondrina no hace primavera”. Tampoco basta con una asamblea llena de aplausos para que el PAN se suba al ring y se ponga a pelear en serio rumbo a las elecciones del 2027. Les falta cancha, les falta candidato y, sobre todo, les falta demostrar que pueden dar el ancho en una plaza tan complicada como Juárez.
Porque una cosa es la unidad de papel, esa que se presume en discursos y comunicados, y otra muy distinta es lograr sumar de verdad. Les urge bajarle al ego, hacer un poco de autocrítica y, sobre todo, sacar empatía del cajón para conectar con la raza fronteriza.
Que no se les olvide: la pura fiesta no gana elecciones. Y si de veras quieren dar pelea, más vale que de aquí al 2027 encuentren a un candidato que no solo tenga la venia de Palacio, sino que también tenga arrastre en la calle.
DORA VILLALOBOS. LA MEMORIA QUE NO SE RINDE

La periodista Dora Villalobos en su presenteacin de su libro
En tiempos donde la prisa del presente parece querer borrar la memoria, hay quienes se empeñan en mantenerla viva. Tal es el caso de la periodista ojinaguense Dora Villalobos Mendoza, quien presentó la segunda edición de su obra “Siguen Buscando Justicia”, un libro que vuelve a poner sobre la mesa aquel episodio que marcó la historia política y social de Chihuahua: el ataque al cuartel militar de Madera, ocurrido el 23 de septiembre de 1965.
La cita fue en el Museo Casa Redonda, con un ambiente cargado de reflexión y respeto. No era un acto más de cultura; fue, en realidad, un recordatorio de que hay heridas que no terminan de cerrar. Víctor Quintana fungió como presentador, Gabino Gómez como moderador, y por supuesto, Dora como la voz principal que relató el camino que la llevó a reunir y dar forma a los testimonios que ahora conforman esta segunda edición.
Villalobos explicó que el trabajo no fue sencillo, pues implicó años de investigación y la búsqueda de relatos dispersos que poco a poco fueron armando el rompecabezas de aquella mañana sangrienta. Ocho guerrilleros muertos y cinco sobrevivientes fue el saldo del asalto, pero el eco de aquel suceso sigue retumbando seis décadas después, como una herida abierta que reclama verdad y justicia.
No es casualidad que la reedición llegue justo en el marco del 60 aniversario. El tiempo, en vez de apagar la memoria, parece avivarla cuando se trata de temas que tocan fibras tan sensibles como la represión, la lucha armada y el costo de la búsqueda de un país más justo. Dora Villalobos no solo entrega un libro, entrega un recordatorio de que, en Chihuahua, y en México entero, la memoria histórica es un terreno en disputa.
El libro no solo relata los hechos, sino que se convierte en un acto de resistencia contra el olvido. Al final, lo que queda claro es que mientras haya quienes sigan escribiendo, investigando y recordando, también habrá quienes sigan buscando justicia.
La “gira de las gracias” con poco que agradecer

Claudia pronto en Ciudad Juárez
Finalmente se confirmó lo que ya se venía rumorando: la presidenta Claudia Sheinbaum estará en Ciudad Juárez el próximo fin de semana, como parte de su recorrido por el bloque norte que incluye también a Coahuila y Baja California. Hasta ahora, nadie sabe la hora ni el día exacto, pero lo cierto es que Juárez ya está en la agenda presidencial, como lo confirmó el propio alcalde Cruz Pérez Cuéllar.
Será la cuarta visita de Sheinbaum a Chihuahua, aunque en esta ocasión bajo un nuevo formato: la llamada “gira de las gracias”, pensada para difundir los logros del primer año de su administración. El detalle es que en tierras chihuahuenses los logros son tan escasos que la visita parece más de protocolo que de resultados.
Porque, si vamos a hablar de agradecimientos, ¿qué puede agradecer Juárez? Ni siquiera el hospital transexenal del IMSS, esa obra eterna que ha pasado de sexenio en sexenio como herencia maldita, ha logrado abrir sus puertas. Y si ese es el ejemplo más visible de lo que no se ha hecho, imagínese cómo andan los demás pendientes.
La visita, sin duda, será un evento político más que administrativo. El presidente municipal tendrá su espacio para lucirse como anfitrión, los operadores locales se alistarán para llenar sillas y aplaudir, y los discursos se vestirán de cifras nacionales que poco o nada reflejan la realidad fronteriza.
En resumen, Sheinbaum viene a agradecer… pero aquí en Juárez todavía hay más reclamos que aplausos.